Biólogos piden el rescate del río Sapo, refugio de especies casi extintas

Este es el único sitio del país identificado como lugar de residencia del puma,

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Por Susana Joma

2019-06-28 4:30:55

Un equipo de biólogos salvadoreños lanzó ayer la campaña “Salvemos al Río Sapo”, destinada a proteger y restaurar la cuenca alta de afluente, que está ubicado al norte del departamento de Morazán, y el cual se considera refugio de la última población de pumas residentes del país, del garrobo cola espinosa, la rana de cristal y el rey zope, entre otras especies en peligro de extinción, incluso a nivel mundial.

La iniciativa, que también se conocerá como S.O.S Río Sapo, es impulsada bajo la sombrilla de la empresa de consultorías ambientales Bio Sistemas Network y las organizaciones no gubernamentales Territorios Vivos El Salvador y Fundación Naturaleza.

Como parte de la campaña se tiene previsto crear un Fondo y un Consejo para la conservación del sitio, según informó Juan Pablo Domínguez, biólogo que funge como director general de Bio Sistemas.

Domínguez subrayó que este movimiento ciudadano empezó a gestarse a mediados de 2018, como parte del proyecto de responsabilidad socioambiental, y se enfocaron en el río Sapo porque sus más de 6,000 hectáreas la convierten en una de las mayores extensiones de hábitat terrestre del país, y porque además tiene potencial de convertirse en una reserva binacional con Honduras.

Entre las acciones que se llevarán a cabo están: sostener acercamientos con los cerca de 600 propietarios de las tierras que conforman la cuenca, con miras a que se organicen y ayuden a conservarlos los atributos naturales del área; coordinar acciones con los alcaldes de los municipios que tienen jurisdicción en el área, y gestionar dinero para comprar tierras para el mismo fin. Mayor información se puede obtener en la página web: http://salvemosriosapo.org

El biólogo manifestó que en forma previa realizaron estudios para determinar qué especies animales y qué tipo de vegetación prevalece en este momento, y el daño que presenta la zona como resultado de la expansión de comunidades, el turismo descontrolado y los emprendimientos ecoturísticos mal manejados, como ya ocurrió en los puntos conocidos como El Bailadero del Diablo, El Valle del Muerto y la poza La Culebra. En estos últimos lugares se perdieron especies de líquenes que eran únicas.

“A través de las cámara trampa (que instalamos) para el monitoreo de la fauna que tenemos se ha podido detectar un buen número de cazadores”, agregó.

La creación del Consejo y el Fondo permitiría un manejo del territorio y propiciar las condiciones para desarrollar investigaciones.

Melissa Rodríguez, bióloga especialista en mamíferos, de la Fundación Territorios Vivos de El Salvador, afirmó que se sumaron a la iniciativa por el potencial que tiene de convertirse en área protegida binacional, y la importancia de especies vegetales que en peligro como la del pino roble y otros.