La nueva vida de Olivier Ayala: de mundialista a ingeniero mecánico en México

El exmundialista Sub 20, con paso en equipos mexicanos como Pachuca y León, y por Alianza, se retiró hace cinco años. Ahora, está por ser ingeniero mecánico automotriz. Vive en México

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Olivier Ayala, con su esposa Andrea García y su perrita Niki, en el Puente del Amor, en León Guanajuato, México. Foto: Cortesía Oliviera Ayala

Por Varinia Escalante / Twitter: @VSkalanT

2021-06-19 5:30:59

Doce años de carrera. Fútbol nacional, azul y blanco, y legionario juvenil. Es Olivier Ayala. El defensa que, formado en FESA, dio el salto al extranjero en la adolescencia para jugar en Pachuca y León, luego en Alianza, y formó parte de la camada mundialista que clasificó a Turquía 2013. Asistió al Mundial, pero se retiró muy joven.

A los 23 años, Ayala “ya no disfrutaba más del fútbol”. Ahora, con 27, agradece al deporte todo lo que vivió, también a la Fundación que lo hizo ser quien es en la actualidad. Está, además, por graduarse como Ingeniero en Mecánica Automotriz, con especialidad en “Mantenimiento en vehículos a gasolina”.

Está radicado en León, Guanajuato, México, con una nueva familia y desde ahí conversa con CANCHA, al finalizar su jornada laboral y antes de ir al gimnasio. Como el otro Olivier, ese que ya está afuera de un campo de fútbol.

¿Qué haces ahora en día?
En 2016, regresé a México. Y, desde entonces, vivo aquí, en León, Guanajuato. Volví acá, estudio y trabajo. A eso me dedico. Estudio la carrera en Ingeniería en Mecánica Automotriz, con una especialidad en mantenimiento en vehículos a gasolina. Espero terminar, si todo sale bien, en diciembre.

En tu trabajo, ¿cuál es tu faceta?
Soy el encargado o administrador, más bien, de la bodega de una constructora. Me encargo de los materiales de construcción, llevo el control, registro, yo administro su bodega.

¿Y cómo es tu día a día?
De lunes a viernes, me levanto a las 6:00 de la mañana. De 7:00 a 10:00 a.m., tengo clases. Por la situación de la pandemia, trato de tomar las clases en el mismo trabajo, y continúo con mis actividades hasta las 5:00 de la tarde. Después, a las 6:00 p.m., voy al gimnasio, y ya regreso a casa. Y los sábados, es cuando estudio la especialidad. Voy a clases de 8:00 de la mañana a 2:00 de la tarde, y ya quedo libre. Los domingos, voy un rato al gimnasio y a descansar.

¿Con quién vivís?
Vivo con mi esposa y una perrita y ya.

Ayala, exdefensa de la Sub 20 mundialista, disfruta su nueva vida. Acá, en el Parque Xcaret, Cancún, Quintana Roo, México. Foto: Cortesía Oliviera Ayala

Y en esta nueva vida, ¿hay tiempo para el fútbol?
Muy poco. Cuando yo decidí ya no jugar más, fue porque yo ya, sinceramente, no lo disfrutaba, no me sentía bien. Ya no sentía esa emoción, esa alegría, entonces cuando decido dejar de jugar, decidí alejarme un poco. De vez en cuando, sí veo uno que otro partido, en la tevé, muy pocas veces me invitan los amigos a jugar. Ahora, con la pandemia, sinceramente tendré, fácil, un año sin jugar nada

¿Has vuelto a ESA?
Desde 2016, no he regresado al país. Ya tengo casi cinco años que no voy.

¿No te hace falta?
Sí. Mi mamá y mi papá siguen allá, me hacen falta, y muchos amigos, demás familiares, la comida se extraña. Pero en cierta forma, ya estaba adaptado a vivir aquí, en México.

¿Cuándo dijiste: ya no, terminé con el fútbol, me retiro?
En 2016, me tocó descender con Marte (Clausura). Las cosas se complicaron bastante. A partir de ahí, mi relación con el fútbol empezó a deteriorarse, por cómo se dieron las cosas en el equipo. Fue un secreto a voces que la directiva nos hizo firmar una especie de convenio en el que si no salvábamos la categoría el equipo no nos pagaba.

