Aumento de remesas dependerá de situación de empleo en los EE.UU.

Más de la mitad de los inmigrantes salvadoreños trabajan en sectores esenciales de la economía estadounidense lo que permitió mantener a flote las remesas el año pasado, la recuperación económica de Estados Unidos supedita el mantener el crecimiento de esos flujos al país.

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El año pasado los compatriotas enviaron a El Salvador $5,274 millones en remesas, de acuerdo con datos del Banco Central de Reserva (BCR). Foto/ Archivo

Por Tomás Guevara

2021-01-10 11:00:49

Ramón Ortega es un inmigrante salvadoreño que trabaja en la construcción y durante la mayor parte del año pasado lo trabajó con toda normalidad porque los proyectos ya estaban en curso y el pico del verano en el sector es de los más ocupados; antes de diciembre y cuando la situación por COVID-19 empezó a empeorar también su bolsillo fue resintiendo el efecto del paro al escasear el trabajo.

La consecuencia directa es que la situación ya no permite enviar remesas a sus familiares con el mismo ritmo que lo hizo durante la mayor parte del año pasado; durante el período álgido de la crisis con la paralización de actividades por más de tres meses por parte del gobierno salvadoreño, como estrategia para contener los contagios, él tuvo que reforzar la asistencia con efectivo más allá del circulo de familiares directos.

“Todos necesitados y como no había de dónde agarrar uno tiene que hacer un esfuerzo y ayudarles en lo que se puede”, comenta Ramón. Este salvadoreño ha comenzado este año con baja en el trabajo y en su situación migratoria no califica para los cheques de estímulo aprobados por el gobierno ni a otros beneficios de desempleo al que pueden calificar aquellos con estatus legal.

La historia se repite para el inmigrante Maudiel Rivera, de Chirilagua, San Miguel, quien también ha visto una baja en la actividad laboral con una compañía de construcción por efecto de la baja regular del invierno y agudizada por el incremento de la pandemia. Consecuencia menor flujo de recursos para sus padres –adultos mayores- que necesitan cubrir gastos médicos y otras necesidades básicas en el país.

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La perspectiva de las remesas para el Norte de Centroamérica y el Caribe, regiones que poseen la mayor concentración de población migrante en Estados Unidos y que en conjunto envían miles de millones de efectivo que se convierten en amortizadotes de las economías de sus países, se mantendrá en una tendencia sostenida de crecimiento que podría llegar al cuatro por ciento en casos como El Salvador.

El Banco Interamericano de Desarrollo, BID, y otras organizaciones enfocadas en la región han llevado un monitoreo minucioso del año 2020 para estimar el comportamiento del sector en el ciclo de 12 meses que recién inicia.

Con gran parte de los daños por el impacto de pandemia de coronavirus se han contabilizado, todavía queda ver cuánto más dure el fenómeno, pero analistas como Manuel Orozco, una de las voces autorizadas para tratar el tema de remesas para la región desde Washington, pone algunos puntos a tomar en cuenta para el año que iniciamos.

En principio Orozco ve positivo que más del 40 por ciento de los inmigrantes salvadoreños trabajan en puestos esenciales en Estados Unidos como cadena de suministro de alimentos, construcción y otros rubros que no han parado, y que de paso hoy por hoy las autoridades ven prioritario inmunizar con las vacunas; al poner en este sector en los primeros tractos de los que serán vacunados garantizaría que sus empleos seguirían vigentes.

El aporte de dinero a sus familiares en El Salvador se vio levemente reducido en los primeros meses por la pandemia. Foto/ Archivo

Esta semana el gobernador de Virginia, Ralph Northam presentó el plan de vacunación y los trabajadores esenciales –donde laboran cientos de miles de salvadoreños- seguirá en prioridad en la primera etapa, luego de vacunar al personal médico, de respuestas de emergencia y de asistencia en centros geriátricos; los trabajadores están dentro del Grupo 1C en los planes de vacunación antes de la primavera.

Orozco mira este como un aspecto positivo, sumado a la recuperación del empleo que en lo que transcurrió desde la reactivación económica al final de la primavera ha ido bajando en puntos hasta llegar hasta el 6.5 por ciento de desempleo, lo que se acerca dos puntos del promedio de 2019.

Los estudios del BID y del Centro de Migración y Estabilización Económica, de la agencia Creative Associates Internacional en Washington parten de los reportes de crecimiento con los que cerró el 2020 para plantear la perspectiva del sector para este año que inicia.

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El Salvador alcanzó un crecimiento de las remesas el año recién pasado del 0.8 por ciento, comparado con 2019 al contabilizar unos 5,274 millones dólares, con datos tomados del Banco Central de Reserva, con un crecimiento calculado en 3.5 por ciento.

Para países como El Salvador, Honduras y Guatemala, donde sus migrantes aportan en algunos más del 20 por ciento del Producto Interno Bruto, PIB, con las transferencias de efectivo giradas por distintos proveedores desde Estados Unidos, esos fondos se mantuvieron –con tendencia al alza el año pasado- a pesar de la contracción económica derivada de la crisis sanitaria.

El BID analizó en un informe sobre comportamiento de “Remesas en CID y crisis de COVID-19” y el impacto en cada país, en el caso de El Salvador por ejemplo se acentúa la importancia de ese torrente de efectivo que en más del 80 por ciento está destinado a la manutención de la familia y a cubrir los gastos directos de vivienda y servicios básicos; una seria alteración de esos recursos plantearía una agudización de la pobreza o necesidades básicas en amplias franjas de población.

También es crucial porque El Salvador es la nación del continente con mayor población trabajadora fuera de sus fronteras patrias, al superar el 25 por ciento de connacionales laborando fuera del territorio, según estima el BID, tomando como fuentes los datos de la División de Población del Fondo para Asuntos Económicos y Sociales de la Organización de las Naciones Unidas.

Monitoreo de datos
El seguimiento pormenorizado que hace tanto el estudio del BID como el Reporte del Centro de Migraciones, revisan el comportamiento de la reactivación económica y como ha afectado de manera positiva o negativa a determinadas comunidades.

El Salvador por ejemplo tiene la mayor parte de su población que envía remesas concentrada en cinco estados: California con el mayor porcentaje, 32 %, seguido de Texas con el 15 %, Virginia y Maryland rozan el 8 % cada estado y Nueva York el 7.9 %.

La recuperación de empleo en esos estados y con la reactivación económica y el impacto en la segunda ola de la pandemia que restrinja la actividad económica al empezar este 2021 es una variable que todavía no se ha despejado; en conjunto la revisión tira al optimismo dados los trabajos que desempeñan la mayoría de trabajadores salvadoreños y de otros países centroamericanos.

El estudio del Centro de Migraciones considera que El Salvador alcanzará un crecimiento de al menos 4 % de las remesas en este año, acercándose a los datos de 2019, antes de la nueva normalidad; la recuperación laboral que mostró el año pasado y la perspectivas de control de la pandemia que supone el plan masivo de vacunación en Estados Unidos son los alicientes.

A esto se suma que los trabajadores centroamericanos sentirían una menor presión ante su estadía en el país al esperar un cambio drástico en el enfoque de la política migratoria de Estados Unidos con la llegada del presidente Joe Biden el 20 de enero y consumado el control demócrata de ambas cámaras del legislativo federal estadounidense, todo ello apunta a perspectivas positivas.

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