El atleta salvadoreño Herbert Aceituno y su entrenador, Jorge López, volvieron el domingo al país tras haber ganado la histórica medalla de bronce en la categoría hasta 59 kg de parapowerlifting de los Juegos Paralímpicos de Tokio.
Al arribar al Aeropuerto Internacional de El Salvador San Óscar Arnulfo Romero y Galdámez, Aceituno y López fueron recibidos de manera afectuosa por sus familiares y por la gerente de desarrollo deportivo del INDES.
Opinión: Herbert Aceituno, el Gigante de Soyapango
Al ver a su madre, doña Marta Celia López, el medallista paralímpico la abrazó, le expresó lo mucho que la había extrañado y le mostró la medalla que le había prometido a su padre, don Gilberto, quien falleció el año pasado.
“Me siento emocionado, sin palabras y muy agradecido primeramente con Dios, ya que creo que hemos cumplido. Yo le pedí a Dios de todo corazón poder tener un buen resultado y una medalla era muy importante para mí, ya que era en memoria de mi padre y yo le quería cumplir”, dijo Aceituno.
“Han sido cuatro años muy duros los que hemos pasado, pero eso no nos ha detenido para seguir adelante haga y conseguir este resultado. Hemos obtenido esta medalla y gracias a Dios hemos marcado la historia, la discapacidad es mental, no física y podemos romper las barreras”, reflexionó el medallista paralímpico.
Por su parte, Jorge López, entrenador de Aceituno, dijo sentirse emocionado y satisfecho por haber logrado la meta de regalarle al país la primera medalla paralímpica.
Asimismo, López reconoció que todavía le resulta complicado describir las emociones que ha vivido luego de conseguir para El Salvador la primera medalla paralímpica, en los juegos de Tokio.
“Con esta medalla se está demostrando que las personas con discapacidad son capaces de hacer todo lo que se propongan, de cumplir sus metas y conseguir grandes resultados”, dijo López.