En el partido más importante en casa y el evento del año para el fútbol salvadoreño, la Selecta concentra todas sus fuerzas en silenciar el ruido que rodea a su entrenador y en reinventarse dentro del campo para frenar a México, líder invicto de la octagonal de Concacaf, que no trae otro discurso que no sea el de asaltar el estadio Cuscatlán por primera vez en cinco años.
Todo El Salvador esperó este partido los últimos cuatro meses, al confirmarse su presencia en la fase final de la eliminatoria, y que finalmente llega en el peor punto de la crisis sanitaria en el país desde el estallido de la pandemia de covid-19. Habrá estadio lleno, con unos cuantos mexicanos en él, pero pocas garantías de condiciones salubres para todo público. Con 31,000 boletos vendidos desde hace dos semanas, lo que sí está garantizado es el rugir de la afición cuscatleca.
Quizás el ruido de la fanaticada supere al que causó el mismo seleccionador salvadoreño Hugo Pérez a lo largo del fin de semana, refiriéndose a un “enemigo interno” y a “cosas que perturban” su trabajo de casi seis meses en la Azul mayor. Un problema que él mismo magnificó hablando cada vez que pudo luego de la victoria (1-0) ante Panamá y la derrota (2-1) ante Costa Rica.
Sus jugadores han hecho caso omiso de estas palabras y ha preferido jugar su propio partido, que consiste en reparar los daños que dejó su caída futbolística y de imagen en San José y en recuperar el carácter y el orden táctico que definió su último éxito en el Cuscatlán frente al cuadro canalero.
La Selección de El Salvador ha sufrido un dejá vù con respecto al inicio de esta fecha FIFA: otra vez tendrá que recomponer su pareja de centrales luego de la baja por sanción de Roberto Domínguez, y con ello recobrar la confianza de su zona defensiva, uno de sus puntos altos del primer tercio de octagonal.
Acá reside la única gran incógnita del once titular de Hugo Pérez para esta noche, pues la decisión oscila entre dos de sus conocidos desde su corto paso por el banquillo de la Selección Sub 23: el zurdo Rómulo Villalobos, central puro llamado a última hora, o polivalente Lizandro Claros, con aptitudes para el lateral derecho y la contención.
Las otras dos bajas de la Selección -la expulsión de Narciso Orellana y el tiró sufrido por Jairo Henríquez, ambos ante Costa Rica- impulsaría otros movimientos colaterales en los nombres que brinde Pérez de su cuadro titular, mas no en la idea del 4-3-3 que implementó en sus dos juegos anteriores.
La contención volverá a estar a cargo de Christian Martínez, quien jugó el primer tiempo en San José y del que Pérez aseguró retiró demasiado pronto del partido. Esto, además, obligaría a colocar de nuevo a Alexander Roldán en el interior derecho del mediocampo, y a devolver a Alexander Larín a la titularidad por el lateral izquierdo.
En la delantera, el rompecabezas obliga a menos rotaciones y solo sería Amando Moreno, con su primera aparición como titular, quien se desempeñe como extremo por derecha en el tridente junto con Joaquín Rivas y Enrico Dueñas.
Larín, tres veces inicial y dos veces suplente en esta octagonal, confía en que “el jugador que está en Selección está capacitado para jugar cualquier partido”, por lo que estas rotaciones no le preocupan en lo particular previo a este partido.
Casi completos
Mientras El Salvador lucha con las bajas y con sus “demonios” internos, México vino ayer por la tarde al país mucho menos presionado que otras veces, luego de haber convencido en su cancha ante Honduras (3-0), pero con la obligación de cerrar la semana con buen balance.
“El Tri” aterrizó pasadas las 3:30 p.m. al Aeropuerto Internacional Monseñor Romero, pasó el chequeo de Migración en la misma pista de la terminal y procedió a alojarse en su hotel capitalino antes del atardecer, donde ya le esperaban decenas de seguidores con banderas y camisetas mexicanas y entonando su tradicional “Cielito Lindo”.
Desde las 7:00 p.m., el plantel de Gerardo “Tata” Martino reconoció la cancha del Cuscatlán, pero solo a modo de paseo y sin entrenar. Su última práctica antes del juego la hizo ayer en la mañana en su Centro de Alto Rendimiento en México.
Dos bajas tiene el tricolor para este partido, Jorge Sánchez (lesionado) y César Montes (suspendido), pero solo este último corresponde a un posible once estelar de Martino para esta noche. Su lugar lo tomaría Néstor Araujo, el central del Celta de Vigo, que ha venido actuando como titular en los primeros cuatro juegos de la eliminatoria.