Fue prácticamente más de medio torneo que no cobramos, y como nos tocó descender, no cobramos prácticamente nada. A partir de ahí, me empecé a decepcionar no del fútbol como tal, porque es lo mejor que me pasó en la vida, sino del entorno, de las personas que lo dirigen, y de todo ese ambiente que se vive afuera de una cancha.

"Creo que para un niño, del lugar de donde vengo, para lo que pude imaginar, logré muchas cosas y más. A pesar de que mi carrera fue corta, lo disfruté mucho"

Olivier Ayala, La frase: .

Pero estuviste en Segunda
Después, me voy a Segunda con Audaz, de la mano del profe (Efraín) Burgos. Cuando lo destituyen de su cargo, ahí dije: ya no más. Me convencí de que tristemente el fútbol en El Salvador se aleja muchísimas veces de lo deportivo y ya influyen cosas externas. Eso me hizo que ya no lo disfrutara, que ya no fuera feliz.

Te retirás en 2016
En Audaz, jugué tres o cuatro partidos. Yo decido ya no presentarme con el equipo, y no seguir. Para septiembre, me regreso a México, y estando aquí el profe Burgos toma a la UES para enero 2017 (Clausura). Me comentó que quería que regresara a jugar, que vaya a la UES. Pero estaba teniendo problemas de descenso, y con lo que ya había experimentado en Marte ya no quería vivir esa situación. Le dije que muchas gracias, pero que no, seguía firme de mi decisión de no jugar más ya profesionalmente.

 


Ayala, zaguero salvadoreño, se eleva para cabecear un balón, durante el partido del Mundial contra Turquía. Foto: EDH Archivo

En México, ¿no se abrieron posibilidades de jugar?
Lo intenté. Sí, sinceramente, cuando recién me regresé. Estuve entrenando un tiempo, esperando a que terminara el torneo en diciembre, pero al final por ser extranjero se complicaba. Y ya no quise insistir, no forzar las cosas, y dije: no, dejo el fútbol por la paz, simplemente como hobbie, como diversión.

¿Terminó tu carrera como debía ser?
Definitivamente, me he hecho yo mismo esa pregunta en muchas ocasiones. Como contexto, puedo decir que FESA, donde estuve desde los 11 años, me cambió la vida. En el momento en que entro, mi vida cambió por completo. Jamás me vi como jugador profesional, sí me gustaba como cualquier niño, pero jamás creí que ese sueño fuera posible. Cuando llego a FESA, ahí me doy cuenta de que hay una gran posibilidad de poder hacer realidad ese sueño, y de que ahora no solo era sueño, sino de que hay muchas probabilidades de ser un futbolista profesional.

FESA influyó al cien en tu vida
Siempre nos prepararon, desde pequeños. Nos hicieron ver de que el fútbol podía hacer que nuestras vidas mejoraran, pero que no podíamos enfocarnos solo en eso. En FESA, nos preparaban de forma tal de que si el fútbol no se te daba o no llegábamos a profesionales, o si la carrera se truncaba, siempre teníamos que estar preparados para una vida después del fútbol. Eso es lo que más agradezco de FESA, es lo que siento que más me ayudó a ser la persona que soy ahora. (...) Así que siempre traté de enfocar mi vida en otras cosas. Lo que más agradezco es todo lo que nos enseñó: valores, ser agradecido, esforzarme, ponerme metas y hacer lo necesario por cumplirlas, enfocarme por los estudios, no quedarme de brazos cruzados, salir adelante. No sé si fue la mejor forma en que terminó mi carrera, pero siento que ya no lo disfrutaba y ya no era feliz, no era la misma persona, ni el mismo jugador. Por eso, decidí ya no jugar.

¿Lográstes todo lo que querías o te quedó alguna deuda?
Creo que para un niño del lugar de donde yo vengo (caserío Las Pampas, Tecoluca, San Vicente), donde si bien podés ir a la escuela hasta bachillerato con suerte, si tenés suerte podés irte a las 4:00 de la tarde a la cancha a jugar, y el fin de semana jugar en los torneos amateur, en el barrio, para lo que me pude imaginar de mi vida cuando fuera grande, pues logré muchas cosas e incluso más que lo que yo mismo me pude imaginar. Si bien mi carrera no la concluí ya grande o veterano, a lo que normalmente está acostumbrado uno, a pesar de que fue corta, siento que logré muchísimas cosas.

