China defiende relación con El Salvador y cuestiona a EE.UU.

El país asiático reaccionó tras advertencia de una funcionaria estadounidense de que “China no juega bajo reglas justas”, y que incurre en prácticas nocivas para los países.

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La embajadora de la República Popular de China, Ou Jianhong, afirmó en abril pasado que el convenio de relaciones entre su país y El Salvador se hizo de forma transparente. Foto EDH / ARCHIVO

Por Ricardo Avelar

2019-11-01 6:15:31

En un comunicado, la embajada de la República Popular China en el país expresó su indignación por las declaraciones de la subsecretaria adjunta para Asuntos del Hemisferio Occidental de EE. UU., Julie Chung, quien advirtió al gobierno de Nayib Bukele que el país asiático no “juega bajo reglas justas”.

La funcionaria estadounidense dijo a diferentes medios informativos que el país asiático incurre en prácticas nocivas como la “diplomacia de la deuda” para ahogar a países pequeños con grandes necesidades.

Advirtió que China representa riesgos para la seguridad nacional y la cíberseguridad, y citó casos de espionaje en los que han estado presuntamente vinculadas empresas chinas cercanas al gobierno de Pekín.

Finalmente, destacó el récord débil de respeto a los derechos humanos en ese país y pidió a El Salvador reflexionar sobre qué tipo de valores esperan de sus socios internacionales.

“Esta misión diplomática expresa su fuerte indignación y contundente oposición a estos comentarios irresponsables, infundados e hipócritas“, cita el comunicado.

Añaden que las relaciones entre su país y El Salvador responden a decisiones soberanas de ambos bandos, a pesar de cualquier diferencia ideológica. Más aún, señalan que estos lazos “corresponden a los intereses fundamentales de largo plazo de los dos países y sus pueblos”.

Por ello, aseguran que este nexo debe ser respetado, en lugar de criticado o interferido, en relación a las opiniones vertidas por la subsecretaría Chung. Con base en la experiencia de 180 países incluyendo a Estados Unidos.

Embajadora ve nexo fructífero

En agosto de este año, la embajadora china Ou Jianhong aseguró que la relación entre su gobierno y el de Bukele está en proceso de fortalecimiento.

Esto a pesar de que Bukele, cuando era aún presidente electo, dejó la puerta abierta a un eventual regreso a reconocer a Taiwán. Según la premisa de “una sola China”, el gobierno de Pekín pide a sus aliados diplomáticos reconocer que Taiwán es parte de ese país, por lo que no legitiman el gobierno en Taipei ni admiten que un país tenga relaciones oficiales con ambos.

Esta vuelta a Taiwán fue una de las misiones del nuevo embajador de EE. UU. Ronald Johnson, según él mismo lo admitió en marzo. Sin embargo, desde su cargo actual no ha habido más que advertencias, sin una presión mayor para retroceder.

En esa conferencia la embajadora Jianhong recordó que “el 27 de junio de este año, Bukele declaró que las relaciones entre China y El Salvador son plenas y establecidas”.

Según dijo, ambos países se verán beneficiados por ese nexo, el cual ya está produciendo frutos, como constantes visitas entre diversas delegaciones para discutir asuntos de gobierno, temas económicos, de innovación y agricultura.

Asimismo, la embajadora destacó que “en 2018, el volumen comercial entre China y El Salvador superó a los $1.7 mil millones, con un crecimiento sumamente rápido” y puntualizó que las exportaciones salvadoreñas a China alcanzaron los $85.89 millones, lo que supone un aumento del 82%.

La diplomática agregó que las relaciones con El Salvador “no se apuntan a ninguna tercera parte, no participaremos en una competencia viciosa con ningún país, no crearemos la esfera de influencia en busca de objetivos geopolíticos”.

En la misma línea de eso, ayer denunciaron las advertencias de Julie Chung, quien afirmó respetar el derecho de El Salvador de elegir a sus socios pero pidió cautela con una China que, dijo, “no es el estandarte de la transparencia”.

Desde el establecimiento de relaciones entre El Salvador y China, las declaraciones de Estados Unidos sobre esta relación han sido de advertencia, pero también han mostrado “decepción” por la forma en que se dio el cambio.