Cárcava de la Santa Lucía, un problema que nadie quiso resolver

Las 195 familias que han resultado afectadas por el socavón en la residencial Santa Lucía, estuvieran en otra situación si las diversas instituciones hubiesen actuado cuando se les solicitó ayuda. Las cartas que les enviaron nunca tuvieron respuesta.

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Las lluvias que cayeron a mediados de octubre de este año provocaron graves derrumbes, afectando a las familias de la residencial Santa Lucía. Foto EDH/ archivo

Por César Jiménez

2019-11-03 9:32:53

Las dimensiones que tiene la cárcava de la residencial Santa Lucía, en Ilopango, es ahora un reflejo de que las instituciones competentes no actuaron, ya sea por negligencia o porque no tenían recursos para resolver el problema. Esa es la percepción que se han formado 195 familias que resultaron afectadas y muchas de ellas han tenido que abandonar sus casas por el peligro que representa el socavón.

La junta directiva de la colonia tiene documentos con los que prueban que pidieron ayuda a la alcaldía de Ilopango, al Ministerio de Obras Públicas (MOP), Ministerio de Gobernación, del Medio Ambiente y Protección Civil, cuando se dieron cuenta de que una obra de mitigación que se construyó en 2009 comenzó a dañarse.

 

Al menos 250 familias fueron evacuadas alrederor del perímetro de la cárcava, autoridades de Obras Públicas han dicho que los trabajos podrían tardar ocho meses.

 

La obra que se ejecutó en ese año fue para mitigar la cárcava que se formó en 2008, la cual arrasó con dos viviendas.

Daniel Santos, miembro de la junta directiva de la residencial, aseguró que en 2015 pidieron a la comuna de Ilopango que revisara el estado de la obra de mitigación; sin embargo, fue en 2016 que Protección Civil evaluó la plataforma que detenía el sistema de muros gaviones.

“Se hizo un reporte. Protección Civil nos lo entregó y así pasó el 2016. En 2017 fue cuando cayó la primer plataforma y eso quería decir que se debía tener una nueva para que no cediera la segunda y luego los gaviones; pero terminó de caer ese mismo año y eso nos complicó más”, recordó Santos.

 

 

En las cartas que enviaron en 2016 al MOP, Medio Ambiente y Gobernación, expusieron la urgencia de ejecutar nuevas obras para que la zona “aguantara el invierno” y se pudiera evitar una tragedia, expuso el residente.

Fue precisamente en la plataforma de la obra que comenzó a ensancharse la cárcava, donde se erosionó la base; a parte de ello, el río Chagüite comenzó a ganar terreno en la zona afectada, lo que complicó aún más la situación.

Cuando se formó el socavón en 2008, el MOP construyó seis terrazas en el punto donde antes fue un barranco, en ellas colocó un pozo colector de aguas lluvias y negras que desembocaría directamente al fondo de la quebrada.

El muro guardanivel tenía socavada de la base, que la protegía del cause de la quebrada en invierno, pero al quedarse sin apoyo provocó un cambio en la elevación y favoreció la erosión del suelo y provocó su avance hacia las obras.

“En nuestra humilde opinión la obra tenía una falla porque la plataforma donde caía el agua estaba muy lejos del río Chagüite y caía en tierra blanca, y eso empezó a minar el suelo”, opinó Santos.

La desesperación también llevó a la junta directiva en 2018 a exponer el problema ante la Comisión de Obras Públicas de la Asamblea Legislativa.

A los diputados les presentaron material audiovisual donde les mostraron el problema, les entregaron las cartas que habían enviado a los distintos ministerios, así como un informe de la Dirección de Adaptación al Cambio Climático y Gestión Estratégica de Riesgo (Dacger) del MOP, cuyo diagnóstico estableció que la erosión en los taludes y bermas (barreras) era consecuencia de la falta de mantenimiento de las obras de drenaje que fueron construidas y su vida útil disminuyó considerablemente. Pese a ello, tampoco a los diputados les interesó el problema porque no tuvieron respuesta, lamentó Santos.

Añadió que otro problema es que las tuberías de aguas lluvias de varias colonias cercanas van a parar a la residencial, abonando a que la cárcava continúe creciendo.

“Recibimos aguas lluvias de la colonia Santa Eduviges, de la Calle Principal, es decir que las de Valle Nuevo y Matazano vienen a dar acá (Residencial Santa Lucía) y de una comunidad que se llama San Antonio”, detalló.

De acuerdo con Santos, las obras que se construyan más adelante por las instituciones competentes, ya serán muy tarde para las 195 familias, debido a que muchas no podrán volver; y lamentó que no se haya atendido el problema cuando lo expusieron.

