“Aprendemos nuestros derechos para transformar nuestra realidad”

La iniciativa del proyecto “El poder en la voz de las niñas: exijo mis derechos para transformar mi historia”, nace en Quezaltepeque con el objetivo de empoderar a las niñas de entre 8 y 16 años.

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Por Menly Cortez

2019-10-11 4:30:10

Vanesa Rivera, Karla Pineda y Larissa Ávalos son tres niñas que viven en el municipio de Quezaltepeque, departamento de la Libertad. Las niñas, a pesar de vivir en realidades distintas, tienen un interés en común: aprender sobre sus derechos para poder defenderlos.

Las tres han tenido la oportunidad de asistir al taller “El poder de la voz de las niñas”, impartido por Rocío Mendoza y Marilin Cabezas, dos jóvenes graduadas de la licenciatura de Trabajo Social en la Universidad de El Salvador que por medio de su emprendimiento social “Leer para soñar” buscan empoderar a la niñez con metodologías alternativa, para la prevención de la violencia y la construcción de un ambiente de paz en dicho municipio.

Ambas profesionales, Rocío (26 años) y Marilin (28) comentan que su emprendimiento inició en el 2016 con la idea de incentivar a los niños a la lectura y la correcta escritura en centros escolares de San Salvador, pero al ejecutar el proyecto observaron que dentro de las actividades que realizaban con niños y niñas se reproducían actitudes de desigualdad y signos de violencia de género durante las jornadas de los talleres. “Eran situaciones pequeñas pero muy chocantes”, comenta Rocío.

Por ejemplo, lo niños separaban a las niñas de sus juegos diciéndoles que ellas “iban a salir llorando”. En otra ocasión, durante la toma de una fotografía del grupo, los niños dijeron que ellas debían sentarse adelante porque saben sentarse con las piernas cerradas. También algunas niñas sufrían bullying de parte de los niños por su apariencia física.

Las trabajadoras sociales, que han tomado el rol de educadoras, han recibido capacitaciones previas sobre temas de género y técnicas alternativas de enseñanza, gracias a lo cual han estructurado su taller en el que participan 45 niñas de entre 8 y 16 años de tres centros escolares.

El proyecto busca que las niñas empoderen sus sueños, encuentren su propia voz para exigir sus derechos, además de proveerles conocimientos para que puedan identificar y evitar los abusos de todo tipo.

La iniciativa dura un año y medio, está estructurado en cinco módulos en los que las niñas aprenden historias de mujeres que han trascendido en la historia, profundizan sobre la deconstrucción de estereotipos, se inculca la importancia de crear redes de amistad entre mujeres, trabajan la defensa personal, definen las características para identificar a los agresores y crean acciones y herramientas junto a la comunidad para fomentar una vida libre de violencia.

El proyecto, que es apoyado por el programa del Fondo Centroamericano para Mujeres, trata de tener un impacto en las niñas a través de la pintura, la lectura, la escritura, audiovisuales, muralismo y performance.

Para Pilar Sánchez, subdirectora del Centro Escolar Caserío Estanzuelas, el programa es una gran oportunidad para mejorar la autoestima de las niñas, su participación social y evitar situaciones de riesgo en su vida. “Al enseñarles sus derechos pueden tomar mejores decisiones para sus vidas”, agregó la educadora.

Marta Soledad Ramos, mamá de Vanesa Ramos, comentó que está entusiasmada con el proyecto pues fortalece la educación de su hija para luchar por sus sueños; asimismo, afirmó que gracias a la información que su hija le comparte sobre el taller, ella misma ha aprendido a valorarse más como mujer. “Escuchar a Vanesa hablar de nuestros derechos me empodera aún más como mujer y madre”, agregó.

El Día de la Niña se conmemora cada 11 de octubre debido a que la Organización de las Naciones Unidas aprobó una resolución conmemorativa para este día, con el objetivo de visualizar los problemas que las menores de edad enfrentan en todo el mundo, en especial en los países en subdesarrollo, donde según la ONU la discriminación y la violencia contra ellas es más recurrente.

