El COVID-19 y la neumonía han causado la muerte de 1,245 adultos mayores en El Salvador

La Coalición Nacional por la Dignidad de las Personas Mayores denunció que el COVID-19 agudizó la crisis en que viven muchos adultos mayores. Además, quienes tiene enfermedades crónicas, solo tuvieron acceso a medicina pero fueron abandonados y excluidos de la atención integral, lo que deterioró las enfermedades crónicas y elevó el índice de fallecidos.

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Por Evelia Hernández/ Erick Palacios

2020-10-02 10:00:05

Aunque la mayoría de personas ha retomado sus rutinas, la población en general aún siguen con restricciones de prevención para evitar infectarse de COVID-19, lo cual sigue siendo importante. Tanto como señalar que son los adultos mayores los más vulnerables y donde las tasas de letalidad del nuevo virus son más altas.

En El Salvador, el 52% de las muertes a causa de COVID-19 fueron personas mayores de 60 años. De los 853 decesos reportados, 442 eran adultos en esa franja de edad, tomando como base los datos oficiales.

Sin embargo, en documentos con información pública que solicitó la organización Tracoda a Salud, las muertes por COVID-19 reportadas en adultos mayores fueron 689 hasta el 5 de julio. En ese reporte, el Ministerio de Salud informó de 1,118 decesos y de ese total el 70% fueron personas mayores de 60 años.

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En estos meses de emergencia sanitaria, la neumonía ha sido otra enfermedad que ha cobrado la vida de muchos sexagenarios. El Ministerio de Salud (Minsal) registra 803 muertes por neumonía en personas mayores de 60 años de edad; esto equivale al 71% de todas los decesos ocurridos por esa enfermedad. Hasta el 19 de septiembre, el total de muertes por neumonía fue de 1,139. Al sumar los datos oficiales de muertes por COVID-19 y neumonía, este año entre enero y mediados de septiembre el total de decesos de personas mayores de 60 años es de 11,245. En esta suma no se incluyen los datos brindados a Tracoda.

Además, desde enero a junio, Salud reporta que de las 5,720 muertes que ocurrieron en alguno de los 30 hospitales públicos, 3,061 fueron personas mayores de 60 años.

El 14 de diciembre de 1990, la Asamblea General de las Naciones Unidas designó el 1 de octubre como Día Internacional de las Personas de Edad;en el marco de esa fecha, Emilio Espín, representante de la Coalición Nacional por la Dignidad de las Personas Mayores, expone cómo ha afectado a ese segmento de la población la pandemia y las medidas restrictivas ordenadas en el país.

Espín expone que la población de adultos mayores y de las personas con discapacidad fueron excluidas y discriminadas del acceso a la información inclusiva sobre lo que estaba ocurriendo durante la pandemia, así como a la participación y atención integral apropiada. De acuerdo con Espín, esto se debió al desmantelamiento de la Secretaría de Inclusión Social, la cual velaba por el funcionamiento del Consejo Nacional de Atención Integral a los Programas de los Adultos Mayores (Conaipam).

Añade que también se han visto afectados los adultos mayores que pertenecen al programa de Veteranos de Guerra, quienes mantienen un programa de salud y una pensión pagada desde el FISDL y transferidos al Ministerio de Gobernación, pero tienen seis meses sin poder cobrar su pensión.

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“En el ámbito de la salud mental se dieron expresiones de miedo, terror, angustia, soledad y depresión que dificultó la vida personal y familiar normal, sin recibir la atención apropiada del Estado”, expresó Espín; aunque, también, reconoce que ha habido aspectos positivos como las ayudas económicas e insumos agrícolas y alimentos que entregó el gobierno, pero ocurrieron errores en la forma de distribución, que pusieron en riesgo a la población.

El coordinador de la Coalición por la Dignidad del Adulto Mayor agrega que si bien es cierto han llegado a acuerdos con el actual gobierno sobre la reactivación del Conaipam, este no va dentro del presupuesto para el 2021.

Espín manifestó que, como organización, ejercerán presión al Ministerio de Salud para que se cumpla el Modelo de Atención Integral en Salud para la Persona Adulta Mayor, el cual se estructuró en el Gobierno anterior y que tiene un modelo de atención gerontóloga y geriátrica.

