6 maneras de superar las preocupaciones crónicas

Si con frecuencia estás inquieto o ansioso, los siguientes consejos pueden ayudar a calmar tu mente intranquila y a controlar las preocupaciones inútiles.

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Por Mireya amaya

2019-09-10 3:59:48

“Si el problema tiene solución, ¿para qué te preocupas? Y si el problema no tiene solución, ¿para qué te preocupas?”reza un dicho popular. Sin embargo no todas las personas tenemos la madurez para manejar de la mejor forma las diferentes situaciones que se nos presentan.

De ahí, que si sientes que te invaden el desasosiego y la tensión ante cualquier situación, debes saber que este hábito mental tiene solución. Help Guide indica que es posible entrenar el cerebro para mantener la calma y mirar la vida desde una perspectiva más equilibrada y menos temerosa.
Las siguientes estrategias te serán de gran ayuda:

1. Crea un período para preocuparte
Cuando la ansiedad y las tribulaciones dominan el pensamiento es difícil ser productivo en cualquier ámbito de la vida. Lo mejor en este caso es utilizar la estrategia de posponer las preocupaciones; no se trata de bloquearlas u olvidarlas, sino de ocuparte de ellas en otro momento.

Un buen ejercicio es crear un “período de preocupación”, de ser posible siempre a la misma hora cada día, indicó Vera. La idea es hacer una lista de las inquietudes, repasarlas y centrarse en ellas durante el tiempo elegido, por ejemplo, 10 minutos. El resto del día, sin embargo, es una zona libre de intranquilidad.
Para algunos puede ser un ejercicio algo absurdo, pero “yo te invitaría a probarlo y comprobar el resultado”, sostuvo la psicóloga.

Y agregó que si se hace esto de forma sistemática “a la larga se va adquiriendo un mayor control sobre los pensamientos y es posible que empieces a estar tranquilo durante un mayor intervalo de tiempo a lo largo del día”.

2. Desafía los pensamientos ansiosos
De acuerdo con Help Guide, si padeces ansiedad y preocupación crónicas, lo más probable es que el mundo te parezca más amenazante de lo que realmente es. Por ejemplo, puedes sobredimensionar la posibilidad de que las cosas salgan mal, saltar de inmediato a los peores escenarios o tratar cada pensamiento ansioso como si fuera un hecho.
¿La solución? Durante tu período de preocupación, desafía tus pensamientos negativos preguntándote: ¿Cuál es la evidencia de que lo que pienso es verdadero?
¿Existe una forma más positiva y realista de ver la situación?
¿Cuál es la probabilidad de que ocurra lo que me da miedo?
¿Cómo me ayudará preocuparme por eso y cómo me hará daño?
¿Qué le diría a un amigo que tuviera esta preocupación?

3. ¿Tu preocupación tiene solución o no?
Según Help Guide, una preocupación solucionable es aquella en la que se puede actuar de inmediato. Por ejemplo, si se trata de deudas, se puede llamar a los acreedores y pedir información sobre opciones de pago flexibles.

Por el contrario, las improductivas e irresolubles son aquellas para las cuales no existe una acción correspondiente, como el hecho de pensar ¿qué pasaría si tengo cáncer algún día? o ¿qué pasaría si mi hijo tiene un accidente?

Si el problema tiene arreglo, puedes iniciar por hacer una lluvia de ideas y después preparar una lista de todas las posibles soluciones a fin de determinar la que mejor se adecue al caso.

Si no hay solución, lo mejor es aceptar la incertidumbre, según indica el referido portal.
“Al preocuparnos intentamos evitar sorpresas desagradables y controlar el resultado. Pero centrarse en los peores escenarios solo evitará que disfrutes de las cosas buenas que tiene en el presente”, puntualiza Help Guide.

4. Intenta relajarte
Al enfocarte sobre todo en los pensamientos negativos puedes sentir que estás a punto de perder de control o de volverte loco bajo el peso de toda esa ansiedad.

Sin embargo, hay maneras de bloquear los pensamientos ansiosos y tener un tiempo libre de preocupaciones.

El ejercicio, por ejemplo, es un tratamiento contra la ansiedad natural y efectivo porque libera endorfinas que alivian la tensión y el estrés, aumentan la energía y mejoran la sensación de bienestar. Aún más importante, al concentrarte en cómo se siente tu cuerpo mientras te mueves, puedes interrumpir el flujo constante de preocupaciones, asegura Help Guide.

También ayuda tomar una clase de yoga o tai chi, ya que mantienes tu atención en el presente, lo que te permitirá despejar la mente y te conducirá a un estado de relajación.

Practicar la relajación muscular progresiva, la meditación guiada y los ejercicios de respiración también te ayudan a calmar la mente y a contrarrestar los pensamientos negativos.

5. Habla sobre lo que te inquieta
Puede parecer algo sencillo, pero hablar cara a cara con un amigo, un familiar de confianza o alguien que te escuchará sin juzgar, criticar o distraerse continuamente es una de las formas más efectivas de calmar tu sistema nervioso y disipar la ansiedad, según Help Guide.

Mantener las preocupaciones para ti solo hace que se acumulen y que en determinado momento te abrumen. Pero conversar sobre ellas puede ayudarte a comprender lo que sientes y poner las cosas en perspectiva.

Si tus miedos son injustificados, verbalizarlos puede exponerlos por lo que son: preocupaciones innecesarias. Y si son temores justificados, compartirlos con otra persona puede llevar a encontrar soluciones en las que quizás no habrías pensado. Para el caso, la orientación de un psicólogo puede ser de mucha ayuda, señalan los expertos..

6. Practica la conciencia plena
La preocupación generalmente se centra en el futuro, en lo que podría suceder y en lo que harás al respecto, o en el pasado, repitiendo las cosas que has dicho o hecho.

La práctica de la conciencia plena o “mindfulness” puede ayudarte a liberarte de esas preocupaciones volviendo tu atención al presente, así como a identificar dónde es que tu pensamiento está causando problemas.

Los psicólogos dicen que lo primero es reconocer y observar tus preocupaciones. No intentes ignorarlas, luchar o controlarlas como lo harías normalmente. Simplemente obsérvalas como desde la perspectiva de un extraño, sin reaccionar ni juzgar. Luego deja que eso que te inquieta se vaya. Ten en cuenta que cuando no intentas controlar los pensamientos ansiosos que aparecen, estos pasan pronto.
Si tu mente comienza a divagar, vuelve a concentrarte en tu respiración. Intenta meditar 3 o 4 veces por semana durante 10 minutos por día.