Pantalones de lona entre $8 y $15, zapatos deportivos para niños en $7 y para adultos de no más de $20, son parte de las múltiples opciones que puede encontrar en la calle Rubén Darío y la Calle de la Amargura a inmediaciones del Mercado Central.
Los comerciantes están listos con una variedad de tallas, colores y estilos y aunque no son marcas reconocidas, insisten que la calidad es “buena” tomando en cuenta el precio.
En la calle Rubén Darío, conocida como el epicentro del comercio informal, hay desde aparatos electrónicos, enseres para el hogar, ropa, calzado, carteras, bisutería y accesorios para el automóvil. La lista es larga como lo es la enorme cantidad de gente que inunda los puestos en busca de rebajas.
Oportunidad para comerciantes
Para los vendedores de la calle, diciembre es el mes en que pueden ganar un poco más de dinero que les permite pagar los útiles escolares de sus hijos en enero, medicamentos u otros gastos extras.
En una de esas calles encontramos a Ana Marroquín, que junto a su hija y su sobrina, venden pijamas de algodón, a dos por $5.
Lo primero que llamó la atención fue su rostro pálido y su cabeza cubierta con una gorra. Luego contó que un día antes había recibido su última quimioterapia para tratar un cáncer de ovario. Dejar de vender en esta temporada no es una opción para personas como ella, que no tienen otra forma de generar ingresos.
Lo mismo opinó don Héctor Henríquez, que lleva 42 de sus 67 años vendiendo juguetes en la calle Rubén Darío. “Lo que más busca la gente son dinosaurios que caminan y tienen luces y los carros control remoto. Para las niñas los muñecos pelones, nunca pasan de moda”, contó.
A unos pasos de don Carlos se hallaba Gabriela López, ofreciendo blusas de mujer a $5 y pantalones de lona a $8. Ella aseguró que este fin de semana esperan a familias completas que llegan a comprar los estrenos.
Los relojes y la bisutería también son otros artículos a bajo costo y muy demandados, estos pueden rondar desde $2 a $5 por unidad, tanto para hombre como para mujer.
Aunque la calidad de estos artículos puede ser cuestionada, lo cierto es que el 60% del comercio en el país es informal, según gremiales de empresarios, y las fiestas de Navidad y de fin de año significan una oportunidad enorme para que los vendedores de la calle mejoren sus ingresos.
