Por décadas, Antonio Sánchez ha sido un formador de levantadores de pesas y fisicoculturistas. Cuando él comenzó en los gimnasios, ni siquiera existía una federación de físico. Fue uno de los pioneros del deporte, ganó el premio a “Mejores brazos de Centroamérica” y “Mejor Pecho” en dos ocasiones, entre los años 1963 y 1964.
Ahora, con 78 años continúa en la rebusca, pese a los problemas físicos que padece. Como la mayoría del país, tiene que trabajar para poder comer. Vive con una hija, que también labora, pero el negocio se le vino abajo por la pandemia.
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Expresidente de la primera federación de físico y dueño de uno de los gimnasios más reconocidos de antaño en Santa Tecla, el Master Gym Sánchez (estuvo activo durante 26 años), sus problemas comenzaron cuando hizo una sociedad allá por 1996, que lejos de traerle rédito le llevó a pérdidas, hasta tener que vender casi toda la maquinaria de su gimnasio.
La pandemia y una enfermedad grave en una pierna le han pasado factura. Pidió colaboración para armar una colecta a miembros de la federación actual, pero no fructificó, y también escribió una carta a Yamil Bukele, presidente de Indes; aún espera respuesta. Mientras, sigue en la rebusca y entrenando a los pocos que todavía lo buscan para aprender.
"A mis 78 años sigo entrenando gente. He estado bien enfermo, pero ahí sigo"
“Cuando tenía 14 años había ejercicios básicos, e íbamos con mi hermano al gimnasio. Ahí me enamoré del deporte. Decidimos crear unas pesas al desarmarle una carreta a mi papá. Después, él se casó y a mí me gustó el deporte, ahí comencé”, cuenta Sánchez.
Siguió con el gimnasio y lo fue armando poco a poco. Tras un evento en Costa Rica y posterior a una disputa, varios representantes de gimnasios se reunieron y “decidieron que yo fuera el presidente de 1980 hasta 1982. Fui el primer presidente de la federación, trabajábamos a la gente y fue generando y creciendo el gimnasio Sánchez, pero tuve que vender una parte, luego debía la casa donde alquilo. Hice sociedad y me fue rotundamente mal, hasta enfermé, perdí la casa, el gimnasio, la salud, y ahí he andado con una hija de casa en casa, con un gimnasio pequeño. Gracias a Dios, algunos todavía me siguen”, dijo.
Precisamente aquellos que reconocen la experiencia todavía lo buscan para aprender de uno de los mejores. Si quiere sumarse a las clases o colaborar con la familia, puede comunicarse al 7281-6999.