350 años sin la luz de Rembrandt

EL 4 de octubre de 1669, en el mayor ocaso falleció el pintor holandés. Conocido por su magistral manejo de claroscuros, Rembrandt consagró su nombre en la historia del arte.

descripción de la imagen
"Autorretrato" (izq.) y pinturas de la colección "La edad de Rembrandt", exhibidos en New York. / Foto Por EDH-EFE

Por Sara Castro

2019-10-03 4:55:04

Rembrandt Harmenszoon van Rijn falleció el 4 de octubre de 1669. El esplendor de sus obras no logró dilucidar su faceta personal, rodeada de muertes, problemas económicos y un final en la miseria.

Sí, el gran pintor y grabador de Holanda terminó sus últimos días entre el olvido y mendigando por las calles. Sus variadas biografías aseguran que la indigencia llegó por su desmesurada pasión por adquirir obras de arte, tanto así que en 1656 tuvo que vender la mayoría de sus objetos antiguos para que un juzgado no lo declarara en bancarrota.

Pero ese sombrío final es suprimido por su floreciente trayectoria artística, donde la historia lo ha declarado como uno de los más grandes maestros del barroco y el “más grande pintor de Holanda”, incluso, Vincent van Gogh declaró sobre su arte: “hay que haber muerto varias veces para pintar así”.

Y es que, Rembrandt dominó la luz y las sombras con una destreza impecable, que recuerda al propio Michelangelo Caravaggio.

Ese rasgo tan distintivo entre sus pinturas, así como su extraordinaria habilidad para los retratos, captaron la atención de coleccionistas, de gente acaudalada y, sobre todo, de la monarquía. A sus 25 años fue contratado por el príncipe Frederik Hendrik, quien le solicitó importantes encargos.

“Retrato de una mujer vieja con gorro blanco” es una pintura que se exhibió en la casa de subastas Sotheby’s en New York.

Al ver que su nombre resonaba entre los círculos que apreciaban el arte, Rembrandt se mudó a Ámsterdam en 1631. Ahí inició una etapa clave, no solo a nivel personal, también para la historia del arte clásico.

Fue en este período que el pintor creó “Lección de Anatomía del Dr. Nicolaes Tulp”, su primer cuadro de un grupo de personas, “Sansón y los filisteos”, “La tormenta sobre el mar de Galilea”, entre otros destacados lienzos.

29 años desaparecido tiene el cuadro “La tormenta en el mar de Galilea”. Hay una recompensa de $9 millones.

Estos últimos dos son un ejemplo de la influencia que tuvo el artista cuando se trasladó al prestigioso barrio Jodenbreestraat, donde la presencia de población judía le dio la oportunidad de encontrar rostros y figuras muy apropiadas para las escenas bíblicas. Según el portal Ruta Cultural, el pintor añadió “teatralidad y espontaneidad (…) él descontextualizaba la vestimenta y ‘olvidaba’ los atributos de los santos y personajes”.

Y en esa inmensidad de escenas cotidianas, históricas, cristianas y de modelos Rembrandt encontró en el autorretrato otra vía para expresar su talento en los claroscuros.

Es su técnica de luz lateral, que deja la mitad del rostro en la penumbra, la que hoy por hoy se conoce en la rama de la fotografía como “el triángulo de Rembrandt”.

Con esta fascinación por autopintarse, Rembrandt dejó inmortalizada su imagen vestido de burgués, de mendigo, de apóstol y de pintor orgulloso de su profesión.

Algunos críticos de arte han puesto en debate un supuesto egocentrismo del neerlandés al autorretratarse, pues The Rembrandt House Museum contabilizó 50 “selfis” pictóricos auténticos.

Para el antropólogo francés Paul Ricceur, el gran maestro de la luz no fue un narcisista, sino que recurrió al espejo para “obtener una imagen óptica de sí; después, olvidando el espejo, evitándolo incluso, consideró esa imagen especular idéntica así mismo, mantuvo la distancia y sin odio o complacencia, se examinó”.

Con esta compilación de autorretratos y analizando 36 de ellos, The New England Journal of Medicine reveló que el pintor tenía el ojo derecho considerablemente desviado, condición que le ayudó a “pintar escenas tridimensionales en superficies bidimensionales”.

Dicha ceguera estereoscópica, la muerte de su esposa y de tres de sus cuatro hijos y su lamentable miseria no fueron suficiente para destruir su resplandeciente talento.

Los 350 años de fallecimiento de Rembrandt han sido motivo para que los museos internacionales y entes de cultura del mundo rindan un tributo a este maestro de la luz. En las ciudades de Ámsterdam, Delft, Dordrecht, Haarlem, Hoorn y Enkhuizen, Leiden, Middelburg y La Haya se exponen sus pinturas durante todo 2019.

Restauración en directo
El Museo Rijksmuseum, en Ámsterdam, colocó en una urna transparente el óleo “La ronda de noche”. El objetivo era transmitir en directo, a través de Internet, “la mayor investigación y posterior restauración”. La última restauración fue en 1975, pero en julio pasado, conservadores empezaron un arduo trabajo para descubrir dónde está el plomo y el hierro de los colores. El pintor holandés terminó la obra en 1642, en la que retrata a la compañía militar del capitán Frans Banning Cocq y el teniente Willem van Ruytenburg. La pieza fue llevada en 1715 al ayuntamiento de Ámsterdam, pero no cupo y la recortaron. Esos fragmentos están desaparecidos.

 

Ver esta publicación en Instagram

 

Una publicación compartida por Rijksmuseum (@rijksmuseum) el