¿A qué se debe el éxito de la moda fea?

Desde 2015, más marcas de moda y diseñadores se han enfocado en crear ropa y calzado bajo la tendencia feísta. Nos cuesta entender por qué esas prendas son valiosas y casi inaccesibles, sin embargo, detrás hay una estrategia de mercadotecnia.

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Por Diana Orantes

2019-10-23 6:09:31

La moda fea, conocida como feísmo, es una tendencia que se disparó en 2015.

La revista XLSemanal reveló que fue impulsada por el CEO del grupo de empresas y marcas de lujo Kering, François-Henri Pinault, quien decidió incorporar a los diseñadores Alessandro Michele (Roma) para la firma italiana Gucci y a Demna Gvasalia (Georgia) a Balenciaga, para que crearan diseños innovadores y atractivos dirigidos a compradores jóvenes y adultos que desearan verse con unos años menos.

Pero esta corriente viene del normcore o normocore (en español), un término que surgió de la combinación de las palabras normal e incondicional. Apareció antes de 2009 en un web cómic titulado “Templar, Arizona”.  Luego fue acuñado y popularizado por la agencia de moda neoyorquina K-Hole en 2013. Sugería una estética no convencional y contraria a lo que estaba en boga.

Desde entonces esos conjuntos exóticos y siluetas desproporcionadas se quedaron en las casas de moda como una estrategia para atraer nuevos compradores, impactar en las redes sociales y así mantenerse en el mercado.

Según XLSemanal la ecuación perfecta para ello ha sido: “a más fealdad, mayor viralidad y mejores ventas”. ¿Quién no ha hecho clic sobre las fotos de modelos estrafalarias que visten trapos coloridos, monos desde la cara a los pies, capas, mantas y superposiciones desmesuradas? Estas prendas ordinarias se han vuelto deseables, provocadoras y muy caras.

“Estamos ante un marketing horrible, diría que hasta obsceno, que no tiene ningún interés y que deja la moda en manos de quien tiene la influencia viral, unas personas que se ponen lo que las marcas envían y que están encantadas de lucir espantosas con tal de captar la atención”, dijo a El Mundo la directora científica de moda del Instituto Europeo de Diseño en Barcelona, Pilar Pasamontes.

“Ha llegado un punto en el que ya nadie sabe qué hacer para diferenciarse y la extravagancia con buen gusto ha derivado solo en eso, en extravagancia”, agregó. Además, hay una competencia feroz entre las grandes marcas de moda y las blogueras, influencers como Kim Kardashian y cantantes como Rihanna, quienes diseñan y venden a menor precio.

Otros expertos aseguran que ya se agotaron los códigos de belleza convencionales y es momento de saltarse las reglas. Eso ya lo había anticipado la editora de moda Diana Vreeland (1903-1989) cuando dijo: “el buen gusto puede ser aburrido”. Así que, como todas las tendencias, será cuestión de esperar por cuánto tiempo más el feísmo se mantendrá a flote.

Tres artífices del feísmo

1971 — Yves Saint Laurent mostró su colección primavera verano “Liberation” también conocida como “Quarante” caracterizada por estilos retro, faldas hasta la rodilla, mini abrigos, colores disonantes, maquillaje excesivo, zapatos con enormes plataformas. Era horrible pero marcó un hito en la moda.

1981 — La diseñadora Rei Kawakubo junto a Yohji Yamamoto e Issey Miyake presentaron una propuesta de moda a partir de diseños conceptuales, desestructurados, asimétricos, con el uso excesivo del negro y estampados de líneas. Ellos iniciaron la tendencia anti fashion.

2009 — Phoebe Philo asumió la dirección creativa de Céline. Fue pionera del feísmo por crear unas sandalias cubierta de pelo y los zapatos de la abuela. Todo lo que hizo revolucionó el mundo del calzado.