Guillermo ‘Loro’ Castro: “Participar en Juegos Olímpicos y un Mundial es lo máximo”

Mano a mano con Guillermo Castro, otrora defensor de Atlético Marte y la Selección de 1970. El inicio de su carrera, su doble aventura en tierras mexicanas y su frustrante sueño de buscar defender los derechos de los futbolistas hace más medio siglo

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Guillermo "Loro" Castro en su etapa de seleccionado nacional. Foto/Cortesía

Por Robbie Ruud | Twitter: @RobbieRuud

2020-06-08 5:25:04

Guillermo ‘Loro’ Castro fue un defensor central aguerrido y de gran juego aéreo. Solo en Marte jugó 17 años entre inferiores y primer equipo. Año con año forjó con grandes actuaciones un nombre con peso e historia en el balompié nacional. Castro, uno de los héroes del 70, también se puso la elástica de equipos como Universidad Nacional, Independiente y Juventud Olímpica.

A sus 79 años, con mucho humor y gran espíritu, recuerda sus días como futbolista. Cuando se le pregunta por el mundial del 70 su respiración se acelera y sus niveles de adrenalina también. Mencionarle dicha justa le activa y despierta de inmediato aquellos recuerdos que se niegan a desaparecer.

Castro fue el pionero en intentar crear una asociación de futbolistas profesionales en El Salvador. Impresiona que ya pasaron más de 50 años también de esa iniciativa, y el ente rector del balompié nacional se sigue comportando igual. Al margen de los nombres que pasen por la federación, hay una mayoría importante de directivos en la historia del ente que guardan algo en común: un desinterés claro y firme para que surja y se establezca una asociación que proteja verdaderamente los derechos de los futbolistas.

¿Cómo nace su apodo?

Yo iniciaba con el Marte fuimos a un amistoso en Metapán, yo le hice como Loro y me pusieron “Loro Negro”, Paco Francés me decía “Lorito”, y gente de El Diario de Hoy me pusieron “Loro” Castro.

¿Cómo se dio lo de ser defensa?

En el colegio me ponían de defensa, en el barrio también, así que de central me quedé, al principio porque no tenía opciones para jugar (risas). Con el tiempo fui mejorando el juego y pude consolidarme. Un día me llamaron para reforzar el Independiente y jugué contra un equipo hondureño. Días después me metí a la Maestranza porque me gustaba la mecánica, ahí había un equipo de fútbol y jugué dos temporadas.

La Maestranza era el sitio de reparación de vehículos y armas del ejército, estaba ubicada frente al antiguo edificio de la antigua Policía de Hacienda. Luego me llamaron a Marte, me hicieron pruebas, me quedé; desde ahí fui titular gracias a Dios. Hice 17 años con el equipo capitalino en la Liga Mayor.

¿Quiénes fueron los jugadores más difíciles a los que se enfrentó?

Creo que el “Toro” Torres y el “Pelé” Zapata fueron los delanteros nacionales más difíciles contra quienes jugué. En el plano internacional recuerdo a László Fazekas de Hungría, era tan duro de detener que uno terminaba hasta acalambrado del estómago. Ese nos hizo goles hasta en España 1982. No era para menos el respeto a Fazekas, nos anotó también en los Juegos Olímpicos de México 1968 y en un amistoso en 1976. Siempre nos tuvo la medida.

¿Es cierto que su padre no quería que jugara al fútbol de forma profesional?

En el primer NORCECA con la Selección Nacional recuerdo que me dieron un reconocimiento, mi padre me acompañó ese día y luego de jugar me dijo que el trofeo estaba bonito, pero que el fútbol era una cuestión de vagos. Me costó convencerlo porque el futbolista estaba mal calificado en esos tiempos, gracias a Dios me supe mantener.

Comencé a jugar para la Selección allá por 1960, pero fue 1962 cuando ya fui parte del equipo formalmente. Cuando fui al mundial yo jugaba con Marte. Con el equipo nacional estuve hasta 1970, de ahí me retiré de la Selección, pero seguí jugando en otros equipos. Una lesión ya no me dejó jugar y me retiré como a los 36 años por molestias en la rodilla, una que ya me había operado anteriormente. Me despedí del fútbol con Juventud Olímpica.

