“A una amiga le cortaron la cabeza, a mí me salvó el rugby”, seleccionada colombiana relata cómo el deporte la sacó de las pandillas

El brutal asesinato de su amiga, en 2010, y la construcción de una cancha de rugby a solo una cuadra de su casa le dieron un cambio completo a su vida.

Isabel Romero, la seleccionada colombiana que cambio las pandillas por una balón de Rugby

Por Xiomara Alfaro

2020-05-26 2:42:34

“¿Qué me salvó a mi? que hicieran la cancha de rugby”, así resume Isabel Cristina Romero la fortuna de estar viva y tener una segunda oportunidad en un barrio de Medellín, Colombia, donde reside desde su nacimiento y donde fue testigo del fatídico final de quienes fueron sus amigos en los años de su adolescencia.

Isabel, ahora de 23 años, recuerda cómo en 2010 su  amiga Andrea fue asesinada brutalmente en el barrio Castilla, zona asediada por la delincuencia y donde los asesinatos eran el pan de cada día.

El crimen ocurrió cerca de su casa, donde a poco distancia el gobierno recién se había construido una cancha sintética de rugby, deporte que más tarde le daría un nuevo sentido a su vida.

Captura de pantalla
Foto: Facebook- Federación Colombiana de Rugby

“A Andrea le cortaron la cabeza”, dice la joven con toda serenidad mientras confiesa que ambas andaban en malos pasos. Un día de 2010, Isabel acordó no ir a clases y quedarse el fin de semana con sus amigos en una finca de la localidad, pero repentinamente hubo un cambio de planes.

Días antes había pactado una apuesta, otra chica la había retado a probar que podía jugar rugby pese a que era una persona “gordita”. Isabel pensó que más tarde alcanzaría a su amiga Andrea y se fue a la cancha recién estrenada y donde todas las tardes cuando pasaba veía entrenar a un grupo de jóvenes, está ubicada a una cuadra de su casa. Había apostado 20,000 pesos colombianos ($5) por lo que debía jugar y demostrar de qué estaba hecha.

Atrapada por lo que había visto en el campo de juego se quedó hasta horas de la noche jugando; a su regreso a casa se enteró que habían matado a Andrea de una manera muy violenta y cruel.

Una familia de escasos recursos

Isabel creció en un barrio pobre, su madre salía de la casa desde la tres de la mañana caminando hasta llegar a su trabajo, según relata la joven en varias entrevistas a medios de comunicación. Salía y le dejaba a ella dinero para que comprara el desayuno.

“Lo único que podíamos comprar con esa plata eran arepas, que les echábamos mantequilla y sal”, dijo a la BBC, al mismo tiempo que asegura que todo “era muy triste” y solo “pensaba en hacer dinero y hacerlo fácil”.

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“Mis amigos eran esos chicos que matan gente”, agregó al canal Telemedellin. A sus 13 años solo pensaba en pertenecer a una de las pandillas de aquel barrio localizado en la segunda ciudad más grande de Colombia, y que durante los años 80 era considerada como la ciudad más violenta del mundo.

Isabel y Andrea pasaban tiempo con grupos de jóvenes que se dedicaban al narcotrafico y que eran conocidos por los asesinatos que cometían; ellas los respetaban dice, la razón era solo una: tenían el dinero que ellas necesitaban.

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Isabel relata que empezó a juntarse con ellos  y dejó de practicar deportes porque su mamá, doña Isabela Benítez,  no le ayudaba para comprar lo necesario. “Pensaba, mi mamá no colabora”, dijo en 2013 al canal.

El día que Andrea murió, fue decisivo para su vida, a partir de esa fecha todo dio un giro de 360 grados. Empezó a entrenar y ahora es una de las seleccionados de Rugby de Colombia. Pese a que en 2010 este deporte era poco conocido en Colombia, Isabel se  decanto, se enamoró de la disciplina, las rutinas, los entrenos  y los ejercicios físicos que este demanda.

En 2013 se preparaba para iniciar su carrera en Psicología en la Universidad San Buenaventura, donde recibió una beca. “Quiero especializarme en sexualidad”, añadió.

“Cada vez que habla de rugby, habla de Andrea, como si las dos cosas no pudieran separarse”, relata la BBC,  y es que su vida empezó de nuevo a partir de estos dos hechos.

“Soy deportista, muy peliona, muy mal geniada, pero muy buena gente, a veces muy perezosa, a pero muy disciplinada con mi deporte”, dice ahora mientras se le dibuja en el rostro una enorme  sonrisa.

Nueve años después del inicio de su nueva vida los sueños siguen en aumento

“Quiero convertirme en ser la mejor, ser mejor persona, ser la mejor sexóloga que puedan conocer, en ser la mejor en todo”, sentenció en H13Noticias.