La Selecta alcanzó anoche su punto más alto en la era del técnico Hugo Perez y obró una actuación impecable, coral y sin grietas que alcanzó para desquiciar a Panamá y negarle el sueño de ganar en el Cuscatlán por primera vez en eliminatorias mundialistas.
Se acabó la falta de gol. Se olvidaron las bajas en defensa. Se regresó al primer amor como en Copa Oro cuando Enrico Dueñas liquidó una rápida transición al minuto 36 y enloqueció a un estadio dolido por los resultados y ansioso por gritar una anotación tras cuatro meses.
FINAL: ¡El Salvador sacó su primera victoria del Octogonal Final de Concacaf!
Pero no fue solo Dueñas, ni los legionarios. Locales y foráneos se fundieron en una sola armada azul que jugó a lo que quiso, que le demostró a Panamá que no es el césped ni el ambiente lo que engrandece al Cuscatlán, sino también el fútbol que practica esta selección.
Los primeros diez minutos sirvieron para que ambos equipos se acomodasen a las nuevas condiciones del campo, impuestas por la lluvia. El inicio fue un ida y vuelta muy prometedor, con insinuaciones salvadoreñas por derecha, pero pronto Panamá palpó la floja presión del equipo local y pudo adelantar líneas.
El partido se comenzó a inclinar del lado salvadoreño al minuto 18, con un tiro libre que aparentaba peligro. En seguida, Joaquín Rivas tuvo su oportunidad soñada, un mano a mano que Luis Mejía frenó con ciertos apuros y que acabó en córner. También hubo un centro de Bryan Tamacas al segundo palo que hizo dudar un poco al candado canalero.
Panamá volvió a llegar de la media hora con dos tiros libres, uno que picó en el área chica sin hallar receptor y otro que Bárcenas mandó fuera a ras de piso. Además conectó Blackburn otra de cabeza en el centro del área, pero sin precisión (32'), y luego se perdió otra en el achique impecable de Mario González, que el asistente de línea invalidó por offside (35').
Cuando Panamá recuperaba confianza y se decidía a ir al frente de nuevo, El Salvador afinó su papel en la media y peleó el balón. Narciso Orellana, el que amagaba con perderse este juego, la robó cerca de la tómbola y tocó en corto para Henríquez; el volante condujo y abrió para Enrico Dueñas, que disparó a los guantes de Mejía; todavía se incorporaba el meta canalero cuando vio en remate del 20 hundirse a su derecha y escuchar así el rugir del Cuscatlán (36').
La afición, a brincos y todo pulmón y Enrico, cerrando bocas. Así se celebró un gol esperado, que costó tanto, que frustró a todo el país durante el mes patrio. El Salvador en ventaja y Panamá, desquiciada, corriendo tras el balón sin poderlo recuperar, abusó de su fuerza. Marvin Monterroza tuvo el segundo dentro del área, en el añadido, pero le hicieron falta y el réferi Nation dejó seguir. La falta de VAR en Concacaf le evitó esa pena a la Roja.
Obligados a responder, los panameños tiraron del desborde y los centros y de la velocidad en los pases al hueco para intentar herir a El Salvador. Las más peligrosas, una que detuvo González en dos tiempos, un remate de Bárcenas que voló arriba del travesaño (57').
El Salvador aguantó la embestida panameña, se regeneró con sus suplentes y activó las transiciones rápidas cuando el rival se equivocó en el armado de sus jugadas. Así llegaron dos contragolpes letales que Rivas tuvo problemas para definir. Al 72' rozó otra vez el 2-0 al recibir un pase de Punyed en el área, tras recuperación rápida de Henríquez, pero Mejía le volvió negar el gol al santaneco.
Bajaron las revoluciones del partido y Panamá no pudo lastimar a la selección. El excelso partido de la dupla Domínguez-Vigil y la seguridad de González bajo los palos le dijeron que en el Cuscatlán todavía no gana Panamá.
