La doctora Ana Cristina González Vélez es optimista y considera que esta generación puede motivar cambios a las restrictivas políticas de interrupción de embarazos en El Salvador.
La exdirectora nacional de Salud Pública en Colombia habló con El Diario de Hoy sobre los riesgos de la penalización total del aborto que hay en el país y advirtió que las mujeres más pobres son las más afectadas por esta política. Sin embargo, motivó a que los medios y la sociedad civil inicien una discusión honesta que desemboque en políticas más honestas y sensatas. Esto es lo que hablamos:
¿Cuál es el efecto de que en El Salvador haya una penalización total del aborto?
El primero es el efecto de inseguridad. Cuando una mujer va a interrumpir un embarazo, no importa si está totalmente prohibido el aborto, buscará una manera de hacerlo. En esa búsqueda se encuentran procedimientos inseguros. Estos tienen efectos sobre su salud, pues pueden generar enfermedad o hasta muerte. La misma Organización Mundial de la Salud ha dicho claramente que los marcos legales restrictivos tienen un efecto sobre la inseguridad del aborto.
El otro efecto crítico es el efecto sobre la desigualdad. En los países con total penalización del aborto, quienes pueden acceder a un procedimiento seguro son mujeres con los medios económicos y la información para no exponerse a lo que dijimos en el punto anterior. Los efectos reales de la penalización recaen sobre mujeres más pobres, menos educadas y que viven en zonas más aisladas, que son quienes finalmente terminan siendo perseguidas y criminalizadas.
¿Cómo se ve desde la perspectiva médica el argumento de que el aborto es un asesinato?
El aborto es un procedimiento que busca que la gestación no termine en un nacimiento. Lo resuelto por la mayoría de las cortes es que una cosa es la protección de la vida de una persona humana, y la única persona en esa ecuación es la mujer. En ese sentido, ella es la única portadora de derechos.
La otra es la vida en gestación o la vida potencial. La Corte Constitucional de Colombia dijo, cuando despenalizó 3 causales de aborto, que en ningún caso la protección de una vida potencial va sobre la protección de la vida de una persona y por ende de sus derechos.
Este debate sobre interrupción de un embarazo genera controversias y solo hay una forma de asegurar que los derechos de todas las personas, a favor y en contra, puedan ser protegidos, y es el escenario que permite la interrupción del embarazo. Los escenarios restringidos imponen a una sociedad entera la moral de unos pocos mientras que en escenarios que permiten interrupción le permiten a cada persona actuar de acuerdo con sus necesidades, conciencia y llevar adelante la decisión que considere más conveniente para su propia vida.
Desde una perspectiva de políticas públicas, ¿qué cabida tienen argumentos moralistas o incluso religiosos?
Yo tuve la oportunidad de ser directora nacional de Salud Pública y aprendí que en cada caso debes tener en cuenta si hay una población afectada. En este caso son las mujeres. Si lo hay, debes pensar qué causa la afectación para tomar medidas. Y el problema de los argumentos emocionales o religiosos es que son totalitarios, no dejan lugar a la interpretación u otros puntos de vista y sepultan la conversación democrática. No puedes formular una política basada en las creencias de una minoría porque tu obligación es proteger el interés de una sociedad y una comunidad. Los aspectos emocionales pueden ser parte de la conversación social pero no pueden ser el elemento que oriente una conversación sabiendo que hay muchos argumentos de política pública y derechos humanos, además de argumentos éticos. Los valores hacen parte de la conversación y quienes defendemos la despenalización total del aborto también lo hacemos con base en valores, como la convicción de que es una obligación moral de los estados proteger la vida de las mujeres y no solo como un hecho biológico: no solo impedir que mueran sino asegurar un proyecto de vida y no obligarlas a la maternidad. Si le impides a una mujer interrumpir el embarazo le creas una obligación para siempre.
Las prohibiciones no detienen prácticas “no deseadas”. ¿Cómo se mira esto en casos de aborto?
Este es el caso paradigmático para explicar que las prohibiciones no sirven. Hay mucha literatura que demuestra que la prohibición total no cumple su función, es decir que ninguna mujer deja de abortar sin importar el contexto restrictivo. Crear un delito de aborto se hace para amenazar un delito en particular y lo que está demostrado es que ese delito no detiene la práctica de abortos, pues si una mujer toma la decisión de abortar, la llevará adelante, sin importar qué tanto se ponga en riesgo su vida o qué tanto se las persiga.
En temas de salud es importante considerar que cuando existe el delito lo que sí se logra es disuadir a que las mujeres busquen ayuda y estas se demoran en buscar ayuda en una institución de salud porque tienen miedo a la denuncia o que las persigan, apresen o maltraten y eso hace que cuando llegan a las instituciones de salud probablemente es muy tarde para ellas.