Así nació la asociación comunal Segundo Montes

Fue fundada por unos ocho mil refugiados que tras asentarse, formaron la asociación comunal como modelo de desarrollo económico alternativo; pocos años después fracasó.

Por Jorge Beltrán Luna

2019-09-15 7:30:39

El 18 de noviembre de 1989, unos 50 salvadoreños retornaron del campamento de refugiados en el municipio de Colomoncagua, Honduras, donde se habían refugiado desde principios de la década de los 80, cuando la guerra civil en El Salvador arreció.

Esos salvadoreños llegaron al municipio de Meanguera donde vivieron días aciagos, de miseria, por la falta de alimentos y de una vivienda. Se asentaron en los terrenos que más les parecieron, los cuales habían sido abandonados por sus propietarios, siempre a consecuencia de la guerra.

Pero a principios de 1990, los cerca de ocho mil salvadoreños refugiados en Colomoncagua regresaron a Meanguera, liderados, entre otras personas, por Juan José Rodríguez, y fundaron la Comunidad Segundo Montes.

De acuerdo con vecinos de Meanguera, Rodríguez era hermano del comandante Jorge Meléndez, conocido como el comandante Jonás, quien era uno de los máximos cabecillas de la guerrilla en el sector norte de Morazán.

Busto de Segundo Montes en el municipio de Meanguera, departamento de Morazán. Foto EDH/ Lissette Lemus

En cuanto la guerra acabó, fue conformada la Asociación Comunal Segundo Montes, aseguran excombatientes del Fmln, con el propósito de hacer un experimento que demostrara que se podía construir un modelo económico distinto al capitalismo.

“Aquí fue identificada como polo de desarrollo económico. Aquí había maquinaria que tal vez a nivel nacional no había. Todo eso era donado por otros países”, comenta un exfuncionario municipal de Meanguera, que asegura que fue muy poco tiempo el que trabajó en el proyecto.

“Había de todo. No se tenía necesidad de pasar el (río) Torola. Era una maravilla ver la comunidad con todos aquellos equipos y herramientas de producción. Aquí fluyó el dinero. Plata vino en abundancia; si esto no se lo hubieran acabado, fuera una maravilla”, dice un joven artesano que cree que si la Asociación Comunal hubiera tenido éxito, los jóvenes de ese sector de Morazán no tendrían necesidad de viajar de manera ilegal a Estados Unidos.

El “modelo económico alternativo” estaba afincado en varios comités, cada uno con un fin específico. Estaba el comité que se encargaba de la producción: agricultura, ganadería, granjas avícolas; el comité de salud, que administraba las clínicas instaladas en la comunidad; el comité de educación y hasta un comité de relaciones con organismos nacionales e internacionales de ayuda y desarrollo; era una especie de cancillería.

Inicios de la Radio Segundo Montes. Al fondo, su actual director Juan Lucas Aguilar. Fotos tomadas del libro La Tierra Prometida, de Steve Cagan.

Cada uno administraba sus áreas, eran como secretarías de un micro estado.

La Comunidad Segundo Montes está conformada por cinco asentamientos: Hatos 1 y 2, El Barrial, San Luis y Los Quebrachos.

En estos cinco lugares estaban instaladas una fábrica de zapatos, una fábrica de ropa, un banco comunal, una casolinera, una fábrica de concentrados, cinco supermercados, un taller de estructuras metálicas, una carpintería, granjas avícolas (con unas 25 mil gallinas), hatos ganaderos, granjas de cabros, de cerdos y conejos, una empresa de transporte público con tres buses (los Wendy Patricia), una radio comunal, varias clínicas, guarderías, panadería, gasolinera, fabrica de embutidos, escuelas…

Los vecinos ahora inconformes lo resumen así: no había necesidad de ir más allá del río Torola; aquí teníamos todo.

Los principales donantes fueron ayuntamientos españoles y, particularmente, el de Valladolid, de donde era originario el sacerdote Segundo Montes. La familia del sacerdote, asesinado el 16 de noviembre de 1989, puso mucho énfasis en la educación y contribuyó mucho económicamente en infraestructura para la educación de la comunidad.

Sin embargo, la asociación comunal no fue capaz de mantener ese proyecto y ahora como una de las pocas cosas que subsisten está el Instituto Tecnológico Segundo Montes que desde el 2018 está bajo la administración de la Universidad Centroaméricana, según empleados del instituto.

Sin duda, aquel proyecto esperanzador que a principio de la década de los 90 unió a más de 8,000 salvadoreños que regresaron de su refugio en Honduras y que juntos, con mucha ayuda extranjera, echaron a andar, es el mismo que ahora es motivo de descontento entre los habitantes del municipio de Meanguera debido a lo que señalan como corrupción, incapacidad y ambición de parte de quienes ahora administran los pocos bienes que quedan como vestigio de aquel sueño.