La odisea de un taekwondoísta en cuatro centros de contención

El sueño de poder contribuir a que algún atleta salvadoreño se clasificara a los Juegos Olímpicos de Tokio se convirtió en pesadilla. Nassín Rodríguez, el entrenador encargado de las selecciones nacionales, viajó a Costa Rica con un grupo de atletas para participar en el evento que repartía los boletos al evento deportivo de Tokio.

Justo cuando estaban allá, se decretó el cierre del aeropuerto nacional y comenzó su odisea. Varios atletas buscaron otras opciones, como quedarse en Costa Rica, viajar a Estados Unidos o mantenerse en Nicaragua. Pero Nassín regresó a El Salvador con la atleta Alisson Montano, de 17 años.

Arribaron el 14 de marzo y la joven, menor de edad, fue trasladada al centro de contención del Polideportivo de Merliot, mientras que el entrenador fue llevado al Injuve. Sin embargo, ahora ya lleva más de mes y medio en esta situación y ha pasado ya por cuatro centros de contención.

 

“Éramos 67 personas en el Injuve. El tiempo de la cuarentena fue transcurriendo y me hicieron la prueba tres semanas después de estar ahí, el 5 de abril. La cuarentena terminaba el 12, pero justo ese día se me comunicó que, por orden superior, iba a ser traslado al hospital Zaldaña”, recuerda Nassín.

Ahí estuvo otra semana, se le hicieron exámenes de sangre, placa de tórax, le tomaban cuatro veces al día la temperatura, la presión arterial, la frecuencia cardíaca, el nivel de oxigenación en la sangre.

“Fuimos muy bien atendidos ahí, pero luego nos volvieron a trasladar, esta vez con siete personas más. El doctor me dijo que yo era paciente positivo (por Covid-19) asintomático”, cuenta.

Estuvo siete días en el Saldaña. Para su sorpresa, lo volvieron a mover. “De nuevo me dijeron que era una orden de arriba, y me mandaron hacia el hospital de Tecoluca”, cuenta.

Ahí estuvo 5 días en “condiciones aceptables”, según explicó. Luego, fue trasladado a la Unidad de Cuidados Especiales para Pacientes Infectocontagiosos (UCEPIC), un área cerca del Aeropuerto de Comalapa a donde está totalmente aislado en un cuarto del que solo sale para las necesidades de higiene, aunque comparte habitación con otras dos personas, médicos que están también en cuarentena.

El tiempo siguió avanzando y Nassín esperó paciente a que se le haga una segunda prueba, ya que sigue bien de salud y ya pasaron 24 días desde que le hicieron la prueba que salió positiva hasta que, finalmente le hicieron la segunda, el miércoles pasado.

Al respecto, dijo que sentía “bien complicado porque desde el 5 de abril no se me realizaba una segunda prueba. Pero he tenido el apoyo de la Federación Salvadoreña de Taekwondo. Ellos mandaron una nota al Instituto de los Deportes (Indes), al presidente (de este instituto) Yamil Bukele, no para que pueda romper un protocolo médico, sino para preguntar por mi caso, y recibí respuesta favorable, Yamil ha estado muy pendiente”, dijo.

Con este, ya son 50 días en los que ha pasado encerrado y sin poder ver a su familia. “Ya perdí la cuenta de los días, por lo que decidí pensar en herramientas legales. Un equipo de abogados, que fue gestionado a través de la federación, interpuso un habeas corpus (medida legal para solicitar su liberación) y entiendo que ya fue recibido”, dijo.

“En ningún momento mi objetivo es violar o saltarme los protocolos. Siempre he sido de la mentalidad de respetar las reglas de juego, pero pienso que, tras casi 50 días fuera de casa, más de 24 desde que se me realizó la primera prueba”.

Ahora, espera la respuesta de la segunda y “de ser negativa, poder cumplir la cuarentena domiciliar de 15 días ya en mi casa”, explica.

Nassín también aprovechó para hacer “una crítica constructiva” al sistema, ya que “no hay información clara cuando a uno lo trasladan, sobre el resultado de la prueba (se tardaron más de una semana en dárselo), y siempre que se me trasladó solo me exteriorizaron que era por orden superior. Yo siempre he accedido de forma muy respetuosa, nunca con actitud de rebeldía, y cumpliendo los protocolos y órdenes que se me dan. Pero sí falta información, tener un expediente médico que se maneje en los cuatro centros, porque siempre vuelvo a llenar la misma información cada vez que me trasladan a uno nuevo. Y los médicos son muy reservados en transmitir la información personal”, explicó.

Aunque también agradeció que se le ha atendido muy bien en los cuatro centros de contención. “No tengo ninguna queja, ellos siguen órdenes, por lo que la información que se maneja es muy vaga. Estuve preguntado por una segunda prueba, y sólo me me decía que sería agendada y que tuviera paciencia”. Finalmente, el miércoles se la hicieron, y ahora espera por las respuestas.

 

Días repetitivos

Pese a todo, Nassín no pierde el entusiasmo y ha intentado seguir una vida normal, en lo que cabe, cumplir con sus responsabilidades y mantenerse activo, aunque todo se vuelve muy rutinario, afirma.

“He recibido mi salario por parte de Indes y la federación. Me han ayudado a solventar ciertas dificultades porque no puedo ir a un banco y ejercer mis responsabilidades como todo ciudadano. Lo que he hecho es tratar de hacer todo de forma virtual, los pagos de recibos, créditos, declaración de la renta, y hasta el trabajo con los deportistas”, asegura.

Y es que, aunque reconoce que no es igual, “he tratado de cumplir mis funciones como director técnico de la federación y entrenador nacional a pesar de esta situación”.

Nassín fue nombrado, junto a la gerente Lucrecia Mónico, como los encargados de la federación por parte del Indes hace unos meses, luego de que se interpusieran denuncias contra la Junta Directiva de la misma. Así, Rodríguez ha funcionado como una especie de administrador temporal.

“En el caso de los entrenamientos, me he apoyado con el personal técnico. Soy el que siempre hace las planificaciones para que los chicos entrenen en las casas, y mis compañeros son los que pueden estarlos monitoreando a través de diferentes vías, como whatsapp, facebook, videollamadas o comunicación directa. Y luego, entre los entrenadores hacemos el informe mensual de las actividades realizadas con los deportistas”, explicó.

También han realizado al menos tres videoconferencias, dos con el cuerpo arbitral y una con un entrenador argentino, quien los capacitó para acoplarse a los entrenos en medio de la pandemia.

Su vida transcurre de forma rutinaria. El desayuno le llega puntual a las 7:30 a.m. Platica un poco con sus dos compañeros de habitación pero manteniendo la distancia social y con mascarilla. Luego, enciende la computadora, revisa su correo y comienza el trabajo de la federación. A veces lee un poco y llega el almuerzo entre 12 y 12:30 p.m. “La tarde es la que siento un poco más larga, aprovecho para hacer otro tipo de lectura, hábito que no tenía. Comparto vía redes con mis amigos y familia. Luego viene la cena, una videollamada con mi esposa, mantener el vínculo familiar. Después, ponemos el televisor, noticias, alguna película y a dormir”, cuenta. Y así, pasan los días mientras espera una respuesta.