“Chuncheretal”, idiosincrasia salvadoreña a la venta

“¡Ve, Chis! ““Avixa que ya es viernes”, “Pisto””Chirilicas” y otras expresiones propias de los salvadoreños han sido usadas por dos emprendedoras para dar vida a peculiares artículos.

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Tazas, camisetas, bolsos, cosmetiqueras, agendas, libretas, mamelucos, delantales y más de una decena de productos más, forman parte del catálogo de este emprendimiento, cuyo éxito son las frases coloquiales que usamos los salvadoreños. Fotos EDH / Yessica Hompanera

Por Tania Urías

2019-09-21 6:00:17

Salvadoreños residentes en Estados Unidos son los principales clientes de Denise Avilés y Rocío Fontanals, quienes hace diez años crearon “Chuncheretal”, un emprendimiento que ofrece accesorios con frases, dichos o palabras propias de los salvadoreños.

“Nuestra oferta es un diseño único de objetos que nos conectan con nuestra tierra”, contó Denise, la creativa de este peculiar equipo.

Chuncheretal comenzó cuando Denise debió viajar a España a estudiar una maestría, allá se enamoró y se quedó a vivir, pero cada dos años regresaba a El Salvador y quería llevar a sus amigos regalos que reflejaran la idiosincrasia de su tierra.

Como diseñadora gráfica que es comenzó a elaborar los accesorios ella misma. Primero fueron camisetas con frases o palabras como “Micos y pericos” “¡Ve que chivo!”, “Chirilicas”, “Chusón”,”gasiosa” y otros, de inmediato las camisetas despertaron la curiosidad de la gente.

Luego, incluyó tazas que además de las frases, tienen dibujos del salvadoreño típico: de baja estatura, moreno y regordete o de animales que son populares en el país como los micos, los cusucos o los “chuchos”.

La aceptación fue que tal que contactó a su amiga de infancia Rocío, para contarle su idea y emprender un negocio. El nombre les vino de “chunche”, palabra que usamos los salvadoreños para referirnos a un objeto.

 

Rocío Fontanals es arquitecta y se encarga de la administración del negocio y Denise Avilés, aporta la parte creativa.

Era el 2009 y los emprendimientos de este tipo eran casi desconocidos. Tampoco habían mucho apoyo o financiamiento, aplicaron lo que ambas sabían de Marketing, aprendido en la universidad y se lanzaron a buscar proveedores de materia prima.

 

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La venta inicial fue con amigos y familiares, mismos que hasta hoy continúan nutriéndolas con ideas.

Un hotel en Suchitoto fue el primer lugar que les abrió las puertas para colocar sus artículos, luego una tienda de artesanías en la capital y ahora los ofrecen en el Museo Marte, en La Piscucha, Soya Nutribar y Tienda Cabal, todas en San Salvador, además de Míster Elote, en Santa Ana.

La copia, su principal obstáculo

Denise estudio publicidad y diseño en El Salvador, y luego hizo un master en Diseño Multimedia en España, Rocío es arquitecta.

Las emprendedoras están convencidas que sus productos tienen potencial, ambas participaron hace unos meses con la marca en un concurso que convocó el Ministerio de Economía, y al que llegaron más de 200 emprendedores, de estos eligieron 50 para ubicarlos en la tienda que el Ministerio tiene en el centro histórico y obtuvieron un espacio, mismo que también ganaron en el Aeropuerto , ambos sitios han sido una oportunidad, porque sus principales clientes son compatriotas que viven fuera.

Sin embargo, esta apertura y el auge que han tomado productos también han provocado un problema, la copia masiva de sus accesorios.

“Yo invento un diseño y lo ponemos a la venta, a la semana , lo veo en otro lugar, igualito. Lo copian, sin que nadie haga nada al respecto, ojalá hubiera regulación sobre esto”, contó la diseñadora. A pesar de ese tropiezo, ambas, no abandonan esta idea, que las llena de orgullo y tienen el sueño de conseguir un socio en EE.UU., que les ayude a comercializar sus diseños.

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