En la década pasada, Marvin López fue el referente masculino del levantamiento de pesas (halterofilia) en el país. Logró una plata en los Juegos Panamericanos de Río y un bronce en los Centroamericanos y del Caribe de San Salvador, además de dominar la región centroamericana por completo en su división.
Por las vueltas de la vida, pero sobre todo por la forma en que decayó el apoyo al deporte, se retiró en 2012 e incursionó, eventualmente y tras probar suerte en el norte, en el trabajo en un gimnasio. El Be Fit le abrió las puertas, gracias también al apoyo de un amigo. Así comenzó a ganarse la vida a doble turno. Aunque su horario oficial es de 1:00 a 9:00 p.m., por las mañanas aprovecha el tiempo para dar clases personalizadas. Arranca a las 5:00 a.m. hasta las 12:00 m.d.
Ahora, con toda esa experiencia acumulada, y en medio de la pandemia que se vive a nivel mundial y de la cuarentena, que incluye el cierre de los gimnasios nacionales, López ha puesto todo su conocimiento en las pesas, el fisicoculturismo y el entrenamiento al servicio de la población y de manera gratuita.
Afortunadamente, su salario de su plaza fija en el gimnasio se mantiene estable y, aunque no cuenta en estos días con los ingresos de las clases personalizadas, tomó a bien armar clases en una aplicación que se llama Zoom.
“Ahí doy clases a grupos funcionales con los que trabajo. Son como circuitos similares al crossfit, sólo que utilizamos otro tipo de herramientas, como sacos, balones, lazos, además del ejercicio con el peso corporal. Pero ahora lo estamos haciendo vía Zoom y con herramientas caseras”, cuenta Marvin.
El exseleccionado nacional de pesas también ha subido a la red Instagram secuencias de rutinas para ejercicios específicos. “La gente me preguntaba qué tipo de herramienta podía usar. Ahí se puede en casa con botellas con agua o arena, de varios tamaños; con palos, hierros a donde se meten los galones, etc. Y se puede hacer una gran diversidad de ejercicios con esos elementos o con el peso corporal”, explica.
“Por días, les estoy metiendo en Instagram los videos con las herramientas y los ejercicios que pueden hacer en su casa. Hace poco subí uno para piernas, otro de hombros, etc. Y ya los circuitos de entrenamientos funcionales los doy por Zoom desde las 7 p.m”, cuenta.
Para ello, publicó su número de teléfono en Instagram, ahí le escriben para solicitar unirse al grupo de Zoom y luego les cae un mensaje para el enlace. Después, solo es seguir las indicaciones de Marvin y ponerle mucho empeño en una actividad que nada tiene que ver con el lugar donde trabaja, y la cual realiza de manera gratuita.
“Realmente creo que todos necesitamos hacer algo para distraernos en este tiempo, para bajar el estrés, y cualquiera se puede meter y se ponen a entrenar conmigo. Mis clases tienen un costo pero cuando estamos en Be Fit, ahora son en Zoom y gratis, el objetivo es ayudarnos”, cuenta.
De vuelta al deporte
Siete años cumplirá de trabajar en Be Fit, Marvin en junio próximo, y poco más de haber dejado la halterofilia, su primer amor. Sin embargo, tuvo un pasado por fisicoculturismo que casi nadie recuerda. Cuando llevaba pocos años en las pesas, sufrió una terrible lesión en un accidente mientras entrenaba. Esto le obligó a retirarse por casi un año mientras se recuperaba, y, en ese proceso, por un amigo se acercó nuevamente al deporte culturista.
Las vueltas de la vida le llevaron de nuevo a este deporte. “Por consejo de una amiga, en un momento de estrés que pasaba, y que me dijo que me iba a ayudar, fue que volví”. Comenzó a entrenar poco a poco, a cambiar radicalmente la dieta porque, aunque lo parezca desde afuera y ambos tipos de atletas trabajan con pesas, la halterofilia es muy diferente.
“Ahora como muchísimo más sano, el cambio es drástico porque, además de tus tres tiempos, tienes cuatro meriendas. Al principio, hasta me sentía sofocado, pero luego te acostumbras y hasta falta te hace”, cuenta. Rápidamente, comenzó a dar resultados. El año pasado, logró el primer lugar en la división de hasta los 65 kilos en fisicoculturismo clásico en la categoría mayor.
Poco después de ello, hasta le comentaron que podría llegar a representar al país en los Juegos Centroamericanos de Santa Tecla. “Así me dijeron, yo no les creía porque realmente me metí porque me ayudó bastante como terapia. Así dicen, no me lo esperaba, yo solo voy a seguir entrenando”.
Al consultarle si no está en sus prioridades, si no se visualiza de nuevo luchando por medallas para el país pese a su veteranía en el deporte (nació en 1980), cuenta que “lo que pasa que acá no te dicen si sos seleccionado, sino que clasifican y llevan a quienes más o menos pueden llevar, ellos hacen el llamado. Lo que sí, me pidieron mis datos en la federación como para tener mi currículum, a ver qué tal, yo tengo la disposición y seguiré entrenando”.
Por ahora, él es su entrenador personal y no recibe apoyo de la federación de fisicoculturismo. “Hago mis dietas, mis rutinas, gracias a Dios por la experiencia que tuve en pesas agarré ideas de todo, aunque las rutinas son diferentes a las de fisicoculturismo, pero tengo amigos que me han ayudado bastante y que están en ese mundo”.
Y también ocurre que este deporte le ha dejado un impacto económico importante para sus posibilidades. “Ja!, bastante se gasta bastante, y te digo, solo en comida se me van por lo menos 60 dólares semanales para una sola persona. Y aparte está el gasto de los suplementos”.
Pese a todo, a Marvin siempre lo caracterizó algo, su lucha constante, así como cuando logró ser seleccionado en las pesas y darle alegría al país, así como cuando se metió a trabajar a veces en turnos de hasta 15 horas diarias para salir adelante. Así que, quien quita, en el futuro podría estar representando al país de nuevo.