Salud física y mental

La gerontóloga Sara Corado indicó que tanto las familias como las instituciones del Estado deben garantizar la salud física y mental de las personas adultas mayores; además de tomar en cuenta en que la circulación del COVID-19 sigue siendo una amenaza para este sector, puesto que en su mayoría son los que adolecen la enfermedad de forma grave y tienen alto riesgo de morir.

La doctora Corado recomienda seguir con las medidas de prevención para estas personas garantizando que tengan alimentos, salud y el respeto a su independencia, para que puedan envejecer con dignidad.

La experta advierte que hay muchas familias que han descuidado el contacto con el adulto mayor, lo cual es negativo.

“Los adultos mayores activos que se reunían a clases de baile, al no estar en esa actividad, hay muchos que están enfrentando cuadros depresivos o cuadros de ansiedad o una agudización de sus enfermedades mentales por el mismo encierro; entonces se vuelve una situación compleja y delicada, porque a esta altura ya van seis meses de mantenerlos aislados y ellos necesitan un contacto con el entorno para que no aparezcan cuadros demenciales”, explica Corado.

Además destaca que debe haber empatía con el sector adulto mayor, ya que en el país hay muchos de este sector que se encuentran desprotegido y se debe trabajar la educación sanitaria con ellos. “Lo que pasa con los adultos mayores que viven solos es que se pueden contagiar cuando hacen sus compras o trámites; en ellos se debe trabajar y mostrar cómo se deben cuidar, el uso adecuado de la mascarilla, adecuado lavado de manos, el uso de alcohol gel, son medidas que no son grandes pero que marcan la diferencia para prevenir el contagio”, destaca Corado.

Para quienes conviven con adultos mayores, la doctora hace un llamado para que sean responsables y se cuiden de no llevar el virus a sus domicilios; además, aconseja hacer un proceso de desinfección (baño, cambio de ropa, lavado de dientes, lavado de manos, uso de alcohol gel en las manos) antes de entrar en contacto con el adulto mayor. “Yo insisto en trabajar la alimentación de nuestro adulto mayor bajo un régimen nutricional adecuado para su edad y que incluyan una dieta balanceada que permita al adulto mayor mantener una estabilidad gástrica, que nos va favorecer la producción de ciertas vitaminas que los van ayudar a minimizar el contagio”, dice Corado.

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Agrega que la población adulta mayor salvadoreña sufre de múltiples enfermedades, “y solo con padecer dos enfermedades eso es un criterio de riesgo para complicación de COVID-19”. Las personas adultas mayores que tienen diagnósticos de base, como hipertensión, diabetes, problemas gástricos o de circulación, deben estar con una mayor vigilancia que el resto de población.

Además, la especialista resalta la importancia de reactivar las citas en los diferentes hospitales donde esta población tiene sus controles: “si bien es cierto en meses anterior no se estaba dando control, hoy ya se puede acercar a los establecimientos de salud para la reactivación de la cita que son necesarias para acceso a una nueva evaluación y hacer ajuste de medicamento si fuera necesario”, recomienda la profesional en salud integral del adulto mayor.

El informe de las Naciones Unidas “El impacto de la COVID-19 en las personas mayores” destaca que la alta letalidad en adultos mayores por COVID-19 se debe a las condiciones subyacentes que afectan al 66% de las personas con edad arriba de 70 años.

En la región latinoamericana, la mayoría de las muertes por la COVID-19 ocurren en personas de 70 años o más, seguidas de personas entre 60 y 69 años. Aunque las residencias o centros de atención a largo plazo han sido las más afectadas, y representan entre el 40% y el 80% de las muertes por la COVID-19 en todo el mundo, en las Américas, donde es más probable que el cuidado de los adultos mayores se lleve a cabo en el hogar, el distanciamiento físico constituye un desafío particular, indica el informe de las Naciones Unidas.

“Con demasiada frecuencia, no escuchamos sus voces y perspectivas cuando se trata de su atención. Las personas mayores tienen el mismo derecho a recibir cuidados que cualquier otra persona. Ninguna vida es más valiosa que otra”, afirmó Carissa Etienne, directora de la Organización Panamericana de la Salud (OPS).