25 preguntas a Jorge Jiménez: “Me retiré porque me quitaron la beca como un ataque político”

Conocido como “El Robin Hood salvadoreño”, fue el hombre que puso al país en el mapa del tiro con arco. Además, es uno de los pocos campeones mundiales que ha parido esta nación

descripción de la imagen
Jorge Jiménez durante su etapa de atleta activo en el tiro con arco

Por César Najarro | Twitter: @cjnajarro

2019-11-28 6:22:58

Jorge Jiménez (San Salvador, 1967) fue el arquero más destacado del país, campeón mundial en 2007, puso a El Salvador en el mapa del tiro con arco. Se retiró en 2015, cuando aún se mantenía en la elite. Acá, 25 preguntas para conocer más de su vida.

1. ¿Por qué tiro con arco y no fútbol o baloncesto?

No era sobresaliente ni en fútbol ni en baloncesto, no me llamaron la atención. Cuando yo tenía 10 años, mi padre se involucró en el club de arquería Robin Hood. No tenían ubicación, buscaban dónde les daban chance, generalmente era en los jardines de la iglesia de Guadalupe. Me compró un arquito sencillo, me pegaba a él y se dio cuenta que me gustaba muchísimo. Incluso los amigos lo notaron, a veces les ganaba a los mayores.

2. ¿Cómo fue el amor por el tiro con arco?

Desde que tiré la primera flecha me apasionó. En 1978 fue la primera vez que salí a competir, a un C.A. a Costa Rica al que mi padre me llevó. Gané. Para entonces, no había federación, sino que era como una asociación.

3. ¿En qué momento se vuelve fundamental en su vida este deporte?

Lo seguí practicando hasta los 12 años. Se dio el conflicto armado y veían el arco como arma extraña. Ocasionaba problemas en los retenes. Se volvió algo peligroso, el grupo dejó de juntarse, eso detuvo el ímpetu.

4. ¿Cómo regresa al deporte entonces?

Guardaba en mi casa unos arcos que tenía colgados, empolvados. Mi esposa sabía que me gustaba, lo habíamos platicado. En 1995, ella vio un anuncio de la federación en un periódico. Me acerqué en diciembre de ese año, y en enero de 1996, desde que disparé la primera flecha, no me separé. Entrenaba regularmente, hasta me escapaba del trabajo, que me quedaba cerca, y me iba a los jardines del ahora museo Tin Marín, ahí estaba la federación.

5. ¿Cómo compaginó todo? Ya trabajaba…

Al principio, fue un pasatiempo. Cuando empecé a ganar competencias nacionales, ya había espíritu competitivo y ya bien en serio me lo tomé. Yo trabajaba en la empresa de mi papá, de materiales de construcción y maquinaria, y en eso me mantuve varios años.

6. Pero supongo que hizo sacrificios para escalar hasta donde llegó. ¿Cómo lo logró?

Mi primer hijo, José Eduardo, nació en febrero, cuando yo acababa de empezar en la federación. Ya casado, con trabajo, y en esa época no había un apoyo de becas deportivas.

Sin embargo, en 1998, antes de los Juegos de Maracaibo, el ingeniero Enrique Molins (Indes) creó el programa de becas para aquellos que se sabía que podían dar medallas. Justo antes de ese evento, recibí mi primer apoyo, que creo que fue 400 colones. Fue una satisfacción increíble recibir un reconocimiento por hacer algo que me encantaba. (En esos juegos, logró 2 oros, 2 platas y 2 bronces).

7. ¿Tuvo complicaciones laborales porque se convirtió en una figura del deporte?

Sí, fue una carrera de 20 años en la que hubo de todo. Mucho sacrificio, tropiezos. Que me dieran la beca me sirvió muchísimo porque mi padre era mi jefe, y me reclamaba cuando yo me escapaba a entrenar, me decía ‘mirá, de ahí no iba a hacer nada’. Eso me causaba conflicto por la necesidad que sentía de estar más en el deporte, sabía que podía dar más.

Tras los Juegos del ‘98, me dieron apoyo total. Empecé a viajar mucho a competir, a foguearme, me compraron equipo profesional.