Guillermo “Loro” Castro (arriba, primero de izquierda a derecha) en su etapa de seleccionado nacional. Foto/Cortesía

¿Cuál es su mejor recuerdo del fútbol?

Solo con participar ya en un mundial y en unos Juegos Olímpicos es lo máximo para un futbolista. El fútbol no me debe nada, ni yo al fútbol. Los rivales en el mundial jugaron a morir, no pensaban en fama, al ponerse esa camisa nacional hay que defenderla. Uno se pone la camisa, le dan la oportunidad y uno pone todo en la cancha, yo no andaba pensando quién me iba a ver o a contratar afuera, mi único objetivo era dejar la piel por mí país. Salir concentrado y enfocado.

¿Qué le pareció la organización mexicana?

A nosotros nos alojaron en un Motel, el María Bárbara, llegaba y salía un montón de gente y no sentíamos que fuese un lugar adecuado, pero esa fue cuestión de la federación nuestra, no de la organización mexicana. Los mexicanos fueron buenos anfitriones, no tengo nada qué reclamarles. En el arbitraje, lo malo fue contra México, fue lo más negativo que nos pasó, seguro el arbitraje tenía que ayudar a México, como país anfitrión, usted sabe, estaba obligado a avanzar lo más que pudiera.

Se habla mucho sobre caballerosidad y honor contra los rivales de antaño ¿en serio no había insultos o provocaciones en la cancha?

En el terreno de juego recuerdo que a mí me tocó marcar contra la URSS a Bishovets, y él en una jugada donde lo cubrí bien me dijo “indio” y algo más en ruso. ¡Vos sos comunista le dije!, yo no me iba a dejar tampoco, tenía que darle la devolución (risas). Quiero añadir que ninguno de los rivales jugó con mala intención, tal vez uno podía lesionarse por no poner o quitar el pie a tiempo en una jugada; ellos fueron con fuerza y con todas las ganas, así como nosotros también, nunca con mala intención. Ni Bélgica, ni México ni la URSS.

Se habla mucho entre la afición sobre los compañeros de Selecta que no pudieron jugar en México 70 ¿qué opina al respecto?

Los técnicos tienen sus ideas y su confianza en los jugadores en los que miran más idóneos para jugar. Yo también fui técnico, y sé que hay que respetar la idea del entrenador. El técnico tiene su estrategia, y sabe por qué pone a un futbolista en específico. Contrario a lo que muchos piensan, yo creo que jugadores como Magaña tenían que ser titulares porque tenían condiciones y cualidades destacadas. Lo mismo aplica para cualquier otro futbolista de la Selección.

¿Qué recuerda del recibimiento para la Selecta tras el mundial?

Al regreso a El Salvador fue gente a recibirnos tras disputar el mundial, pero fue menos en comparación a la que se dio cita cuando nos despidieron para ir a México. Yo le estoy agradecido siempre a la afición por su apoyo, pero sí, hubo diferencia, quizás un poco menos reconocimiento. Creo que la gente nos calificó negativamente en el momento de nuestra venida, pero con el tiempo la gente valoró que lo dimos todo a pesar de las condiciones en las que trabajábamos, fuimos el primer país centroamericano en clasificar a un mundial, y acuérdese que tenía solo 16 participantes, era más difícil llegar, ahora se juega con el doble de participantes. Teníamos un buen plantel, lástima que don Hernán tuvo poco tiempo para preparar al equipo, los europeos andaban haciendo giras, con continuidad de cuerpo técnico. Tuvimos muchas limitantes para prepararnos. Hicimos lo que pudimos.

¿Intercambió camiseta con algún rival en México 70?