Tierra blanca

El geólogo del Consejo de Alcaldes y Oficina de Planificación del Área Metropolitana de San Salvador (Coamss/Opamss), Alexander Chávez, explicó que en la zona hay capas de tierra blanca, producto de la erupción en la Caldera de Ilopango, a 11.6 kilómetros de la residencial Santa Lucía.

Chávez aseguró que hay una investigación que se hizo este año que muestra el recorrido de la erupción de la Caldera de Ilopango que, posteriormente, dejaría como resultado grandes capas de tierra blanca.

Esta tierra se generó por flujos piroclásticos (compuestos por gases y material sólido, como ceniza y rocas, capaces de fluir a grandes temperaturas y velocidades), surges piroclásticas (el extremo más diluido porque son mucho más gas que materiales sólidos) y las oleadas piroclásticas que alcanzan mayor velocidad y distancia.

“En las inmediaciones más cercanas a la caldera cayeron de 60, 40 y 20 metros (de tierra blanca), por eso es que estos sectores son tan problemáticos porque tienen espesores importantes de tierra blanca joven (TBJ) y en Santa Lucía el espesor podría ser de 40 a 20 metros. Sería bastante”, explicó el geólogo.

Para el caso de la cárcava en la residencial de Santa Lucía, dijo que el fallo del guardanivel hizo que la quebrada se ensanchara y retrocediera, afectando a las tuberías.

“Fallan las tuberías y el agua mina más y (la quebrada) retrocede. Este tipo de casos los he visto bastante, donde se dejan las descargas hacia un río y este de repente baja su nivel, caen las descargas y empiezan a retroceder”, expresó.

“Generalmente por la lluvia o por el sol de repente se van haciendo grietas, se va cayendo poco a poco el material y es muy constante. Esto se natural… se va como partiendo, cayendo y luego viene el otro pedazo que también se viene cayendo. Esos son procesos naturales que vemos más que todo en la quebrada”, ejemplificó.

Chávez consideró que es importante conocer la mineralogía (composición del suelo), saturación y los ciclos de carga y descarga de los suelos con tierra blanca.

“Un suelo de estos es resistente, pero al saturarse (de agua) colapsa”, indicó el especialista.

Hay taludes que con cierta humedad aún son resistentes, pero no soportan algún tipo de peso cuando se saturan y se derrumban, dijo.

El duro día a día en la Santa Lucía

Vivir cerca de una cárcava que amenaza constantemente en avanzar, escuchar los retumbos de los deslizamientos de tierra o no poder descansar con tranquilidad por estar pendiente del problema han sido parte del día a día que los habitantes de la residencial Santa Lucía han experimentado en los últimos años.

María López, de 72 años, es una de ellas. Tenía 18 años de vivir en la zona y ahora cada vez que se habla del tema tiene ataques nerviosos.

“Cada vez que hablamos de esto (de la cárcava) recuerdo cómo se iba lavando todo, porque en este año (2019) iba a toda velocidad, quizás cada cinco minutos o segundos se desprendían trozos grandes de tierra”, aseguró.

Otro de los afectados fue el miembro de la directiva, Daniel Santos, quien vivió con su familia por más de 15 años en esa colonia con casa propia y un pequeño negocio; pero el 16 de octubre tuvo que dejar todo atrás por el peligro que representa la cárcava.

Ellos y otras 194 familias están adentro del perímetro de riesgo que Protección Civil ha trazado; aparte de eso debían evacuar la zona por seguridad hasta que el Ministerio de Obras Públicas construya las obras definitivas.

Santos pasó de tener su casa propia a alquilar por $150 una vivienda en jardines de Sel Sut, a cinco kilómetros donde antes vivió, comentó que todas las demás familias afectadas han tenido destinos diferentes.

Dijo que algunos han encontrado vivienda cerca, otros más retirados y algunos decidieron quedarse por diversas razones, ya sea porque el presupuesto no alcanza para cubrir el costo de alquiler, por proteger a sus hijos, entre otros.

“Cada uno (encontró un lugar para habitar) como pudo. ¿Cómo buscar una casa en horas? Es imposible. Toda la rutina se va, más en la situación en la que estamos porque no solo es moverse y ya estuvo”, dijo con impotencia.

Santos lamentó la situación que todas las familias afectadas están atravesando, quienes han tenido que dejar atrás todo lo que un día construyeron. “No solo dejo mi casa sino que parte mi vida, trabajo y esfuerzo”, lamentó.