Viajar mucho afectó a la familia. Hubo que adaptarse, aprender a manejarlo, pero siempre hay daños colaterales en cuanto a ese tiempo que no les diste cuando estaban pequeños. Cumpleaños, algún familiar cercano murió y no estaba, se enfermaba gravemente uno de mis hijos, había que hospitalizarlo. Y todo venía a caer en que mi esposa tenía que responder. Había que sacrificar todo para continuar. Por eso comprendo cuando algún atleta tiene que abandonar por estas situaciones. Ya no se diga si quedas sin trabajo.

Para poderle dedicar más de tiempo al tiro, me aventuré a poner una empresa de estructuras metálicas y soldaduras. Lo mantuve como por 3 años, hasta que una vez que estaba en Francia, cuando regresé habían asaltado mi taller. Se llevaron toditito, aparatos de soldadura, taladros, pulidoras, todo. Me dejaron en la calle. Mi esposa no me contó para no afectar la competencia. Fue un golpe duro. Mi papá me prestó un aparato de soldadura y así pude continuar un poquito más.

8. ¿Cómo salió adelante?

Bien dicen que Dios manda males para bienes. Ernesto Díaz Bazán, presidente de la federación y un gran amigo, me dijo que por qué no me iba a trabajar como entrenador nacional, y mantenía la beca deportiva y así me dedicaba al 100%. El Indes, Molins, dijo que sí. Entré a trabajar como entrenador ahí por 2001. Para los Juegos C.A. del país (2002) yo era entrenador; imagínate el doble rol, ser el abanderado, tenía que meterle full, y al mismo tiempo tenía la responsabilidad de los equipos compuestos masculino y femenino.

8. ¿A quiénes entrenó para esos Juegos?

Claudia Landaverde, Carla Mangandí, Bessy Arteaga, Patricia Najarro (esposa), Álex Rivas, Rigo Hernández (concuño) y Henry Alfaro.

9. ¿Le cambió la vida el deporte?

Sí, porque cuando entrás en materia de volverte atleta de alto rendimiento y dedicarte al 100%, por lo menos en mí, y otros creo que de esa época, – seguramente habrá alguno con esa mentalidad ahora -, en mí era entregarse al 100, lo ves como tu trabajo, es tu obligación dar los máximos resultados. Así viví 18 años. Era un profesional del deporte, cuestión que ahora es bien difícil. En esa época hubo una generación que lo logramos y luego se cayó.

Jorge Jiménez muestra las medallas que consiguió en los Juegos Centroamericanos y del Caribe San Salvador 2002. Foto/ Archivo

10. ¿Cuál es el más grato recuerdo de viaje?

Fueron tantos que, de verdad, perdí la cuenta. Llenaba las páginas de un pasaporte y tenía que ir por otro para acabar el año. Sí recuerdo que era muy grato que, generalmente, donde fuera a parar, siempre aparecía un salvadoreño saludándome y poniéndose a la orden, dando ánimos, más si era en EE. UU. En Dubai, cuando quedé campeón mundial, encontré como 4 salvadoreños que fueron a la competencia, algo sumamente satisfactorio.

11. ¿El lugar más exótico que visitó?

Dubai es fuera de este mundo por la arquitectura, el tipo de cultura y por la opulencia, me sorprendió, es como estar en otro mundo… Paradas de buses con aire acondicionado. En Egipto estuve recibiendo un curso de tiro con arco y entrenando al equipo nacional de allá. Con la comida, como lo que haya. Pero sí hubo ocasiones en las que sí se me complicó un poco porque era demasiada diferencia, en China, en países de Medio Oriente. Turquía bonito; El Cairo y China, lo más exótico.

12. Obviamente, tuvo malas experiencias, pero casi nunca habló de ello. Cuéntenos.

No recuerdo que me hayan preguntado eso antes. Fueron muchas ocasiones en las que sufrí inconvenientes, pero no suelo quejarme. Más del 60% de los viajes iba yo solo (sin entrenador). Hubo inconvenientes, por ejemplo, que un vuelo se retrasara y el avión para transbordar se iba; no había dinero para un hotel, dormía ahí en el aeropuerto a esperar el siguiente vuelo y socar que me metieran.

