Vespa, del trabajo a lo clásico

La historia y evolución de estas motos en El Salvador

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Un afiche de diferentes modelos Vespa. 

/ Foto Por EDH/Archivo

Por César Najarro

2015-03-10 3:38:00

Hablar de las Vespa en El Salvador es hablar de una motocicleta que ha estado ligada a un grupo cada vez más creciente de los amantes de motocicletas duraderas, que básicamente eran para el trabajo.

Pero esta visión sobre esta moto tipo scooter en el país ha ido cambiando en la última década, y ha pasado a ser concebida principalmente para transporte y como un producto clásico.

Las Vespa (avispa) surgieron en Italia a finales de la Segunda Guerra Mundial, y comenzaron a ser manufacturadas en 1946 por Piaggio & Co, S.p.A.  Diez años después comenzaron a circular en San Salvador.

Para conocer un poco de su historia, hay que conocer un poco la historia de los hermanos Salguero, dos de los pioneros de esta marca.
Con una curiosa forma, ya que tenían el motor en la parte de atrás, sobre la llanta, y adelante simulaba las alas de un avión, atrajo rápido en el país, pero más que por su estilo, por su duración.

Cuenta Óscar Salguero que el  italiano Enrico Massi era piloto y estaba enseñándole a un salvadoreño de la Fuerza Aérea a volar. Tuvieron un accidente y ambos murieron.

Buscando a Enrico, llegó al país Alfredo Massi, que tenía una compañía. Ya para 1956, la Cine Foto Massi y Compañía comenzó a importarlas. Carlos Salguero, hermano de Óscar, tenía poco más de 20 años cuando comenzó a ensamblar las motos, que ya venían semi armadas. 
La primera sala de ventas estuvo por el parque Libertdad, donde estaba el Almacén Veciana. 

Ya para 1962, Óscar, con 15 años, llegó a la sucursal de Massi, que había sido trasladada poco antes sobre la calle Rubén Darío, entre la 17 y 19 avenida, justo abajo del cine Darío. Óscar era aprendiz de mecánica. Estudiaba primaria por la noche y de día trabajaba con las Vespa.
Como su hermano Carlos, se enamoró de esta particular motocicleta italiana.

Óscar recuerda que para esa época, “la Vespa por lo general era usada para cobros, no era tan interesante, solo que tenía la fama de buena”.
En los 60s, ya había un club Vespa. “Hacían acrobacias, y había carreras de motos a nivel centroamericano, incluida una categoría solo de Vespa. Era como 1965. Venían de Guatemala, Costa Rica, solo a competir en Vespa. El club tenía hasta personería jurídica, estatutos, fue uno de los que protestó porque las licencias de conducir se refrendaran cada cinco años, porque antes era cada año. Pero ese club desapareció”, recuerda.

Poco después, estos salvadoreños pioneros en tener y reparar Vespa también comenzaron a sumarse a las caravanas. Carlos fue a México, a Panamá en su moto. Óscar viajó en 1972 a Costa Rica. “También fui a Guatemala, Honduras”, recuerda. 

El menor de los Salguero estuvo en el local de Massi desde 1972 hasta 1977. Después renunció y se dedicó a trabajar solo, siendo también uno de los pioneros en importar repuestos para Vespa.

Montó un taller en la Gerardo Barrios solo para estas motocicletas, y poco a poco el negocio fue creciendo bajo buena visión y organización. Ya para 1982, el taller lo pasó cerca del parque Centenario, a donde todavía existe. Bueno, no solo existe, sino que está repleto de Vespa, de todos los años.

Óscar tiene modelos de los años 60, algunas propias otras que están en reparación para sus dueños. Incluso tiene una de modelo relativamente reciente, de la década pasada.

Cambio radical
Las Vespa fueron perdiendo en el mercado competitivo de las motocicletas para trabajar en el país, pero, curiosamente, fue ganando en el de lo clásico y transporte. 

Un poco de esto lo ha vivido el propio Óscar con su hijo, quien lleva el mismo nombre. Este se negó por un tiempo a viajar en Vespa para ir a estudiar a la Universidad, pero él mismo sirvió como de “mercadeo técnico. Los jóvenes se empezaron a fijar, tanto mujeres y hombres, en la Vespa que llevaba. Le preparé una de 1968 y se la prestaba. Ahora, esto se ha vuelto tan exagerado, tanto para mujeres como para hombres jóvenes, todos quieren la moto más vieja, bien arreglada”, cuenta.

Y es que prácticamente en la última década, según sus vivencias, las Vespa pasaron a convertirse en símbolo de lo clásico, y a ser usadas para transporte, dejando atrás la visión de una motocicleta hecha para cobros, para trabajar, para pasar todo el día dando vueltas para una compañía.
Con el cambio de significado en las Vespa en las nuevas generaciones surgió también un nuevo club Vespa, que tienen hasta cuentas en redes sociales. “Ahora el club también sirve para ciertos aspectos sociales, llevan ayuda a un auspicio. Y a la vez, viajan, por ejemplo a comer pupusas a Olocuilta en grupo”, cuenta Óscar.

Sin embargo, su hijo también heredó un poco del espíritu aventurero que acompañó a las generaciones anteriores amantes de esta italiana. Recientemente se fue con otros dos amigos en Vespa hasta Costa Rica, y allá conocieron a otros que comparten su pasión, tanto así que han quedado de devolver la visita. De hecho, hay clubes de Vespa en casi toda la región centroamericana. 

“Para mí, las Vespa han significado y significan mucho. De ellas hice un patrimonio, gracias a Dios dándome una vivienda digna y un taller para laborar, la crianza de mis hijos que es algo fundamental”, cuenta con alegría Óscar. “Esto es bien interesante, es un mundo aparte”, dice en su taller, lleno de motocicletas que pronto estarán luciendo como en sus años de gloria.

Hoy en día, no existe un distribuidor directo que importe Vespa en el país, según explica Raúl Mendoza, presidente del club desde 2006. Después de Massi, hace años también importó esta motocicleta el grupo Autosprint.

“Desde hace años, ya no han traído, lo que sí ha habido es una similar, la LML, una moto que en realidad es hindú pero con toda la caracterización de la Piaggio (la compañía que creó las Vespa), es una genérica pues”, comenta.

Así mismo, recordó que Marcelo Meyer, hermano del político Mauricio Meyer , realizó un proyecto de moto taxis usando estas italianas pero al final no terminó de cuajar. 

“La guerra vino a fregar la mayoría de movimientos de motoclubs en el país. Ahora, en nuestro caso, cada 5 de agosto se celebra el día de la Vespa. Tenemos el lema de viajar, ayudar y disfrutar. Visitamos a niños con VIH, hogares de ancianos”, cuenta Mendoza.