La Selección de El Salvador todavía conserva más recuerdos positivos que negativos en su serie particular con Panamá, un rival que la ganado talla y le ha recortado distancias futbolísticas a la Azul y Blanco en poco más de década y media.
Este jueves, cuscatlecos y canaleros escriben un capítulo más en su cruce particular, aún con el recuerdo vivo de la última y milagrosa victoria salvadoreña de 2008 (3-1), y que marcó el inicio de una rivalidad entre ambas selecciones. La Selecta buscará ahí una victoria que no le llega desde el milagroso triunfo por 3-1 del 22 de junio de 2008, cuando la Azul remontó a “La Roja” en el Cuscatlán y la dejó fuera del Mundial de Sudáfrica 2010 con solo dos partidos disputados.
Aquel partido se jugaba bajo una enorme presión en San Salvador: la Selecta se acercaba a 12 años sin disputar una hexagonal de Concacaf y una semana atrás había perdido el choque de ida 1-0 en Panamá. Si perdía esta eliminatoria, se quedaba fuera incluso de la fase de grupos, donde ya le esperaban Costa Rica, Haití y Surinam.
Entonces, la Azul tenía que ganar por margen de dos goles, pero arrancó muy mal: José Garcés, de cabeza a los 14 minutos, ponía el global 0-2 y obligaba al local a responder con tres tantos debido a la regla del gol de visitante.
Para más "inri", una tormenta memorable inundó varios sectores de la cancha del Cuscatlán. Quizás ese fue el punto de inflexión para los jugadores salvadoreños, quienes apelaron al mito del “indio cuscatleco” para no bajar los brazos, obrar un gran segundo tiempo y remontar la eliminatoria en los últimos 20 minutos.
El mediapunta Eliseo Quintanilla se erigió como la figura del partido, pues con su zurda mítica anotó el 1-1 del juego de tiro libre (70’) y luego acertó un lanzamiento de penal (81’). En el 89’, Luis Anaya agarró balón por la derecha, disparó a puerta y la nuca de José Orlando Martínez hizo el milagro, desvió el balón a gol y selló el 3-1 que reventó en un solo grito a todo el país.
El árbitro del partido, el mexicano Marco Antonio Rodríguez, expulsó a los canaleros Carlos Rivera y Adolfo Machado, por la falta del penal y por protestas al colegiado, respectivamente. Pero más allá de la polémica y de las adversas condiciones del clima, ese partido se convirtió con el paso de los años en una leyenda más del fútbol salvadoreño.
Aquel partido de 2008 también significó el quinto partido entre El Salvador y Panamá en San Salvador por eliminatorias mundialistas, récord que hasta hoy se contabiliza con pleno de triunfos locales.
Así como lo fueron Honduras y Costa Rica en su apogeo como potencias centroamericanas, el surgimiento de Panamá como tercera fuerza de la región le ha obligado a competir directamente con El Salvador por ese puesto, el cual han ganado sin demasiada oposición debido a la decadencia del fútbol salvadoreño y a la ausencia de la Selecta en las últimas instancias de la competencia internacional en los últimos años.