Pasar aduanas en los aeropuertos en los cuales te tratan y te ven mal por ser latinoamericano, y más siendo salvadoreño, me quisieron humillar o ver de menos y te molesta. Otras me pedían visa en lugares como Alemania, adonde no necesitaba. Se me quedaban viendo y burlándose. Otras, del aeropuerto hacia la ciudad de destino, tenías que agarrar buses y se quedaban. Toda la vida socaba para llegar a tiempo a las competencias. Hubo algunas en las que solo me bajaba del bus, dejaba la ropa y corría al campo porque ya habían comenzado las prácticas. Cosas bien yuca, pero satisfactorio porque siempre lográbamos salir adelante pese a todo.

13. De alguna manera se volvió un modelo. ¿Se miraba como un referente a seguir?

Sí, llegó un momento en el que me di cuenta que muchos niños y jóvenes de la federación me tenían admiración, me preguntaban cosas, y empecé a darme cuenta que me imitaban. Tomé consciencia que era un modelo y empecé a ver cómo les ayudaba, cómo mi ejemplo les servía para manejarse bien no solo en la parte deportiva, sino como personas. Siempre me cuidé que nunca se hablara mal de mí por haberme visto mal en la calle, nunca se vio una noticia ‘el campeón de tiro con arco fue visto borracho en tal lado’, y en los 20 años de carrera nunca, ni salir dopado o algún escándalo. Yo soy una persona muy correcta en eso y lo aprendí desde muy temprano, que tenía que ser un modelo a seguir.

14. ¿Fue complicado para su vida el llegar a la cúspide de su deporte?

Cuando quedé campeón del mundo en 2007 fue el culmen de lo que me propuse unos 8 años antes, y trabajé en esa base, nunca desistí, nunca dije no lograré, fui paciente. El año anterior ya había logrado llegar al primer lugar del ránking mundial, cosa que no era fácil, tenés que mantenerte entre los mejores del mundo todo el año. Duré 10 meses en el puesto uno; de ahí fluctué unos 8 años entre el primero y el quinto.

Tras ser campeón del mundo, sí se me abrieron nuevas puertas, oportunidades, reconocimiento a nivel increíble. En esa época no había casi nadie que no supiera quién era Jorge Jiménez, casi nadie que no supiera del tiro con arco y que éramos muy buenos. Me dio la pauta para trazarme que quería mantenerme a ese nivel y que quería repetir.

Cuando estás en la cima, todo mundo te quiere desbarrancar. Los gringos, los italianos empezaron a enfilar su artillería, a reconocer que yo era al que había que derrotar. A nivel nacional también surgió la competencia sana con los que éramos compañeros, Roberto Hernández, Rigoberto. Mi onda era mantenerme, no dejarme ganar. Eso aumenta la presión al trabajo, y mantener ese nivel de estrés durante mucho tiempo es yuca.

15. Además, aunque había apoyo, no se contaba con sicólogo deportivo, ¿o sí?

No lo teníamos, y sí, era difícil mantener la ecuanimidad sicológica a la vez del máximo nivel de rendimiento.

16. ¿Por qué el retiro pese a estar en la elite?

Estaba cuarto del ranking mundial en 2015, había ganado segundos lugares en Copas del Mundo, volví a clasificar a la final Mundial. En mi carrera, lo logré en 5 de 6 veces posibles, cosa que nadie ha igualado. Pero hay una realidad que no se puede negar, los gobiernos de ARENA apoyaban en esa época. Cuando se cambió, se dejó de percibir mucha ayuda.

En mi caso, sentí que se tomaron atribuciones personales. Ese año, se dieron cuenta que me vine a trabajar a la Alcaldía de Santa Tecla por necesidad y me quitaron la beca, así, de tajo, aduciendo (INDES) cuestiones técnicas. Se habían retrasado la beca muchísimo; tras 6 meses sin recibir un peso en el año, solo me pagaron dos porque falté a unos entrenos que luego repuse. Lo sentí un ataque directo, personalizado y de índole político, que no debería ser. El deporte y la política no deberían mezclarse en ese aspecto, tuve que dejar el tiro y sostener mi hogar de otra forma.

