Competir al más alto nivel es una muestra de fortaleza dentro del deporte. Se puede ganar o perder, pero la cuestión es medirse de igual a igual contra las potencias del mundo. Esa es la sensación que ha dejado la Selecta playera, aún en las derrotas, en estos primeros dos partidos en la arena de Moscú, en el imponente Complejo Olímpico Luzhnikí, maravilla de estadio.
Lo reconocen los propios y también los rivales. El español Nico Alvarado fue verdugo de la Selecta con España en los cuartos de final Tahití 2013 (2-1 que dejó afuera a ESA) y hoy es el entrenador de Bielorrusia. “No es una selección cualquiera, está acostumbrada a jugar mundiales, con muy buena técnica”, dijo después del debut.
Algo parecido mencionó el DT brasileño, Gilberto: “El Salvador es un muy buen equipo, sabe jugar, debimos luchar para ganar”. Y lo resumió perfectamente el periodista Willian Carballo: “La única manera de jugarle sin complejos e irle ganando a una selección de fútbol brasileña es que bajo los pies no haya grama sino arena...”
Eso es lo que ha conseguido la playera, jugarle sin prejuicios a los mejores del mundo y tener chances reales de ganarles. Aunque hoy se esté al borde de la eliminación...
El Mundial de Rusia le ha dejado una última chance, muy complicada por cierto, a la Selecta. Deberá ganarle a Suiza (sumará 3 puntos) y esperar que Bielorrusia derrote a Brasil en tiempo extra o penales. Si se da esto, se quedará empatado con Brasil en 3 puntos y empezará a jugar la diferencia de goles. ¿Difícil? Si ¿Imposible?. No.
A creer también nos ha enseñado esta Selecta de playa...