En ese sentido, ¿qué logros resumís?
Mi primer logro fue salir de donde crecí; después, gracias a FESA, llegar a México. Con esfuerzo, me quedo en Pachuca, donde estuve casi cinco años, muy pocos adolescentes pueden decir que vivieron en el extranjero casi seis o siete años, y que estuvieron en un nivel igual o mejor que muchas promesas del mismo país, del mismo México, en un grupo selecto de las fuerzas básicas. Pertenecer a selecciones también fue algo muy interesante, algo que me dio muchísimos aprendizajes y experiencias. No tengo ninguna queja para el fútbol, el deporte en sí fue lo mejor que me pudo pasar. Viajé casi por todo el mundo, literal, sin un peso en la bolsa, todo gracias al fútbol. Es el deporte más lindo que existe. No tengo quejas para el fútbol, al contrario soy quien soy gracias a FESA, gracias al fútbol.

¿Hay algo que te marcó en tu carrera?
El logro más grande que yo considero, personalmente, fue haber ido al Mundial. Nada que haya conseguido antes o después, hablando deportivamente, supera el hecho de haber jugado al Mundial. Antes, haber clasificado, ser la primera selección juvenil salvadoreña en clasificar. Tuve la dicha y el honor de haber jugado los tres partidos que nos correspondieron. Ese fue mi más grande logro. Segundo, FESA que me marcó, me metió al mundo profesional. La Fundación me enseñó a ser una persona integral. Y después, Pachuca, que me terminó de abrir el panorama. Me terminó de convencer de que si como joven te esfuerzas, poco a poco puedes ir escalando y llegar al primer equipo. Y en Pachuca, me doy cuenta de que el ser profesional es tener una vida normal también.

¿Qué logros personales sumástes?
En FESA, quedamos campeones en diferentes torneos nacionales, y en Guatemala. En Pachuca, en fuerzas básicas, en al cuarta categoría, salimos campeones dos años, los cuatro torneos seguidos. Logramos un tercer lugar en Sub 20, que era la reserva. Me nombraron un par de veces el “Tuzito del Mes”. Fui campeón en una Copa en Inglaterra; y un tercer lugar en una Copa Nike en Sudáfrica. Después, en León, con Sub 20, quedamos subcampeones; con el primer equipo, llegamos hasta semifinal, en Torneo de Copa. Y con Alianza, soy sincero, el campeonato (que ganó) no lo disfruté, porque jugué muy poco. El haber quedado en tercer lugar en el Premundial en Puebla. Y el haber clasificado al Mundial.

Del Mundial de Turquía 2013, ¿qué recordás más?
Lo voy a resumir en dos partes: una, afuera de cancha; y otra, en cancha. Fuera de cancha, puedo decir que no sé por qué fue el único viaje en que me costó acostumbrarme al cambio de horario. Me tardé casi dos semanas en poder tomar el ritmo de sueño. Literal, en la noche de Turquía, no podía dormir, dormía en el día. Y la comida también. Y en lo deportivo, ahí recuerdo mucho el primer partido contra Turquía, porque creo que el hecho de saber, ser consciente de que estabas jugando un Mundial hacía que los nervios normales se incrementaran, tratar de controlarlos era muy difícil. Pero una vez rodó la pelota, se te olvidó todo, estás enfocado en el fútbol. Eso lo recuerdo, el estar ansioso por querer jugar. También, haberle ganado a Australia. También marcó mucho.

“FESA me cambió la vida por completo. Siento que al final ya no disfrutaba el fútbol y no era feliz, no era el mismo jugador. Por eso, decidí ya no jugar”

Olivier Ayala, La frase: .

