La Selección de El Salvador exhibió ayer en Fort Lauderdale, Florida, la cara más paupérrima posible de esta segunda eral técnico Carlos de los Cobos, brindando a su vez un fiel reflejo del estado del fútbol salvadoreño al ser repasado, bailado y humillado por la selección “B” de los Estados Unidos, en juego amistoso.
Las excusas se quedaron cortas ayer para una selección mayor mal preparada y mal confeccionada gracias a la negligencia de dirigentes y del cuerpo técnico. El papelón de anoche ante Estados Unidos fue el fiel dibujo de la improvisación y el pésimo acondicionamiento físico que imperaron en el balompié salvadoreño durante los últimos meses de inactividad por la pandemia.
El resultado, más allá de los goles, se vio en la lentitud de los jugadores, en las malas coberturas y anticipos al momento de frenar a una camada de futbolistas nortemericanos que ha estado jugado con o sin confinamiento en su campeonato local. La ausencia del país de Carlos de los Cobos y la falta de un plan de trabajo de Selección Nacional en los meses duros de pandemia se vieron claramente en noventa minutos.
El minuto a minuto de la goleada de la Selecta en el último partido del 2020
Casi ningún jugador titular se salva del desastre de esos pésimos diez minutos que duró la golpiza futbolística y anímica de la “barras y las estrellas”. Ni siquiera Henry Hernández y Roberto Domínguez, dos de los más constantes fuera del país, pudieron maquillar la espantosa imagen dejada por la línea defensiva de Rubén Marroquín, Iván Mancía y Jonathan Jiménez, los estelares del que se presume es el mejor equipo salvadoreño de los últimos años a nivel internacional.
Un huracán
El único remate a gol salvadoreño en la parte inicial, y el primero del partido, fue uno tímido de Darwin Cerén que terminó en las manos de Bill Hamid, a los cinco minutos, y no fue augurio de nada porque pronto el equipo cuscatleco se vio arrinconado por el rival.
Estados Unidos tuvo siempre la claridad con el balón y con el avance del partido entendió la flacidez defensiva de la que adolecía El Salvador. De inmediato comenzó a pisar el área contraria, a rematar a puerta y a exigir a Henry Hernández, el único portero salvadoreño que se encontraba en el estadio.
Afloró entonces el rodaje internacional de Roberto Domínguez, el central del Bolívar de La Paz que podría ser uno de los únicos no culpables de la debacle de anoche. Sin él y sin el arquero, el derrumbe solo habría iniciado más temprano.
Porque al 17’ comenzó el horror, cuando Chris Mueller detectó el hueco por el corredor derecho de la zaga salvadoreña. El extremo eliminó a Marroquín con una gran obra individual y encontró a Paul Arriola entrando por izquierda, que solo esperó a que Akinola no le estorbase para definir el 1-0.
Tres minutos después, Mueller recibió solo en punto penal, luego de un rechace de Hernández que distrajo demasiado a Marroquín y a Mancía, y fusiló a la defensa. Y otro tres minutos más tarde, Sebastian Lletglet convirtió el 3-0 con tras fina conducción desde la media cancha en la que hizo ver a Mancía, Jiménez y Orellana como marcadores amateurs.
Mueller aumentó el castigo contra la defensa salvadoreña, ensañándose con la floja actuación de Marroquín, y aprovechó el mal juego de offside de la última línea para anticipar la espalda y definir de “palomita” mientras al lateral de Alianza insistía más en pedir la intervención del árbitro abanderado.
Si el partido no estaba liquidado, el debutante Ayo Akinola se estrenó concretando el quinto gol al 27’ en una jugada de contra bien puede tomarse como el resumen general del encuentro. Arriola y Akinola quedaron solos contra Domínguez tras un pase en profundidad y entre ambos bailaron al solitario defensa antes de fusilar a Hernández.
En este momento, De los Cobos metió mano para intentar evitar algo peor, mas fue su rival el que sacó el pie del acelerador (por misericordia y, pues, para permitir que sus defensores tuvieran algo de trabajo cediéndole iniciativa al rival). Marroquín se retiró y entró Bryan Tamacas, que no tuvo menos problemas; e ingresó Alex Mendoza por un desaparecido David Díaz.
El réferi anuló al 42’ un posible sexto tanto de Mark McKenzie, pero de todas maneras este llegó al 50’ por intermedio de Aaronson, luego de que Lletglet dejara otra vez en el camino a todos los jugadores que lo esperaban en la banda derecha y sirviera para su compañero que quedaba solo dentro del área cuscatleca.
Más tarde ingresaban Flores, Punyed y Coreas en la Selecta. Este último tuvo el segundo y último tiro a marco en una noche negra y que debe servir de lección para todo el fútbol salvadoreño.