Bukele advierte quinto paso para toma de control del Estado

Su rendición de cuentas fue para justificar la imposición de magistrados de la Sala y el Fiscal. Amenazó con dar “batalla al aparato ideológico” para desmontar por completo el aparato del Estado.

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El Presidente Nayib Bukele da la mano al presidente de la Asamblea, Ernesto Castro, y saluda al presidente impuesto de la Corte Suprema, Óscar López Jerez luego de terminar su alocución en el Salón Azul del Palacio Legislativo. EDH/Yessica Hompanera

Por Eugenia Velásquez - Milton Rodríguez

2021-06-02 12:00:05

Justo un mes después de que la Asamblea oficialista impusiera una nueva Sala de lo Constitucional y otro Fiscal; el presidente Nayib Bukele anunció un nuevo paso en la toma de control del Estado: advirtió tomarse el “aparato ideológico”.

Su rendición de cuentas del segundo año de gobierno estuvo marcado por justificaciones hacia la población, a sus diputados de la bancada de Nuevas Ideas y al cuerpo diplomático, que las decisiones que tomó la nueva Asamblea el 1 de mayo al destituir a los magistrados y al Fiscal, son el fruto de la decisión del “Soberano” en las elecciones del 28 de febrero y que ahora solo falta una cosa más: desbancar al “poder fáctico” y a su “su aparato ideológico”.

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“Que los poderes fácticos estén dando la cara, a plena luz y con poderosos apoyos nacionales e internacionales, demuestra la importancia de nuestro quinto paso, la batalla del pueblo salvadoreño contra el aparato ideológico de los mismos de siempre”, manifestó Bukele.

Y es que Bukele desató severas críticas a nivel nacional e internacional debido a las acciones emprendidas por la nueva Asamblea dominada por el oficialismo, no solo de organizaciones defensoras de los derechos humanos, sino también de altos funcionarios del gobierno de los Estados Unidos.

Los llamados de atención al gobierno salvadoreño desde las Naciones Unidas y otras instancias como la Corte Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), se hicieron sentir desde el 1 de mayo, aduciendo un “rompimiento constitucional” que pone en riesgo la democracia de El Salvador; pero para Bukele es parte de la “confusión” que tiene la comunidad internacional sobre lo que pasa en el país.

Bukele se refirió a la comunidad internacional como "confundidos" a raíz de las condenas hacia su gobierno. Foto EDH /Yessica Hompanera

Parte del Cuerpo Diplomático acreditado en el país estaban presentes ayer en el acto, entre ellos, la nueva Encargada de Negocios de la Embajada de Estados Unidos, Jean Manes, quien arribó a El Salvador ayer mismo. Bukele les dijo que se “han confundido” porque miran que detrás del gobierno no “hay poderes fácticos” que lo dirijan.

Su discurso sobre que ahora el gobierno ya tiene “el poder formal”, al destituir a los anteriores magistrados de la Sala de lo Constitucional y colocar a funcionarios afines al gobierno, así como al fiscal, también lo dijo frente a los diplomáticos, algunos de los cuales han señalado la importancia de la “separación de poderes del Estado” y el “respeto a la institucionalidad” para la democracia y las buenas relaciones entre los países.

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Pero Bukele siguió en su narrativa de que ahora su gobierno sí tiene el “control formal”, que le ha sido otorgado por “el pueblo” y de atribuir a los “poderes fácticos” una supuesta beligerancia interna que para el mandatario ya no existe desde que la ciudadanía le dio la mayoría en la Asamblea eliminando a sus opositores en el Legislativo y otorgándoles la facultad de sacudir al Poder Judicial.

“Tuvieron que salir a dar la cara. A pelear por el poder desde su aparato ideológico, sus fundaciones, tanques de pensamiento, ONG u OSC (organizaciones de la sociedad civil) como les llaman ahora”, remarcó Bukele sobre los cuestionamientos de la destitución de la Sala y del fiscal.

Según dijo, los conflictos y la división del país se debía a que, aunque ganó la Presidencia en 2019, la Sala de lo Constitucional y la Asamblea mantenían fricciones con el Ejecutivo, porque seguían en manos de los “poderes fácticos”.

“Por eso tuvimos una época de conflictos entre los tres Poderes del Estado sin precedentes en la historia de nuestro país”, aseguró.

Bukele no se detuvo a rendir cuentas del dinero invertido en el Hospital El Salvador y en otros gastos hechos con fondos públicos de deuda durante la pandemia, tampoco de los millonarios préstamos que los diputados del oficialismo le han autorizado al gobierno, los cuales suman casi $3,000 millones en un mes; sin embargo, sí habló mal de sus opositores a quienes achacó escudarse o en los militares o en la ex guerrilla para defender sus intereses.

Al final de su intervención repitió el juramento que le hizo tomar a la población que acudió a su investidura de presidente el 1 de junio de 2019, a que retomaran el compromiso de defender lo “conquistado”, según Bukele, en beneficio de ellos mismos.

“Y es por eso, que a dos años de aquel juramento que hicimos en el 2019, les quiero pedir que se pongan de pie, que vuelvan a levantar su mano y que juremos que daremos esta nueva batalla, juntos”, les pidió a los presentes.

Advirtió a los presentes que es necesario ser “independientes del yugo de las formas de pensar del pasado”.

Limitaciones a la prensa

Los medios de comunicación se vieron imposibilitados de llegar por su propio pie a la Asamblea para dar cobertura a la rendición de cuentas de Bukele.

El ingreso para los periodistas fue únicamente a través de los vehículos dispuestos por Capres en el INDES, ubicado a varios metros de distancia del Palacio Legislativo, desde donde fueron llevados directamente al edificio legislativo.

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Los periodistas se sintieron incómodos por las restricciones a la prensa. En años anteriores, los medios de comunicación han tenido acceso a los pasillos legislativos previo al acto de rendición de cuentas, movilidad que les ha permitido poder abordar a funcionarios y diputados antes y después del acto protocolario.

Incluso, terminado el acto de Bukele, no les permitieron la salida de inmediato del área en donde estuvieron cubriendo, limitando así que pudieran recoger reacciones de los diputados o de funcionarios sobre las palabras vertidas por el mandatario.