El deporte no llega por casualidad. Siempre termina forjando un atleta, y de calidad. Sobre todo cuando se practican varios disciplinas, pero se terminan amando una. Eso pasó con la softbolista Elvira Cornejo, quien durante más de dos décadas dio su mejor entrega por sus equipos y a los colores de El Salvador.
Lo hizo desde los 13 años, en equipos nacionales, y por su destacado brazo y lanzamientos se hizo de un espacio en la selección. La exjugadora consiguió así jugar por “casi 25 años” el sóftbol, ya que incluso lo siguió practicando en Estados Unidos, donde radica.
La originaria de Tonacatepeque tuvo como sus posiciones favoritas “las de filder y primera base. Cualquier posición, menos catcher, hasta lanzadora”. Y defendió los colores de los cuadros “Leonardo Azcúnaga, en Primera Categoría, pero se bajó a Segunda”. También con el Suprema, y pasó a “la Confitería Americana, hasta el final, en 1990”, prácticamente donde hizo su la mayor trayectoria.
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Con la Confitería fue el cuadro donde más títulos obtuvo, y la medalla de oro -de la que fue una de las impulsadoras- en el evento de Campeón de Campeones en Guatemala, a nivel colectivo. Mientras, en lo individual, se llevó premios como Jonronera, en el país, y el de Campeona de Bateo, en suelo chapín.
“Y en Perú, quedé como la mejor Jugadora Latinoamericana, en el cuadro de estrellas, con la selección nacional. Era un C.A. y del Caribe, y nos fue bien, ya que era un clasificatorio para Indianápolis y fuimos al evento Panamericano. Nos quedó que no pudimos clasificarnos a los Olímpicos, pero nos fogueamos muy bien”, cuenta con alegría.
La softbolera declara: “Para mi vida, el sóftbol tuvo muchos significados. Me permitió conocer otros países y me abrió la puerta del Confitería, donde trabajaba. Aparte, siempre me ha gustado y desearía que se impulsara más en el país”.
Con la Selección, vivió buenos momentos y señala que la ayudó a forjar más carácter: “La disciplina de aquel entonces era dura y para llegar a la selección era muy difícil, porque era un sóftbol bueno y distinto, no como ahora. Estuve cuatro años (1986-1990)”.
“Se siente un orgullo jugar por el país, no sé si las muchachas de ahora lo sentirán. En aquel tiempo, el jugar por el país daba satisfacción, representar al país, vestir los colores, se siente y se vive más sobre todo en el exterior”, manifiesta.
Se retiró ya que se fue a vivir a EE.UU., desde hace varios años. Sin embargo, siempre que viene visita la cancha “Pablo Arnoldo Guzmán”, de la colonia Guatemala, para revivir sus tiempos de jugadora.
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Junto a su familia, Elvira Cornejo vive en EE. UU., desde hace 28 años. Lo que no deja de lado es el deporte, aunque admite que es “duro”, pero vale la pena. En suelo norteamericano, radica en Los Ángeles, California.
Estudió diseño y tiene su propio negocio, en el que fabrican ropa. Esto la mantiene activa y la hace combinar su tiempo para practicar por pasatiempo el sófbol pero ya no rápido, sino el de bola lenta, los domingos y no solo en femenino, también en mixto.
Durante varios años, ha militado en novenas como “Why not” y Los Ángeles, por citar algunos, siendo con el equipo angelino con el que consiguió cinco campeonatos y cuatro subcampeonatos. Tiene como extra que, de igual manera, ha sido entrenadora de niñas y ya ganó un par de trofeos.
“He trabajado con niñas de 12 años, me gusta porque son disciplinadas, y ya ganamos dos campeonatos. Ayudo en lo que puedo en los equipos y se es más flexible, se colabora para trabajar con las niñas”, reitera.
Su anhelo es que el sóftbol nacional tenga otro rostro: “A las autoridades deportivas, incentiven la práctica del sóftbol, para que los jóvenes se motiven y lo jueguen, que se abran espacios o escuelas y que se apoye”.