Guillermo ‘Loro’ Castro: “Participar en Juegos Olímpicos y un Mundial es lo máximo”
Mano a mano con Guillermo Castro, otrora defensor de Atlético Marte y la Selección de 1970. El inicio de su carrera, su doble aventura en tierras mexicanas y su frustrante sueño de buscar defender los derechos de los futbolistas hace más medio siglo
Guillermo ‘Loro’ Castro fue un defensor central aguerrido y de gran juego aéreo. Solo en Marte jugó 17 años entre inferiores y primer equipo. Año con año forjó con grandes actuaciones un nombre con peso e historia en el balompié nacional. Castro, uno de los héroes del 70, también se puso la elástica de equipos como Universidad Nacional, Independiente y Juventud Olímpica.
A sus 79 años, con mucho humor y gran espíritu, recuerda sus días como futbolista. Cuando se le pregunta por el mundial del 70 su respiración se acelera y sus niveles de adrenalina también. Mencionarle dicha justa le activa y despierta de inmediato aquellos recuerdos que se niegan a desaparecer.
Castro fue el pionero en intentar crear una asociación de futbolistas profesionales en El Salvador. Impresiona que ya pasaron más de 50 años también de esa iniciativa, y el ente rector del balompié nacional se sigue comportando igual. Al margen de los nombres que pasen por la federación, hay una mayoría importante de directivos en la historia del ente que guardan algo en común: un desinterés claro y firme para que surja y se establezca una asociación que proteja verdaderamente los derechos de los futbolistas.
¿Cómo nace su apodo?
Yo iniciaba con el Marte fuimos a un amistoso en Metapán, yo le hice como Loro y me pusieron “Loro Negro”, Paco Francés me decía “Lorito”, y gente de El Diario de Hoy me pusieron “Loro” Castro.
¿Cómo se dio lo de ser defensa?
En el colegio me ponían de defensa, en el barrio también, así que de central me quedé, al principio porque no tenía opciones para jugar (risas). Con el tiempo fui mejorando el juego y pude consolidarme. Un día me llamaron para reforzar el Independiente y jugué contra un equipo hondureño. Días después me metí a la Maestranza porque me gustaba la mecánica, ahí había un equipo de fútbol y jugué dos temporadas.
La Maestranza era el sitio de reparación de vehículos y armas del ejército, estaba ubicada frente al antiguo edificio de la antigua Policía de Hacienda. Luego me llamaron a Marte, me hicieron pruebas, me quedé; desde ahí fui titular gracias a Dios. Hice 17 años con el equipo capitalino en la Liga Mayor.
¿Quiénes fueron los jugadores más difíciles a los que se enfrentó?
Creo que el “Toro” Torres y el “Pelé” Zapata fueron los delanteros nacionales más difíciles contra quienes jugué. En el plano internacional recuerdo a László Fazekas de Hungría, era tan duro de detener que uno terminaba hasta acalambrado del estómago. Ese nos hizo goles hasta en España 1982. No era para menos el respeto a Fazekas, nos anotó también en los Juegos Olímpicos de México 1968 y en un amistoso en 1976. Siempre nos tuvo la medida.
¿Es cierto que su padre no quería que jugara al fútbol de forma profesional?
En el primer NORCECA con la Selección Nacional recuerdo que me dieron un reconocimiento, mi padre me acompañó ese día y luego de jugar me dijo que el trofeo estaba bonito, pero que el fútbol era una cuestión de vagos. Me costó convencerlo porque el futbolista estaba mal calificado en esos tiempos, gracias a Dios me supe mantener.
Comencé a jugar para la Selección allá por 1960, pero fue 1962 cuando ya fui parte del equipo formalmente. Cuando fui al mundial yo jugaba con Marte. Con el equipo nacional estuve hasta 1970, de ahí me retiré de la Selección, pero seguí jugando en otros equipos. Una lesión ya no me dejó jugar y me retiré como a los 36 años por molestias en la rodilla, una que ya me había operado anteriormente. Me despedí del fútbol con Juventud Olímpica.