La increíble historia de los atletas que compartieron el oro olímpico

El catarí Mutaz Essa Barshim y el italiano Gianmarco Tamberi decidieron no saltar más y celebrar juntos el primer lugar del salto de altura

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El italiano Tamberi (suelo) y el catarí Mutaz Essa Barshim celebran tras ganar y compartir el oro olímpico en los Juegos de Tokio 2020. Foto / AFP.

Por César Najarro / EFE

2021-08-02 9:08:18

El italiano Gianmarco Tamberi se rompió el talón de Aquiles en 2016, justo cuando ya iba a buscar una medalla olímpica en Río. Frustrado, no tiró la toalla, aunque en más de una ocasión lo pensó, ya que ese tipo de lesiones marginan de por vida del deporte de alta competitividad a la mayoría de atletas. Son pocos los que logran volver, y escasos los que llegan a su nivel previo.

Sin embargo, Tamberi superó y dejó una enorme lección de combatividad, espíritu olímpico y amistad en esta edición de Tokio 2020.

El italiano, que escribió en su yeso "Camino a Tokyo 2020" como una promesa hacia el futuro, y que luego tachó 2020 por 2021 por lo de la pandemia, ahora celebra a lo máximo. Pero lo hace, además, desde un podio compartido, en una gran historia humana que acabó con una amistad olímpica para siempre.

Mutaz Essa Barshim, de Qatar, y el italiano Gianmarco Tamberi, en la ceremonia de premiación. Foto / EFE.

El catarí Mutaz Essa Barshim y el italiano decidieron compartir el peldaño más alto del podio tras conseguir la medalla de oro olímpica de altura con una marca de 2,37 sin un solo fallo anterior, antes de errar los dos de 2,39.

Al estar empatados, el juez les dijo que podían intentarlo una vez más para tratar de definir al mejor, o compartir el oro, y esto último decidieron Barshim y Tamberi.

Con la misma marca que ellos, pero con un salto nulo en 2,19, la primera altura que intentaba, el bielorruso Maksim Nedasekau tuvo que contentarse con la medalla de bronce.

Con sendas medallas de plata en Londres 2012 y Río 2016, Barshim, el mejor saltador de altura desde los tiempos del cubano Javier Sotomayor, con 11 saltos por encima de los 2,40 metros desde 2013, buscaba en Tokio, con 30 años, su primer oro después de haber sido dos veces campeón del mundo.

Pero, además, también Barshim venía de una terrible lesión. El catarí, segundo en la lista de todos los tiempos con 2,43, había superado la rotura de ligamentos en el tobillo que sufrió el 2 de julio de 2018 en el Memorial Gyulai de Szekesfehervar (Hungría), cuando estuvo a punto de batir el récord mundial con el listón, que rozó ligeramente en su primer intento, situado en 2,46.

En su tercera tentativa contra el récord sufrió la lesión que le tuvo casi un año inactivo, pero regresó a tiempo para proclamarse campeón mundial en si tierra (Doha 2019).

Este año sólo había competido cuatro veces pero ha logrado estar a punto en el momento preciso, para compartir los máximos honores con otro "resucitado" después de una grave lesión, Gianmarco Tamberi.

En un evento marcado por la pandemia, en el que todos los atletas se han impuesto a sí mismos las medallas, esta vez, Tamberi se la puso a Barshim y este al primero. "¿Podemos tener dos oros?", preguntaron al juez después de hablarlo entre ellos. El oficial asintió e inmediatamente los dos dieron saltos de alegría.

Un día después, durante la ceremonia de entrega de medallas han multiplicado sus gestos de amistad, abrazándose y elevando al cielo el brazo del otro en señal de reconocimiento mutuo, en presencia del bielorruso Maksim Nedasekau, medallista de bronce.

Gianmarco Tamberi, de Italia, y Mutaz Essa Barshim (i.) celebran el oro olímpico en salto de altura. 

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