Albert Camus, interlocutor de la posguerra

“Algunas veces, el coraje y la impotencia duelen tanto que uno no pueda ni gritar ni llorar”. Albert Camus en “Les Muets” (Los sin voz) en l´Éxile et Royaume (El Exilio y el reino), París 1957.

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Albert Camus (1913-1960). / Foto Por EDH-AFP

Por Doctora Katherine Miller

2019-05-19 4:30:01

Esta semana, los europeos siguieron conmemorando el fin de la Segunda Guerra Mundial, que se llevó consigo tantas situaciones diversas que están siendo celebradas y deploradas hasta en la actualidad.

Consideramos el contexto para los escritos y publicaciones de Albert Camus (1913-1960), interlocutor de la posguerra y la Guerra Fría, que abarcan el período desde el Armisticio en Europa en 1945, incluye la derrota de Francia en Indochina, además de los acuerdos que terminaron la Guerra en Argelia y el comienzo del envío de asesores militares de EE.UU. en 1960, año en que murió Camus.

Vale recordar, como trasfondo, que Francia durante la posguerra perdió su imperio en el sureste de Asia, en el Caribe y en África. Los territorios gobernados por Francia desde Dakar eran sus colonias de Argelia, Tunicia, Guinea Francesa, Sudán, Senegal, Dahomey (Benin) la Costa de Marfil, Mauritania, Níger y Burkina Faso. Gobernando desde Brazzaville había otras colonias francesas en África: Cameroon, la República Central de África, Chad, Gabón y El Congo (Brazzaville).

El fracaso del imperio colonial francés (denominado la Unión Francesa) comenzó casi inmediatamente después de la Segunda Guerra Mundial, en Indochina, y terminó con la Batalla de Dien Bien Phu en 1954, cuando los vietnamitas de Indochina se unificaron al país y a la liberación de sus colonias en África.

Casi simultáneamente, el mismo año, los árabes musulmanes de Argelia, en el norte de África, escogieron 1954 para comenzar su guerra de liberación de Francia, aprovechando, estratégicamente, la debilidad militar, diplomática y política de Francia. Ellos atacaron los cuarteles militares y sedes de la policía francesa en Argelia, solo cuatro meses después de Dien Bien Phu, causando una suerte de histeria nacional en Francia y en su gobierno. El general Charles de Gaulle de los Free French (resistencia no-comunista francesa contra la ocupación nazi de Francia) declaró que el imperio francés no sobreviviría la pérdida de Indochina. Y enseguida, comenzó la guerra de Argelia.

Además de la Guerra en Argelia, internacionalmente surgieron las situaciones en Yugoslavia bajo Tito y en Albania bajo Enver Hoxha, la independencia de la India del Reino Unido en 1947, la independencia de Indonesia de los holandeses en 1949, la crisis del Canal de Suez en 1956 (cuando Gamel Abdel Nasser nacionalizó el Canal), la formación del nuevo Estado de Vietnam, el Bloqueo de Berlín y el Puente Aérea. Encima de todo, comenzó la Guerra Fría cuando Sir Winston Churchill anunció:

“Desde Stetin en el Báltico hasta Trieste en el Adriático, una cortina de hierro ha descendido a través de nuestro continente”.
Churchill pronunció este mensaje en Missouri, Estados Unidos, el día 05 de marzo de 1946.

El Plan Marshall había comenzado casi inmediatamente después del Desembarco en Normandía (junio y julio 1944), y eso impulsó la formación de la Comunidad Económica Europea, precursora de la Unión Europea. Enormes terremotos políticos, militares y culturales también caracterizaron la posguerra. Ejemplos, entre otros, son la Guerra Civil Griega y la Revolución China bajo Mao tse-tung y, en 1950, la Guerra en Corea, con las tensiones en la península coreana entre China y Estados Unidos.

Así es que, el armisticio firmado el 10 de mayo de 1945 en Riems, Francia, no se llevó acabo en un globo de cristal suspendido y separado del contexto internacional de la posguerra. Ni marcó la paz inmediata.

