¿Qué pasó con ???Marilet??? Montoya?

“Yo no veo ni sigo el fútbol nacional porque a mí me gusta ver el buen fútbol. Además de que nunca ganan”

descripción de la imagen
Foto Por edhdep

Por Texto: Wilfredo Hernández | Twitter: @wilhernandez68 | Fotos: Wilfredo Hernández

2016-02-21 8:15:00

Ahí está. Sentado en una silla de ruedas a la orilla de la calle, en una de las principales vías de una populosa colonia de la zona norte de la capital. Ahí saluda a los que lo saludan, y charla, largo y tendido, con cualquiera que se pare a charlar con él de cualquier tema; y si es de fútbol, mejor. Ahí el conversador de turno descubre que está platicando con uno de los tantos héroes olvidados de nuestro fútbol nacional. Con un hombre que, a fuerza de goles, hizo llorar a los mexicanos aquel marzo de 1954, cuando El Salvador ganó la medalla de oro de los VII

Juegos Deportivos Centroamericanos y del Caribe. Y aunque se presenta como Mario Arnoldo Montoya, luego hace la acotación de que es mejor conocido como “Marilet”. El hombre del que tanto se ha escrito sobre la gesta en tierras aztecas.

Y es que decir Marilet Montoya en nuestro fútbol es decir goles, potencia, calidad, historia. Esa misma que comenzó a sus 16 años cuando se enroló con el España “el equipo de la policía” para marcarle goles al Marte de Isaías Choto, Conrado Miranda, etc.

Luego vendría el Juventud Olímpica de sus amores. Ahí jugó nueve años, dice, y ganó un título y varios subcampeonatos de goleo porque “tenía el problema de Cariota Barraza. Siempre me ganaba por uno o dos goles”.

Era de esos delanteros fuertes, con disparo potente. Por eso Miguelito Álvarez lo bautizó como “Taponazo” Montoya. Pero la historia, caprichosa, le reservó el “Marilet” para la posteridad.

Precisamente por su potencia y su habilidad para marcar goles, don Carbilio Tomasino y don Isaías Choto deciden llamarlo para la selección nacional que se preparaba para los Juegos de México. En ella formó parte con grandes de nuestro fútbol: Conrado Miranda, “Baiza” Ruano, “Calulo” Hernández, “Chilenito” Valencia, “Cariota” Barraza, entre otros.

Se fueron para México, después de pasar seis meses preparándose en la finca Las Cruces, en Santa Ana, “comiendo frijolitos con arroz y aclimatándonos al ‘tiempo’ de México”, como ahora recuerda Marilet.

Con apenas 24 años, Montoya formó parte de la primera gran hazaña del fútbol salvadoreño. Corría el mes de marzo de 1954 cuando los sueños de grandeza de un grupo de jóvenes comenzaron a hacerse realidad.

Todo comenzó el día 9, un empate contra Colombia en el último minuto gracias a los goles de “Calulo” Hernández y Alfredo “Baiza” Ruano. Luego vendría la goleada contra Cuba 4-1 con los tantos de “Calulo”, “Baiza”, “Gato” Barrios y “Marilet”.

Pero no había sido todo para Montoya. Le esperaba el día más grande de su vida deportiva, como él mismo lo dice. “El día que vi llorar a los mexicanos en persona”, agrega. 

Le brillan los ojos cuando recuerda ese día. Ese 3-0 sobre México, con dos goles suyos y uno de “Chilenito” Valencia, aunque él asegura que los tres fueron de él y por error le anotaron el otro al gran jugador santaneco.

Fuera como fuera, Marilet se bañó de gloria ese día. Tras el partido, fue buscado por el club América y estuvo a punto de firmar, de no haber sido porque el presidente salvadoreño Óscar Osorio ordenara que regresara la delegación completa. “Por gusto”, dice, “ni un gracias nos dio al volver”.

Después de México, El Salvador derrotó a Panamá con gol de “Cariota” Barraza para bañarse de oro y regresar como héroes al país.

Tras eso, quizás por la decepción de su pase frustrado al fútbol mexicano, y con apenas 24 años y mucho por darle al balompié nacional, Marilet dice adiós y corta toda comunicación con la capital. “De cólera me fui para Aguilares y ya no volví a jugar”, recuerda.

Con la medalla colgada al cuello, esa que nunca deja y que considera su más grande tesoro, la plática discurre por su paso por el sóftbol “era cuarto bate”, dice, y por sus años de campeón colegial de natación… Pero el fútbol, ese al que tanta gloria le dio, vuelve a triunfar.

¿Qué hace?

“Marilet” Montoya rompió todo compromiso con el fútbol “profesional” después de ganar el oro en los VII Juegos Deportivos Centroamericanos y del Caribe en México. “Lo hice porque me dolió que no me dejaran quedarme con el América, con el que solo faltaba que firmara”, recuerda.

A sus 85 años, pasa sus días en su casa en una populosa colonia al norte de San Salvador. Ahí se distrae viendo partidos internaciones “porque a mí me gusta el buen fútbol”, asegura al preguntarle si sigue el balompié nacional. Y platicando “con el que quiera platicar”, cuando está sentado en la acera frente a su residencia.

Vive de los alquileres de unos predios que ocupan dos talleres automotrices y de sus ahorros, como él manifiesta.

Tras su retiro se fue a trabajar de electricista a la hacienda La Cabaña, en Aguilares, y luego se vino a la capital, donde adquirió el bar “El Nuevo Palermo”, que confió le dejaba buenas ganancias para hacerse de algunos inmuebles.

Ahora lucha con la diabetes, desde hace ya cuatro décadas, que ya se cobró la pierna izquierda. Camina, pero solo lo que la prótesis le permite, aunque no pierde la alegría que lo caracteriza.

Lamenta que ningún hijo le haya salido futbolista, “aunque no jugaban mal”, pero mantiene sus esperanzas en uno de sus 18 nietos porque “ese sí salió bueno, como el abuelo”, dice al tiempo que suelta una carcajada.

Perfil y triunfos

Nombre: Mario Arnoldo “Marilet” Montoya.
Datos: San Salvador, 30 de agosto de 1930.
Deporte: fútbol. 
Posición: delantero.
Equipos: España, Juventud Olímpica.
Palmarés: oro en los C.A. y del Caribe de 1954 y un título con Juventud Olímpica.