El canto de los pájaros es lo único que se escucha en la frontera

En promedio han ingresado cuatro personas al día por la frontera Las Chinamas, en el municipio de Ahuachapán.

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Por Cristian Díaz

2020-03-17 8:00:20

AHUACHAPÁN. El bullicio y el desorden desaparecieron en la frontera Las Chinamas, en Ahuachapán, que luce casi desolada debido a las medidas sanitarias aplicadas para posponer el ingreso del nuevo virus Covid 19

El silencio en la zona fronteriza es tanto que se podía escuchar el canto de las aves que anidan en la zona, que es rica en vegetación y donde se encuentra el río Paz, que es la línea divisoria natural entre El Salvador y Guatemala. Ese canto de las aves era imposible apreciar hasta hace unos días por la gran cantidad de personas y vehículos que transitan entre ambos países.

Incluso el tono de la voz de las pocas personas que están en la zona ha bajado, pues las conversaciones son casi murmullos para evitar ser escuchados por otros.

Ayer, a las 10:30 de la mañana apenas cuatro personas habían llegado procedentes de Guatemala, a la espera de ser trasladados a algún albergue para cuarentena. Desde El Salvador nadie buscaba salir.

Pero dicha tranquilidad contrasta con la preocupación de comerciantes y cambiadores de monedas del lugar, quienes están pasando dificultades económicamente por la restricciones de paso en las fronteras.

En el lugar se mantienen al menos media docena de cambiadores, quienes se han visto afectados casi en la totalidad de sus ganancias. Algunos de ellos pidieron al presidente de la República que avale un decreto que detenga el pago de sus compromisos económicos mientras dura la situación.

Elizabeth Sánchez, quien atiende uno de los siete negocios ubicados en las proximidades del puente El Jobo, explicó que a veces no venden nada y lo máximo han sido $20 al día, cuando anteriormente era más.

El promedio de ingresos diarios a El Salvador ha sido de cuatro personas, a excepción del lunes que antes del mediodía fueron trece salvadoreños. Ese día, cuatro microbuses trasladaron a personas a diferentes sitios para ser sometidos a la cuarentena impuesta por el gobierno.

Actualmente los empleados de Aduana, Migración, Policía y Ejército sobrepasan en gran número a las personas en tránsito.

“Estamos bien afectados porque no hay paso y los únicos que logran pasar son llevados a cuarentena y a veces no pueden comprar; de esa manera nos ha afectado bastante y no sabemos hasta cuando y si de la noche a la mañana también nos van a decir que cerremos los negocios … Es la primera vez que estamos viviendo esto; siempre se han visto bajas pero son por cuestiones que empieza el año escolar, o cuestiones sencillas, no como estas. Nosotros la verdad estamos como en zozobra de qué va a pasar el día de mañana con nosotros porque el gobierno les va a ayudar a la empresa privada pero ¿y nosotros, como comerciantes informales?, con nosotros no se ha planteado nada, ni siquiera han hecho mención de nosotros”, razonó la comerciante.

Erick Huezo llegó ayer a las 9:00 de la mañana procedente del vecino país, donde estuvo, junto a dos familiares, desde la semana pasada cuando ingresó por turismo.

En ese entonces no había ninguna restricción, por lo que al imponerlas el gobierno salvadoreño optaron por permanecer en Guatemala, sobretodo por el desorden que hubo inicialmente.

“Primero tuvimos la intención de pasar la cuarentena en Guatemala pero cuando nos dimos cuenta de que no era así la cosa, dijimos ‘solo que mejoren las cuestiones de los albergues’, porque al principio todo el mundo dice que era un caos, que la gente hacinada, y gracias a Dios ya mejoró y tomamos la decisión de venirnos … como dicen, ‘al mal paso darle prisa’”, dijo el salvadoreño.

El autobús que los iba a trasladar para que sometieran a cuarentena tenía programada la salida a las 2:00 de la tarde, en espera que llegaran más personas del vecino país.

Un segundo viaje estaba programado a las 8:00 de la noche; después de esa hora, las personas tendrían que dormir a la intemperie a la espera de la unidad del siguiente día.