La mayoría de nosotros no quisimos dar la camiseta, las conservamos. En el 68 un edecán mexicano en los Juegos Olímpicos nos invitó a quedarnos en su casa junto a la ‘Baiza’ Ruano entre otros. ‘Regáleme la camisa’, me dijo. No, este es mi recuerdo eterno, no te lo puedo obsequiar, me dijo. Tener un recuerdo del mundial es algo único. Ahora que recuerdo yo les di al Indes una de las camisetas que ocupé y mi carné de participación porque iban a hacer un museo, pero a saber qué hicieron esas cosas porque no hay museo ni nada. Estoy arrepentido de eso.

¿Qué objetos preciados de su aventura mundialista guarda?

No tengo grandes cosas materiales de recuerdo, pero en mi memoria los recuerdos son más valiosos. Lo más preciado para mí. Tengo fotos y otras cosas conmigo, pero no se comparan con la experiencia de haber estado allá. Yo no me traje sombreros de charros ni nada de eso, yo prefiero lo salvadoreño (risas).

Les dieron un premio por clasificar, pero les quedaron debiendo viáticos, y otros incentivos.

Recuerdo que peleamos en una pequeña huelga y solicitamos que nos pagaron 100 dólares por presentación en el mundial de México 70, todos, pero eso lo estamos esperando todavía, nunca se saldó esa cuenta. Así se maneja nuestro fútbol.

Guillermo “Loro” Castro en su etapa de seleccionado nacional. Foto/Cortesía

¿En el 67 usted lideró el primer intento de crear una asociación de futbolistas profesionales?

Nos reunimos en la casa club del Adler. Estaban Monge, (Chamba) Mariona, Pipo (Rodríguez), varios, hicimos una directiva, realizamos una convocatoria… estaba naciendo CLIMA y eso teníamos claro que lo hacían para subyugar más al futbolista. Si ellos hacen una asociación, nosotros como futbolistas también, pensamos ¡Somos los actores principales!

En la primera asamblea de la asociación tuvimos reunidos a 52 compañeros, pero días después los directivos amenazaron a todos los futbolistas para que se salieran de la Asociación de Futbolistas Profesionales, porque si no se retiraban no les contratarían en el futuro. Así es como apenas quedamos solo los de la directiva reuniéndonos y se paró el movimiento como año y medio dos años desde el 67, no encontramos apoyo en la federación, sino todo lo contrario.

Los miembros se fueron yendo poco a poco hasta que decidimos mejor no llevar adelante el proyecto en ese momento. Después sin mi participación en los noventa estaban Chávez, Fagoaga entre otros tratando de hacer una pero no lo lograron. En 2003 ya con mi colaboración hicimos otro intento, y en 2009 nos aprobaron los estatutos. Nosotros le dejamos “Asociación Profesional de Futbolistas de El Salvador”, pero el Indes protestó y no dejó que se hiciera porque quería que fuese abierta, no solo cerrado a profesionales. Indes dijo a Gobernación que no procedía y que no podría concretarse. Insistimos que era necesaria la asociación y hasta la fecha no logramos convencer a los profesionales. Nadie quiere invertir dinero y tiempo ya en ayudar a los futbolistas, a que se les respeten los derechos.

Pero Carlos Carrillo en la actualidad lidera otra y está peleando palmo a palmo para que trascienda

Hoy han hecho otra, pero no prosperará porque los directivos no quieren que les frenen el mal manejo que hacen de nuestro fútbol. La asociación tiene que velar porque los futbolistas tengan contratos que se les respeten, seguro social, fondo de pensión… Nuestro fútbol se va a componer cuando los futbolistas se den su lugar y se hagan respetar por ser los actores principales, y que es una profesión.

En El Salvador en general no se valora al futbolista, y andan mal, varios dirigentes piensan en el momento, nunca en el futuro. Imagínese, cuando me lesioné en el Marte yo fui solito a Guatemala para que me operaran; yo le tengo un gran cariño al equipo y mi corazón siempre estará con ellos, pero me duele que no me reconocieran como merecía mi trayectoria en el Marte. No me ayudaron nada en esa ocasión cuando me lesioné de gravedad, me abandonaron.

Insisto, para mí fue un honor vestir la camisa del Marte, pero nunca toleré que los directivos no me respondieran en las circunstancias que le explico. No me inscribieron cuando me lesioné, y punto. Fue lamentable en su momento.