A 500 años de la muerte de Leonardo da Vinci

El genio italiano falleció el 2 de mayo de 1519. A pesar del paso del tiempo, su legado artístico y científico permanece.

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Foto EDH / AFP

Por Sara Castro

2019-05-01 9:30:03

Hace cinco siglos, Leonardo da Vinci murió en Francia, a los 67 años. La biografía escrita por el historiador de arte Giorgio Vasari señala que Da Vinci falleció en la cama del rey francés Francisco I, quien le admiró grandemente y se convirtió en su protector.

La fascinación del monarca francés no era para menos. Da Vinci era considerado un genio. Y para comprender un poco por qué esa palabra describe a la perfección a este hombre nacido en 1452 en Vinci, Italia, es porque él fue pintor, arquitecto, artista, paleontólogo, anatomista, botánico, científico, escritor, escultor, filósofo, ingeniero, inventor, músico, poeta y urbanista.

Sus creaciones se consideran invaluables: desde icónicas pinturas, como “La Gioconda” (1503. Considerada la más famosa de las obras de arte); pasando por invenciones que se le atribuyen (como la bicicleta, los planeadores, el puente plegable) hasta documentos investigativos que pudieron ponerlo en aprietos, en los que abordó cuestiones sobre el origen de la vida.

Este personaje multidisciplinario inició su aprendizaje en uno de los talleres de arte más prestigioso de la Italia de 1469: el de la familia Verrocchio. Tras años de perfeccionar técnicas, Da Vinci apareció registrado en el “Libro rojo”, del gremio de los artistas y doctores en medicina.

Pronto el reconocimiento de este creador fue creciendo y sus obras llegaron a Milán, Roma, Florencia y hasta Francia, donde vivió sus últimos días en el castillo Clos-Lucé.
Pero la muerte de Da Vinci dio paso a que sus piezas se volvieran imperecederas.

“La Gioconda” (1503)
Una de sus obras más emblemáticas en la rama de la pintura fue el retrato renacentista de Lisa Gherardini, mejor conocido como la “Mona Lisa”.

Fue adquirida por el rey de Francia Francisco I, y desde entonces pasó a ser propiedad del estado francés. Este óleo, con técnica de sfumato, fue el último que pintó Leonardo y tomó relevancia por la identidad de la modelo, que no se sabía exactamente quién era, el realismo extremo y su enigmática sonrisa. Tras algunos robos, “La Gioconda” se exhibe en el Museo del Louvre, en París.

La Gioconda. Foto EDH / AFP

“Salvator mundi” (1500)
La pintura perteneció a la esposa de un rey de Francia (quizá Francisco I), luego pasó a manos de monarcas ingleses, después fue vendido a un constructor y desapareció por 200 años. El 15 de noviembre de 2017, la obra fue vendida a $450 millones en una puja pública que finalizó en 20 minutos. De esta manera, se convirtió en la obra de arte más cara de la historia.

Salvator mundi. Foto EDH / AFP

Ingeniería
Da Vinci también destacó por sus relevantes inventos. Sus minuciosas observaciones permitieron crear mecanismos que ahora damos por hecho:el sistema de frenado de vehículos, la sierra mecánica, la draga, el helicóptero, que este genio llamó “tornillo aéreo”, entre otros.

Foto EDH / AFP

Anatomía 
Esta rama de la medicina está estrechamente relacionada con las profundas observaciones del italiano y sus dibujos. Da Vinci recibió una autorización para diseccionar cadáveres humanos en hospitales de Italia y a partir de ello más de 200 dibujos fueron publicados en “Tratado de pintura”. Entre estas creaciones destaca el “Hombre de Vitruvio”, una figura masculina que estudia las proporciones del cuerpo humano y que es considerado un símbolo de la simetría humana.

Foto EDH / AFP

Hijo “ilegítimo”
La historia detalla que el padre de Leonardo fue Messer Piero di Antonio da Vinci. Su madre, Caterina, se cree que era una campesina. Aunque vivió por mucho tiempo con su progenitor, Leonardo nunca fue reconocido legalmente por él. Ambos padres se separaron y él mantuvo una relación distante con su madre.

Dislexia y estrabismo
Su particular escritura reveló que este artista era disléxico. Escribía de derecha a izquierda y su ortografía era errática, por lo que se le asoció dicha condición. En un análisis de autorretratos y obras, donde Da Vinci fue modelo, el neurocientífico británico Christopher Tyler sugirió que este genio italiano padeció estrabismo divergente: uno de sus ojos estaba desviado y se dirigía hacia la línea media de la cara.