Albert Camus, participante en la resistencia contra la ocupación de Francia por los nazis, con su periódico Combat también estaba colaborando con Jean-Paúl Sartre y Simone de Beauvoir en Francia, habiendo abandonado (temporalmente) a su Argelia natal.

Camus, en un principio, fue clasificado públicamente como existencialista, clasificación que él rechazó fuertemente cuando llegó el momento de la separación dolorosa de Jean-Paúl Sartre y Simone de Beauvoir, quienes quedaron en el campo de la revolución y sus absolutismos.

Muestra de la segregación que existía en la Argelia colonial y la humillaciones que ejercían los franceses en los pobladores musulmanes. Foto EDH / AFP

En el transcurso de esta separación de Sartre, Camus explica con precisión que él no se considera un existencialista, si no un pensador y filósofo de lo absurdo. Además durante el desarrollo del contexto de su filosofía de lo absurdo en la posguerra, comenta que lo absurdo, en primera instancia, “nace en la confrontación entre el grito del ser humano y el silencio sin razón del mundo”. Con eso quería decir que: la fricción entre las dos produce lo absurdo y provoca la decisión razonada de la rebelión que libera, no solamente de un individuo, si no de toda la humanidad en su colectividad. (Citado en Olivier Todd. Albert Camus. A Life).

Las premisas de su filosofía de lo absurdo se pueden dibujar comenzando con la publicación de Noces (Bodas) en 1938, con la celebración de la belleza de la vida del individuo en el mundo material, aquí en la tierra en la costa del Mar Mediterráneo de Argelia. Después, Camus sigue su manera de desarrollar sus argumentos filosóficos no con un estilo racional y lógico, pero sí con un flujo de conciencia pasando a una segunda premisa, en su ensayo El Mito de Sisifo (1942), donde plantea la pregunta filosófica primordial, una vez que sabe lo que pasó durante y después de la Segunda Guerra Mundial: si uno debe suicidarse o quedarse con vida.

En su formulación de la filosofía de lo absurdo, Camus comienza su argumento con los elogios de la belleza del sol y frescura en la costa del Mar Mediterráneo en Argelia en el verano, en Noces (Bodas): el individuo en el mundo material pasa desde esta felicidad con lo que pasa en la Segunda Guerra Mundial y la posguerra, cuando la irracionalidad es revelada con el descubrimiento de muchos crímenes de guerra premeditados que son tratados en los juicios de Nuremburg.

En reacción al crimen del asesinato racional del “hitlerismo”, como lo denomina en su largo ensayo El Hombre Rebelde (l´Homme Révolté), el individuo en nombre de la humanidad tiene reservado el derecho de examinarse y decidirse a rebelar contra la irracionalidad del universo: rebelar es el concepto clave–no hacer una revolución con sus absolutismos, los que Camus rechaza. Es la decisión de rebelar, por el bien común, como nos explica después en su obra maestra El Hombre Rebelde (L´Homme Révolté) (1951): “Yo rebelo para que nosotros podemos ser libres”.

Camus regresa, en última instancia, en su obra definitiva sobre la filosofía de lo absurdo, al principio de sus argumentos originales, tan metafóricos, completando y respondiendo a la pregunta del Mito de Sisfo (si uno debe suicidarse o no)con la propuesta de rebelión—no con la revolución y sus dogmas y absolutismos. El hombre rebelde reconoce su ser y su derecho a rebelión que no es una rebelión individual, si no a favor de la humanidad. Y descubre este derecho a la rebelión por medio de su razonamiento consigo mismo.

Lectura y cine recomendados

Camus, Albert. El Mito de Sisfo, Noces, Regreso a Tipasa, El Hombre Rebelde.

Curtiz, Michael, Director. Casablanca (cine).

Beauvoir, Simone de. Los Mandarines

Lanzmann, Claude. El Amante (basado en la novela de Marguerite Duras, El Amante de la China del Norte (cine).

