En las próximas dos semanas, Real Madrid y Barcelona pasaran del cómodo ambiente que les ofrece una Liga Española donde son amplios favoritos a ganarlo todo, a una Liga de Campeones de la UEFA donde tendrán que pagar una alta cuota de esfuerzo para mantener su derecho de piso y seguir aspirando al máximo trofeo del viejo continente.
Tanto blancos como azulgranas dejaron inconclusas sus eliminatorias de octavos de final del torneo, ante Manchester City y Nápoles respectivamente, y el próximo mes la UEFA requerirá que ambos se pongan al día para definir si califican o no para la especie de “Eurocopa” que tendrá lugar en Lisboa del 12 al 23 de agosto, con el resto del campeonato disputándose a partido único.
Antes de ese evento, Madrid y Barça tienen que mirar al presente inmediato. Un City muy sólido y desafectado ya por lo que siga ocurriendo en suelo inglés, así como un Nápoles entonado gracias a su alirón reciente en Copa Italia, amenazan con apear a dos de los grandes candidatos a la lista de espera por la “Orejona”.
Ciudad incómoda
Los madrileños tendrán que echar otra vez de la mística blanca en copas europeas si quieren remontar en 1-2 que les endosó el Manchester City en el Santiago Bernabéu, una costosísima derrota en lo anímico y lo moral que también se saldó con la expulsión del capitán Sergio Ramos.
Si bien el Madrid no ha perdido en Mánchester desde 2003 (aquel mítico 4-3 ante el United), ni tampoco ha perdido sus últimas cuatro eliminatorias ante rivales de esa ciudad, los blancos aún no han logrado vencer a los “Citizens” en sus últimas dos visitas al estadio Etihad (1-1 en 2012 y 0-0 en 2016).
Por si este ante antecedente no pesara demasiado, cabe recordar que solo hay un antecedente de una remontada a un equipo que ganó de visita 1-2 en una eliminatoria europea: el Ajax de Ten Hag liquidó este mismo Real Madrid en octavos de la temporada pasada, con un 1-4 en Chamartín que desencadenó una crisis que hasta hace pocas semanas pudo capitular el cuadro merengue con la conquista de la Liga Española.