La historia de Rafa Arévalo en centros de contención: enseñó tenis y conoció dos pacientes con Covid

Alejado ya de aquellos lugares que solo quedarán en su memoria, y en el recuerdo de que eran la única solución para volver a ver a su familia… ahora responde en la intimidad de su casa, tranquilo, donde lo que respira es el olor conocido de hogar.

Es Rafael Arévalo, el extenista nacional y actual presidente de la Federación Salvadoreña de Tenis (FST), quien salió de la cuarentena el pasado 19 de abril, después de pasar por dos centros de contención, tras volver al país de Panamá.

Sin embargo, estar “de regreso en casa”, como él lo dice, no lo excluye de lo que viven los salvadoreños por el tema de la pandemia por el coronavirus (Covid19), la cuarentena domiciliar. Rafa lo asiente: “Luego de salir de un centro de cuarentena, las personas nos comprometimos a estar 15 días más en un domicilio”.

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La historia de cuarentena

No fue fácil pasar por esta situación. Fueron 39 días los que Arévalo estuvo confinado, periodo en el que vivió e hizo muchas cosas, y en el que el tenis lo llevó de su mano.

“Es una situación fuera de lo normal. Difícil al inicio aceptar lo que estás pasando, con limitantes, pero a favor de una buena causa y por el bien de otros”, contó el extenista, quien estuvo en la Villa Centroamericana y luego en el Hotel Bahía del Sol, en aislamiento total.

Pero por qué llegó a un centro de contención, explicó: “Surgió una reunión de trabajo en Panamá, salimos un martes y debíamos regresar el jueves de esa misma semana. Valoré volar a otro país, mientras pasaba el tiempo inicial de las medidas; pero luego de analizar las cosas, regresar y pasar por cuarentena era la mejor opción para regresar a casa en tiempos más certeros”.

“Los países cerraban sus fronteras, y si era un virus entonces menos gente viajaría, por lógica escasez de vuelos. Ese fue mi análisis y decidí pasar el protocolo sanitario de nuestro país, prioricé estar en casa con las posibles condiciones de una cuarentena controlada. Era el precio”, reflexiona el sonsonateco.

Además, señaló que ahora considera que “era mejor eso (cuarentena) que poner en riesgo a los casi siete millones de habitantes que estaban sanos en aquel momento”.

Esto lo llevó primero a la Villa, y después al trasladado al hotel por voluntad. También, le hicieron dos pruebas, las cuales se asumen negativas. “Las pruebas las hicieron por centros de contención. A mi grupo, le tocaron dos pruebas, la primera a los 12 días de estar aislados; y la segunda, a los 22 días. Sobre el resultado, los médicos a cargo de los centros explicaban que si eras positivo te notificaban y te trasladaban”.

Sobre si se piensa o no en si la prueba era negativa o positiva, o si se podía contagiar, confesó: “Si venís de viaje, la prueba es lo que más tranquilidad te da, porque si eras positivo sabías que el Estado es el único que iba a tratarte, y si estás negativo era una ganancia mayor”.

“Solo tenemos el alcance, como seres humanos, de tomar precauciones. De lo demás, no tenemos el control. Hay que comprenderlo y hay que aceptarlo, solo Dios sabe lo que tiene escrito para cada uno”.

Luego, aceptó que no se sabe qué “va a pasar, pero quieres vivir y estar sano. Eso es lo que pasa por la cabeza, todo lo demás pasa a segundo plano o deja de tener importancia”. Y reiteró que “hay muchísima gente que está totalmente aislada, otros no porque (en su momento) solicitaron estar dos en una habitación, porque le temían a la soledad. En mi caso, estuve 29 días totalmente aislado, porque al tratarse de un virus preferí estar solo”.

Lo que sí tocó su vida fue el tema de estar cerca del virus y no ser afectado. “Nadie desea vivir una experiencia de esas, tampoco es de mi voluntad volverla a vivir. Sin embargo, ya en la situación, se experimentan cosas positivas que son las que pondré en mi memoria”.

“Esta experiencia me tomó por sorpresa a mis 33 años, en un momento de juventud, de crecimiento, de ganas de llegar lejos, con distintos sueños, de ver que todo es posible y con muchas aspiraciones positivas. Y 39 días fueron un stop obligatorio y positivo, que me permitieron entender lo que es importante: la salud, el tiempo, la vida, lo esencial, y lo que puede llegar y hacerse en su momento”, afirmó.

Después, añadió: “Me siento más fortalecido. Siempre he creído en Dios, nunca me ha abandonado, pero ahora supe que tengo un propósito. Después de ver que éramos tres personas en un módulo, durante los primeros nueve días, uno de ellos murió a causa del Covid19 (el octavo fallecido) y el otro fue trasladado como sospechoso, y yo no sentí ningún síntoma durante 39 días estando tan cerca. Sé que poco a poco iré descubriendo cuál es entonces mi próximo propósito en esta vida de parte de Dios”.

 

El tenis también lo sostuvo

Si bien Rafa no olvidará a las personas que no querían trasladarse ni irse de la Villa, porque ahí tenían comida, tampoco se irán de su mente los que simpatizaron con el tenis. Puso a disposición raquetas y pelotas para jugar; y, en su confinamiento realizó donaciones solidarias a Sonsonate, y estuvo activo dirigiendo reuniones y actividades de la FST.

“Lo inicial fue lo más duro. Entonces, recurrí a técnicas de relajación y visualización, y 72 horas después inicié a activarme. Acepté el ambiente, solicité raquetas y pelotas de tenis, y esto me hizo sentir que era útil y enseñé a jugar tenis. La gente se anotaba para recibir sus clases gratuitas, en tres días estaba claro, había aceptado y entendido, y los días pasaron muy rápido”.

El material deportivo lo consiguió a través de la FST y, a futuro, espera que quede en el lugar una cancha como legado. “Solicité al director técnico de la FST que me llevara tres redes de tenis y 24 pelotas de iniciación. En su momento, solicitaré que ese espacio sea transformado en una cancha de tenis. La iremos a inaugurar los que allá jugamos. Será un recuerdo de esta pandemia, y una cancha pública de tenis estará a disposición de Ayutuxtepeque”, expresó el exatleta.

Aseguró que la gente no sabía que era él quien impartía las clases, ya que “tenía una mascarilla puesta todo el tiempo”. Pero “después de algunos días, sí. Una persona me dijo que un niño era fan mío y lo llamamos virtualmente. El niño se quedó contento”, manifestó.

Fue la alegría de reconocer al tenista que jugó contra Roger Federer, en Beijing 2008. La misma alegría que ahora ese extenista tiene, por haber vuelto a casa y estar sano.