Pontecorvo, Gilles, Director. La Batalla de Argelia (cine)

Todd, Olivier. Albert Camus. A Life

Wagnier, Régis. Indochina (cine)

Dibujando en las sombras de la guerra en Argelia, avanza hacia una tercera premisa en su desarrollo de la filosofía de lo absurdo, con la presentación de un acto absurdo del protagonista de su novela. Meursault, el protagonista en El Extranjero (1942), mata a un árabe sin razón conocida por nadie, ni por sí mismo. El asesinato del árabe es absurdo en sus resonancias con el enfrentamiento filosófico entre el individuo y la incomprensibilidad del mundo de la guerra y posguerra en Europa, donde hay crímenes ilógicos contra millones de personas durante la guerra, revelados en la posguerra. Esta parte del argumento sobre lo absurdo en El Extranjero trata específicamente de una situación anómala en Argelia, en medio de la ocupación de Francia por Alemania.

En los argumentos en que desarrolla la filosofía de lo absurdo, Camus considera la resonancia y la transferencia de su primera premisa sobre la fricción e irritación entre el individuo y el universo irracional, en un momento enorme en la historia de la posguerra: la derrota de Francia en Dien Bien Phu y el comienzo de la Guerra en Argelia, la primera de las grandes olas de guerras para su independencia de las colonias francesas, alemanas, portuguesas e inglesas en África, que marcaron las décadas de los 50 hasta los 70, es decir, los primeros 20 años de la posguerra. El individuo se queda en su fricción con la incomprensibilidad del universo, producto, esta vez, del comienzo de la Guerra de Argelia por razones incomprensibles al individuo, en este caso Camus, colono francés y argelino.

Escuchamos la voz de Camus, ahora internacionalmente importante, que resuena en Noces (Bodas) celebrando la belleza de Argelia, aun en medio de la Guerra de Argelia, tierra de árabes, judíos, beréberes y colonos europeos.

Camus, nacido en Argelia, hijo de una madre española y un padre francés, formó parte de un gran grupo de franceses llamados pieds noirs, literalmente, “pies negros”: señalando que sus pies quedaban en África negra, mientras que sus cabezas estaban en Francia con los blancos.

Camus laboró durante toda su vida como escritor de ensayos, dramas y novelas, pero siempre trabajaba como periodista y corresponsal de guerra. Él mismo se identificó como alguien a quien favoreció una solución negociada del conflicto entre todos los grupos raciales de Argelia, incluyendo el grupo al que él perteneció: los colonos o pieds noirs.

No es necesario señalar que su vida literaria coincidió con las primeras décadas de la posguerra en Europa. En su ensayo Una Conciencia limpia comentó que:

“Es demasiado fácil permitir que se sacrifiquen otros, y si los franceses de Argelia cargan con su parte de la responsabilidad, los franceses de Francia no deberán olvidar su responsabilidad tampoco”, ensayo publicado como parte de sus Crónicas argelinas.

Como periodista fue a Kabylie, donde vivieron los árabes más pobres, para documentar y publicar la situación de la hambruna diaria, los bajos sueldos y el bajo nivel de educación provista por Francia a los habitantes de esa región. También criticó las prácticas de tortura psicológica y física de los árabes, junto con el terrorismo practicado por el ejército francés contra los árabes argelinos. Los puntos de fricción entre Francia y Argelia, especialmente durante la ocupación de Francia por la Alemania nazi (1940-44), llevó a Vichy (el gobierno dominado por los alemanes bajo el Márchale Petain en Francia) a descuidar a Argelia, dejándola sin estructuras políticas junto con medidas que la hacían parte de Francia, además de despreciar el idioma arábico por encima del francés, está también la ley que prohibió que los musulmanes no pudieran ser ciudadanos por no ser cristianos, entre otras situaciones.

El número de sus obras publicadas, sin embargo, es enorme. Camus ganó el Premio Nobel en 1957 por toda su obra conjunta, caracterizada como un trabajo de conciencia, según el comité del Premio Nobel en Estocolmo.