Fue un triunfo importante
Lo que más recuerdo es el hecho de que siendo salvadoreños, habiendo crecido en las condiciones que lo hicimos, de donde veníamos, competir con jugadores que ya estaban en nivel y darte cuenta de que no son superiores, de que salvadoreños chaparritos, flaquitos, mal comidos, mal preparados, hicieran un trabajo lo mejor que se pudo y obtener esa victoria me dio satisfacción. Saber que tantos años de prepararnos dio resultados, que sí dio frutos.

¿Por qué considerás que tu generación mundialista no destacó más?
Hay muchos factores. No sé cómo lo tome la gente, pero la mayoría de esos jugadores eran provenientes de FESA y muchas personas, equipos, incluso la misma Federación, nunca estuvo muy de acuerdo. Siempre veían a FESA como una competencia, no sé si con envidia, no sé qué ocurría, pero lo digo ahora porque en su momento, de broma en broma, muchas personas nos lo decían. Pero era una realidad en esa generación. La mayoría teníamos raíces y comienzos en FESA. Creo que el principal punto de quiebre fue la falta de proyección, paciencia, proyectos, apoyo, colaboración con equipos de Primera, la falta de brindar oportunidad al joven.

El salvadoreño asegura que “cada día que pasa” se “asienta más en México”. Está disfrutando, como acá, en Cancún, México. Foto: Cortesía Olivier Ayala

¿Hace falta apoyo al juvenil?
Ese es un punto importante. Es algo que muchos entrenadores, directivos, equipos piensan que es más importante tener resultados, ser campeón, salvar categorías, que formar jugadores. Por ese punto, hay muchos extranjeros, muchos que llegan a grandes y siguen jugando, siendo titulares, y no porque no tengan jóvenes buenos, sino porque no se les da oportunidad. A la mayoría de nosotros, eso nos pasó. Y cuando se nos dio, no fue lo que ellos esperaban y ya no se nos volvió a dar otra oportunidad. Creo que se debe buscar un equilibrio entre obtener resultados, pero es importante formar jugadores jóvenes, que al final es el futuro del equipo, del fútbol salvadoreño. Me atrevo a decir que al día de hoy siguen las circunstancias de la misma forma. Y la parte económica tristemente pesa. Es otro punto.

Te consideraron uno de los mejores defensas junto a Marvin Baumgartner
Creo que por la formación que tuve jamás me consideré como el mejor. Al contrario, siempre me consideré una persona trabajadora, la que más entrenaba. Donde iba, siempre traté de ser el que más se esforzaba. Me enseñaron siempre a dar el máximo, a esforzarme, y a tratar de ser mejor yo, no ser mejor que los demás. Curiosamente, con Marvin formamos una buena dupla quizás por la formación que habíamos tenido. Sabía él cómo yo jugaba, y yo cómo jugaba él, y a pesar de no hablar el mismo idioma, de tener esa traba de comunicación, por la formación nos entendíamos, ya no teníamos necesidad de hablar, sabíamos lo que teníamos que hacer. A parte de la cancha, nos llevábamos muy bien.

Alejado ya del fútbol, ¿no seguís el salvadoreño, a las selecciones?
Sí. La verdad sí (está pendiente). Al final del día, me gusta el fútbol, lo disfruto, estoy tan agradecido con el deporte y porque también soy salvadoreño, y a mí también me daría mucho orgullo y satisfacción que otra selección juvenil vaya a otro Mundial. O que la selección mayor esté logrando cosas importantes. También, me da mucha satisfacción por mis compañeros, mis amigos, de los que aún están en activo. Y cualquier cosa que tenga que ver con el país me mueve. A pesar de que ya no juego profesional, sí sigo todo el deporte de El Salvador, porque eso jamás va a cambiar.

¿Te quedó la deuda de no jugar con la Selecta Mayor?
Tuve entrenamientos, nada más. Pero amistosos y oficiales, nunca. Sí tengo la espinita, pero ahora como buen aficionado me da mucho gusto cuando llaman a los de mi camada, de mi generación. Verlos ahí me da la sensación de que es como si yo estuviera ahí con ellos, aunque sí tengo la espinita. Pero no me puedo quejar del fútbol, de la carrera, si fue corta o larga, lo que sea que me tocara vivir, lo disfruté muchísimo y estoy muy agradecido, con lo poco o mucho que viví del fútbol.

 

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