El baloncesto salvadoreño tiene una nueva joya con la que se puede llegar a un futuro brillante. Ibrahima Traoré es un basquetbolista de 16 años que mide 2.08 metros, nacido en Mali que fue nacionalizado salvadoreño por la Asamblea Legislativa, para que pueda formar parte de las selecciones juveniles.
“Quiero demostrarle a los niños salvadoreños que todo es posible”, afirmó Ibrahima en una entrevista con CANCHA. El joven basquetbolista nos contó cómo fueron sus inicios en el baloncesto en su país natal, cómo llegó a jugar en Europa y cuál es su plan a futuro en nuestro país.
Así nacionalizaron como salvadoreño a Ibrahima Traoré
Ibrahima nació hace 16 años en Mali, país de África occidental, asegura que aunque toda su familia es alta como él, a ninguno le llamó la atención el baloncesto. El deporte que todos siguen y que es su favorito es el fútbol. El deporte ráfaga comenzó a llegar a Ibrahima cuando sus amigos de la escuela vieron su altura y le decían que el baloncesto era su deporte, que debía intentar practicarlo.
Fue hasta que un amigo lo invitó un día a ver un partido de baloncesto y entonces Ibrahima pudo ver muchas emociones en el juego e inmediatamente le llamó la atención. Directamente al siguiente día se fue a una cancha que no era tan grande y comenzó a entrenar. Para ir a entrenar Ibrahima caminaba una hora y media bajo el sol, “eso lo hacía para que mi cuerpo sufriera”, explicó, él podía ir en carro pero le gustaba caminar, llegaba temprano y entrenaba, se convirtió en una rutina para él.
Su llegada a Europa
Cuando tenía apenas un año de estar entrenando baloncesto llegó un representante de Madrid a verlo jugar y lo quiso llevar a la capital española, pero algo pasó y no se pudo ir. Tres meses después se le abrió otra oportunidad de poder ir a jugar a Italia y esta vez sí se pudo ir, aunque por poco tiempo. De Italia llegó a Barcelona, España, donde pasó la mayoría de tiempo y donde logró perfeccionar su español.
Ibrahima asegura que lo más difícil a la hora de aprender a jugar baloncesto fue aprender a rebotar el balón, pero después de mucho tiempo y entreno logró perfeccionar esa fase del deporte, especialmente cuando llegó a España y donde conoció a su tutor: Antonio Torres, quien es como un padre para él. Antonio le ayudó a rebotar y también lo apoyaba emocionalmente diciéndole que siempre tenía que dar el 100% y entrenar duro para llegar a ser un gran jugador.
El Salvador: nueva oportunidad
Fue Antonio Torres, el tutor de Ibrahima, quien comenzó las pláticas de traerlo aquí a El Salvador, porque Torres es amigo de Ray Santana, entrenador de la Selección Mayor de baloncesto y director de las selecciones nacionales. Después de que Antonio habló con Ray, tuvo una plática con Ibrahima: “Antonio me preguntó si quería ir a El Salvador, me dijo que es un país pequeño, pero que tienen un buen futuro para mí en el baloncesto y que estaban buscando a un jugador alto. Yo le respondí que él (Antonio) es como un padre para mí, no podía decirle que no, porque él no me mandaría a un sitio que sea malo para mí. Y así fue mi suerte de venir a El Salvador”, explicó.
Venir al país no le ha costado porque se considera una persona sociable, le gusta estar con la gente y hacer amigos rápido: ”Soy una persona muy simple y me he acoplado a todos los lugares que he estado muy fácilmente.” En cuanto a la comida salvadoreña le ha costado adaptarse un poco: “Las pupusas no me gustan mucho (risas), puede que llegue un momento que me agraden pero por el momento no es así. Pero la comida en general es buena”, afirmó.
El jugador llegó al país en el mes de septiembre del año pasado y se incorporó al sistema educativo nacional, específicamente en el Colegio de Alto Rendimiento de FESA, mientras se podían consolidar sus trámites para convertirlo en salvadoreño, algo que se concretó con 69 votos de los diferentes partidos políticos de la Asamblea.
Futuro en la Selección
Esto dijo Ibrahima a los fanáticos de baloncesto de El Salvador, en cuanto a su futuro: “Mi plan es jugar en las selecciones juveniles, también quiero jugar con los mayores a mi edad. Quiero demostrar a los niños de aquí que todo se puede lograr con trabajo duro. Muchos van a ver todo lo que he conseguido con mi edad y van a decir: yo también puedo lograrlo. En un futuro no muy lejano quiero jugar fuera y darlo todo por El Salvador”, afirmó.
“Me gustaría demasiado jugar profesionalmente en España, si algún día tengo la suerte de llegar a la NBA será mejor, pero me gusta mucho la liga española. En España un jugador que siempre fue mi ídolo fue Pau Gasol, quien era un buen jugador, siempre fue un ejemplo para mí. Yo al principio no podía ni rebotar, ni nada, pero nunca me rendí. Hay jugadores que llevaban tres años entrenando y siguen en Mali, con el sacrificio yo en un año ya estaba en jugando en Europa. Lo que le digo a los fanáticos es: si quieren lograr su sueño, tienen que trabajar y olvidar todas las dificultades”, concluyó Ibrahima.
La búsqueda de mejores herramientas en El Salvador le pueden servir para su crecimiento como jugador. Se puede ver que es una persona muy madura a tan temprana edad y tiene un futuro brillante por delante. Su nacionalización le puede dar muchas alegrías a nuestro país en un deporte que, poco a poco, intenta volver a resaltar en el país.