Águila, el campeón, ganó pero dejó dudas

Después de perder tres partidos seguidos, el Águila se recuperó con un triunfo sufrido contra el Independiente

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Foto: EDH | Jorge Reyes

Por Raúl Recinos

2019-09-19 4:00:36

Águila volvió a jugar a casa semi vacía, tema del que se quejó el técnico Carlos Romero. Aún dejando dudas porque enfrentó a un Independiente que fue incómodo en todo el partido, logró ganar 1-0 con un gol de cabeza de Javier Lezcano, quien inquietó a la defensa hasta lograr el premio.

Los emplumados llegaban a la fecha 10 del Apertura 2019 con una fuerte presión por ganar, no había otro resultado que los hiciera resurgir y que despejara dudas entre su afición, después de perder tres partidos consecutivos. El rival, un cuadro vicentino al que le va bien como visitante y viene de ser la revelación al vencer a Limeño y empatar contra Alianza.

En un tiro libre cobrado por Ronald Rodríguez al minuto 7, que le quemó los guantes al portero Héctor Carrillo, avisó Águila que la sequía querían cortarla en el estadio Barraza. La otra chance que tuvo el local antes de cumplir los primeros 15 minutos fue en un intento de chilena de Javier Lezcano, pero el paraguayo no remató bien.

Los fantasmas, a pesar de esos dos sustos, fueron un equipo ordenado, que ya se conoce bien porque el técnico Juan Cortés ya encontró una base que juega casi todos los partidos y hace pocos cambios, como el de ayer en la media cancha con la vuelta de Edwin Benítez tras un castigo.

Luciano Sanhueza y Rafael Burgos, los dos delanteros que tenía en la cancha el cuadro visitante estuvieron inquietos en todo el primer tiempo, pero los centrales aguiluchos más el apoyo que siempre daban Walter Chigüila y Wilson Rugama lograron mantenerlos a distancia con el arco de Benji Villalobos.

Las dos llegadas en el pirmer cuarto de hora para Águila fueron lo únicas y desde el banquillo ya había desesperación porque el objetivo no se lograba. El DT Carlos Romero decidió arriesgar con la inclusión de Joaquín Vergés y sacó a Elvin Alvarado. Diego Coca pasó al extremo izquierdo pero tampoco mejoró el fútbol oriental.

Independiente tampoco terminó haciendo méritos para estar arriba en el marcador, más bien fue un primer tiempo flojo, de pocas ocasiones. A la hinchada que estaba en la grada, que fue poca, no le gustó el trabajo de su equipo y “despidió” al plantel entre silbidos.

El mensaje estaba claro: Águila, que era el obligado, tenía que cambiar en todos los sentidos, porque le quedaban 45′ para tratar de amarrar esa victoria que le urgía para recobrar el camino que andaba antes de las tres caídas seguidas.

Otra actitud

Diego Coca encabezó la nueva dinámica con la que salió a jugar el negronaranja. El volante mundialista se abrió espacio por el centro en una jugada individual y sacó un remate potente, a media altura que Carrillo solo pudo rechazar para evitar una sorpresa.

Santos Ortiz también entró de lleno al partido. En el primer tiempo había corrido bien su banda, pero la buena marca de Monteagudo, y los centros escasos, no encontraban bien ubicados a los compañeros eso evitó que los migueleños no pudieran anotar en esa etapa.

El mismo Ortiz volvió a ganar tiempo y espacio para mandar el balón pasado al segundo poste, donde esta vez sí apareció el guaraní Lezcano para anotar con un testarazo.

Mucho partido por delante para poder cantar victoria, sobre todo porque los vicentinos han marcado goles de última hora contra los punteros Limeño y Alianza, en los dos fines de semana pasados. Además, en cancha estaban los artífices de esas anotaciones, que fueron Sanhueza, a los cucheros, y Luis Canales, que se reportó de cambio.

El técnico Romero confió en que se podía hacer más daño a la visita y optó por mandar a la cancha a Mártir Contreras para dar más empuje en ataque. Cerró su listado de cambios con Gonzalo Da Luz para los minutos finales, porque debía sostener más el balón en medio campo contrario.

El Independiente encimó en el tramo final, hasta pidieron un penalti sobre Valladares, pero el árbitro Alirio Reyes no lo concedió. A los vicentinos no les alcanzó el tiempo y contra los emplumados no hubo milagro de los últimos minutos.