Los Jesusitos cumplen promesa de visitar al Dulce Nombre de Jesús

La mayoría de las imágenes que, según la historia, fueron repartidas por varios lugares para incrementar el fervor hacia el patrono de la ciudad, se perdieron con el paso de los años. Actualmente pocas imágenes son llevadas durante la víspera de las fiestas, tal como se estableció hace más de cien años.

Ahuachapán celebró su tradicional procesión de Los Jesusitos, una costumbre que aparentemente inició en 1855 gracias al párroco Isidro Menéndez y que dio origen las fiestas patronales de la localidad

Por Cristian Díaz

2020-02-21 7:00:27

AHUACHAPÁN. Cargando un camarín sobre su espalda donde se resguarda una imagen del Dulce Nombre de Jesús, Cristina Elena Graciano, de 75 años, caminó más de un kilómetro desde el sector conocido como El Amatillo, en Ahuachapán, hasta la iglesia Nuestra Señora de la Asunción y luego a la Casa de la Cultura de la localidad donde recibieron alojamiento.

El cansancio y el fuerte sol no fueron impedimentos para cumplir con dicha promesa, que realiza desde hace 17 años como agradecimiento porque estuvo a punto de morir tras padecer “de grandes fríos, calenturas y (estar) mala de la garganta”.

“Gracias al Señor que me ha dado las fuerzas para poder caminar”, dijo.

Por momentos, el sudor cubría su rostro, que era limpiado con parte de su ropa.

Ese no fue el único trayecto que caminó. Temprano hizo un recorrido similar, que duró más de una hora, desde la sede de la cofradía del Dulce Nombre de Jesús, en Nahuizalco, Sonsonate, hasta el parque, donde junto a decenas de personas, que traían otras imágenes y estampas del Nazareno con la Cruz a cuestas, abordaron vehículos que los trasladó hacia la ciudad ahuachapaneca.

Esta es parte de la romería que realiza la cofradía en el marco de una tradición, conocida popularmente como los Jesusitos, que se habría iniciado en 1855 cuando el entonces párroco Isidro Menéndez instituyó las fiestas patronales de la cabecera departamental en honor al Dulce Nombre de Jesús.

Un escrito del doctor Horacio Magaña, en resguardo de la iglesia, establece que “para incrementar más la solemnidad y el fervor por la nueva festividad, el padre Menéndez consiguió y distribuyó entre las poblaciones, cantones, y caseríos próximos y no tan próximos, más o menos unas trescientas pequeñas imágenes de Jesús con la Cruz a cuestas para que llegaran a Ahuachapán en la víspera de la fiesta”.

El documento consigna que probablemente para repartir las imágenes realizaron jornadas de dos y tres días. Además de que debían de anunciar su trayecto y llegada a la iglesia con música de pito, flautas de bambú y tambores de cuero crudo.

La cofradía de Nahuizalco es la única que mantiene la tradición tal como se estableció, debido al fervor religioso de los custodios de las imágenes.

El coordinador departamental de la Casa de la Cultura, Walter Elías, señaló que las actividades de dicha cofradía tienen lugar únicamente alrededor de las fiestas del Dulce Nombre de Jesús en Ahuachapán, comenzando con la elaboración de una ramada y el altar especial que alberga a cinco imágenes de Jesús Nazareno con la Cruz a cuestas.

Cuatro son pequeñas, dos de bulto y dos de estampa, que están protegidas por sus camarines.

“De las dos imágenes de bulto, se cree que una es de las esculturas originales que el padre Isidro Menéndez distribuyó en la zona. También se cuenta con una imagen de tamaño mediano (aproximadamente 1.30 metros) que fue esculpida por Pedro Alberto Rojas, allá por el 2015, con el propósito de darle más solemnidad y arraigo a la cofradía”, consignó Elías.

Otros Jesusitos, que los resguardan ahuachapanecos, también son llevados al templo; aunque con menos devoción de la establecida hace hace 165 años.

El domingo, durante la misa patronal, son colocados en un sitio especial y posteriormente regresan a los hogares de sus custodios, en espera de la próxima fiesta del Dulce Nombre de Jesús.