Según el Fondo de las Naciones Unidas Para la Infancia (Unicef), además de estudios realizados por Plan Internacional, las niñas salvadoreñas se enfrentan todavía a problemas como: matrimonio o unión forzada infantil, agresiones sexuales por parte de sus familiares o amigos cercanos, deserción escolar debido a la maternidad y discriminación basada en los estereotipos de género.


Vanesa Carolina Rivera Ramos

Vanesa Carolina Rivera Ramos tiene 13 años de edad, en la imagen la rodean objetos que son importantes para ella, como sus libros favoritos, objetos de manualidades que realiza, sus medallas ganadas por ser una estudiante destacada en su escuela y un par de zapatos que representan el sueño logrado por su hermano mayor.
Foto EDH/ Menly Cortez

.“Al conocer la lucha de otras mujeres reflexioné de algo tan sencillo como el voto, me impresionó y me indignó conocer que antes las mujeres no éramos ciudadanas y no podíamos elegir ni ser elegidas, no nos tomaban en cuenta en la sociedad y eso estaba mal porque a nosotras también nos afecta lo que un presidente diga o haga”, consideró la adolescente.

Según dijo, ha aprendido que las niñas no deben conformarse con poco, sino que “debemos luchar para lograr más y ser mejores cada día. Nuestros derechos van más allá del derecho a la vida, la salud… nuestros derechos son más específicos”.
Vanesa sueña con ser directora de cine o diseñadora gráfica. Actualmente cursa sexto grado, su materia favorita son sociales y artística, pues se considera una lectora curiosa de la Historia y en su tiempo libre gusta de crear manualidades. En su tiempo libre disfruta de la lectura y su libro favorito es “El principito”. Es aplicada y todos los años gana medallas de primero y segundo lugar académicos.


Karla Saraí Pineda Pérez 

Karla Saraí Pineda Pérez de 10 años de edad es una niña amante de los animales, en especial de los caballos, ella sueña , sueña con trabajar como licenciada en contaduría y seguir los pasos de su madre, aunque en matemática sea una de las materias que le cueste más.
Foto EDH/ Menly Cortez

Karla Saraí consideró que “aprender a identificar nuestros derechos es importante, (porque) nos ayudará a lograr nuestras metas y sueños cuando seamos grandes”.
La joven comentó que le impresionó mucho la historia de Prudencia Ayala, la mujer que en 1930 quiso postularse de presidenta y que por su sueño sufrió burlas y discriminación, por dicha razón afirma que se siente motivada a aprender para ayudar a otros de grande, pues también está consciente de que hay personas que no dejan que las niñas tengan sus propios derechos y las violentan.

“No he visto cosas violentas, pero me da tristeza que ocurran cosas así en el mundo, por eso cuando sea grande sueño con ayudar a las personas y a los animales”, manifestó.

Karla cursa el cuarto grado, le gusta cantar, sueña con trabajar como licenciada en contaduría y seguir los pasos de su madre, aunque en matemática sea una de las materias que le cueste más.


Stefany Larissa Ávalos 

Foto EDH/ Menly Cortez

“Es importante no dejar de luchar por los sueños, en lo poco que he aprendido me da sentimiento el sufrimiento que otras niñas y mujeres pasaron antes para lograr sus sueños, me ha motivado a no dejar mis sueños y luchar por ellos”, reflexionó Stefany.

A la joven le impresionó mucho el discurso de una niña, que vieron durante el taller, en el que relataba que las “niñas están hechas de dulces, de flores y de acero”, pues dentro de una sociedad machista las menores deben soportar y crecer con muchos atropellos a los derechos. “Si somos de acero, en ocasiones soportamos abusos o discriminación, incluso por nuestros compañeros de escuela”, acotó.

Stefany ama la música, en especial los géneros urbanos como el rap. A pesar de que se considera una niña tímida sueña con dedicarse a la música. En su tiempo libre gusta escuchar música y escribir canciones. Le gustaría aportar por medio de la música a un cambio social, dijo.