Jorge Jiménez trabaja en la actualidad para la Alcaldía de Santa Tecla. Foto EDH / Gustavo Flores

17. ¿A qué se dedicó desde entonces?

Inicié en la Alcaldía como jefe del área de deportes. Luego se creó el Instituto Tecleño de los Deportes y fungí como jefe administrativo. Luego pasé a ser jefe del distrito 2 a ver logística. Desde hace 2 años, soy el intendente del distrito 3, que representa al alcalde. Es para acercar mucho más los servicios a la población, muy contento acá.

18. ¿Le reconocen aún como atleta?

Todos los días alguien me saluda y me reconoce como el campeón, alguien me pregunta que si no lo sigo haciendo, que qué lástima que me retiré. Es bien bonito que todavía se reconozca esto y tengan cariño y admiración.

19. ¿Realiza o realizó algún otro deporte?

En algún momento practiqué pistola de aire y de fuego central, y escopeta. Cuando puedo, voy al polígono con amigos.

20. ¿No le salió ningún hijo tirador?

Ambos estuvieron en el tiro con arco, salieron buenos, pero les gustó más el fútbol.

21. ¿Volvería a la federación, a entrenar?

No he cerrado al 100% la puerta; me gustaría trasladar muchísima de mi experiencia, ayudar a que tengamos esos niveles en tiro con arco mundial, y si se me da la oportunidad, el apoyo, equipo, medios, lo económico, lo haría; no veo las condiciones por ahora.

22. ¿Lloró en alguna competición?

No muchas, pero sí, nunca en público. Me cuesta mostrar emociones; si lo hacía, era con personas muy cercanas. Recuerdo cuando gané por primera vez una estación de la Copa Mundial, en Corea. Viajé solo, competencia durísima por el frío, hasta nevó. Me anunciaron como campeón. Me llevó alguien de la Internacional de inmediato para la prueba de doping. Me quedé esperando en una silla y hasta ahí visualicé lo logrado, ahí lloré de emoción. Toca vivirlo muchas veces solo.

23. El viaje más increíble…

A Dubai. Antes se rompió la cuerda del arco, me tocó hacer una nueva. En la noche, me puse a armar las flechas y me quemé los dedos de la mano con la que disparo, me hizo ampollas. Pensé que ya demasiado y le comenté a mi esposa que quizás no me convenía ir. Ella me dijo que Dios me estaba purificando porque iba a lograr algo bueno. Agarré ánimos. Esa vez pude llevar a mis hijos a Disneyland, ya que pasábamos primero por Los Ángeles. Allá se quedaron con mi suegra y seguimos con mi esposa. Pero las visas para Dubai iban con un paquete que dejamos. En París no pudimos tomar la conexión, tuvimos que quedarnos resolviendo. Llegamos con un día de retraso. Nunca lo comenté. Al final, gané.

24. ¿Pasa pendiente del tiro actual?

Paso tan ocupado, y, quizás, en el fondo todavía siento un dolorcito. Quizás no estar informado es una mecánica para poder vivir con el hecho que ya no seguí. Soy radical. No volví a tirar una flecha salvo porque me lo pidieron un par de veces en exhibición. Si cierro una página, la cierro al 100%. Si la vuelvo a abrir, igual. Soy así, todo o nada.

25. Roberto Hernández, máximo referente actual, fue su alumno y luego tu compañero de equipo. ¿Se siente parte de su éxito?

Nos mantenemos en cierta comunicación, mucha camaradería, me alegran sus resultados, me siento parte. Fuimos compañeros de equipo durante más de 10 años, vivimos toda esa emoción y de querer superar a los demás países, muchas veces lo logramos, llegamos a un tercer lugar en una Copa del Mundo (junto con Rigoberto), cuestiones que no se han vuelto a lograr. Y eso te une creo por siempre. Siempre hemos sido muy amigos, y me alegran sus resultados y de cualquiera de la federación porque ha sido el deporte de mi amor, de mi pasión, y me llenaba mucho de orgullo, nos tenían muchísimo respeto, y quiero que eso se siga manteniendo.