Regresando al gran estadista inglés Sir Winston Churchill, interlocutor también de la posguerra, notamos que declaró al Parlamento de su país, en 1948, que los que no aprenden de la historia están condenados a revivirla, se propone un repaso ligero de los 15 años entre 1945 y 1960, para refrescar nuestras memorias históricas sobre qué fue lo que marcó tanto a Europa durante estos primeros 15 años que animan hoy a los europeos a seguir conmemorando y acordándolo durante dos semanas de celebraciones, recuerdos, memoriales, programas de televisión y festivales fílmicos sobre el final de la guerra y el comienzo de la posguerra.

Además, en sus pronunciamientos en Estocolmo, al recibir el Premio Nobel, Camus criticó no el Frente por la Liberación Nacional de Argelia (FLN) en sí, sino el terrorismo que el FLN practicó como táctica y estrategia durante la guerra de Argelia. Vale la pena recordar que cuando Camus estaba recibiendo su Premio Nobel en Estocolmo, la Guerra en Argelia estaba en pleno auge. En esta ocasión, dijo que quería que en Argelia “las dos poblaciones pudieran vivir juntas…”. Un militante del FLN en la audiencia le gritó que era un traidor por no apoyar al FLN. Camus respondió: “Yo siempre he condenado el terrorismo, que un día puede golpear a mi madre o a mi familia”.

Ya se ha visto que el general De Gaulle, líder de los Free French (franceses libres) anunció que la Unión Francesa fracasaría si perdía Indochina (Vietnam). Otra voz política, Francois Mitterand, entonces el Ministro del Interior francés, anunció a la Asamblea Nacional en París el día 12 de noviembre de 1954—el mero mes y año en que comenzó la insurrección para la independencia en Argelia— que “Argelia era Francia. Desde Flandes hasta el Congo hay una sola ley, una sola nación, un solo Parlamento”. Y el Primer Ministro, Pierre Méndes France, dijo que la descolonización de Argelia no era una opción porque el pueblo allí era francés. En eso, difieren de las poblaciones de Indochina. Es decir, Argelia fue considerada como una parte integral de Francia y sus poblaciones—con la excepción de los musulmanes— fueron considerados ciudadanos franceses. Más tarde, De Gaulle declaró, desde su jeep en un desfile militar, a los pueblos del Caribe en su visita a Martinique: “Mon Dieu, comme vous êtes francaises” (Dios mío, que son franceses). Seguido por su notificación a los súbditos colonizados del imperio francés: “Je vous ai compris” (Yo les he comprendido), aunque nunca se descubrió lo que había comprendido.

Fotografía tomada el 3 de octubre de 1958. El general francés Charles de Gaulle saluda a argelinos. Foto EDH / AFP

En medio de todo eso, el FLN de Argelia se limitó a pintar un graffiti en las murallas, ofreciendo a los colonos (pieds noirs y franceses) la decisión de escoger entre “la maleta o el ataúd” (salir del país o morir).

La Guerra en Argelia terminó con los Acuerdos de Evian en 1962. Pero el presidente americano, John F. Kennedy, ya había enviado en 1960, el año de la muerte de Albert Camus, a unos 686 asesores militares estadounidenses a Vietnam.

Los europeos continúan conmemorando eventos de la posguerra porque, en el imaginario social del continente, no ha terminado la posguerra. Y Albert Camus ha llegado a ser más y más famoso e importante con sus pensamientos sobre lo absurdo durante el período de la posguerra.

Hay en su filosofía de lo absurdo un movimiento desde la desesperación de la fricción entre el individuo contra la incomprensibilidad, pasando por la pregunta si uno debe suicidarse o quedarse con vida, hacia la examinación de sí mismo y el descubrimiento de su derecho de rebelión en nombre de la humanidad.

Finalmente, con el entendimiento de la naturaleza de la rebelión a favor de la humanidad, Camus regresa a la belleza de Noces (Bodas) cuando se encuentra nuevamente, en la aldea de Tipasa en la costa argelina del Mar Mediterráneo en 1954, y responde, no obstante, a sí mismo, con la siguiente declaración: “En medio del invierno, encontré dentro de mí una primavera invencible”, Regreso a Tipasa.