OPINIÓN: Decepción crónica por el fútbol salvadoreño

Una columna sobre la Selecta a cargo del Dr. Rodolfo Chang Peña, Médico

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Nelson Bonilla de El Salvador de frente con el portero Julian Archibald de San Kitts and Nevis en la vuelta de la segunda ronda eliminatoria de Concacaf, en el Estadio Cuscatlán de San Salvador. Foto EDH / Menly Cortez

Por Dr. Rodolfo Chang Peña

2021-06-29 3:17:07

Dado el calamitoso nivel en que se encuentra el fútbol nacional -es lo que tenemos, es lo que hay y lo que hay no da para más- no se puede esperar mucho de la Selecta en el próximo torneo octagonal a pesar del excelente trabajo que está realizando su nuevo entrenador y director técnico el Sr. Hugo Pérez, que por el momento, ha salido airoso de los compromisos con equipos del Caribe.

Por aquello de que amor no quita conocimiento y que no hay que ver crepúsculos arrebolados donde no los hay, no se espera ocupar lugares cimeros en el citado torneo, pero al menos una participación honrosa, digna, con entrega y con muchas ganas de demostrar que se puede crecer, aunque sea poco, si se trabaja en serio.

Tampoco esperar grandes cosas en pocos meses, en realidad hay que ver la Selecta como el principio de un proceso que seguramente dará sus frutos en el futuro toda vez se le dé continuidad, recursos y apoyo.

No voy a tocar el juego de conjunto, estrategias y otros aspectos, únicamente deseo referirme al desempeño individual del futbolista en la cancha, ya que esto es lo que impacta al aficionado, lo desalienta y entristece. Naturalmente no se necesita ser un experto en la disciplina del fútbol para identificar situaciones que están a la vista de todos, tampoco es indispensable haber sido jugador para opinar sobre el tema.

Si comparamos por ejemplo el futbolista salvadoreño promedio con el correspondiente de Islandia, Croacia y EUA, no se diga de potencias como Alemania, Inglaterra y Brasil, podemos identificar en el primero varios vacíos que deberían ser objeto de atención en las escuelas de fútbol.

Aun cuando existen otras deficiencias, deseo referirme únicamente a tres que me parece son el eje transversal de todas las acciones que se dan en las diferentes posiciones en el transcurso del juego:

(1) Dificultades técnicas en la recepción, entrega, manejo, control y conducción del balón cuyas consecuencias las vemos en la persistente pérdida de pelotas y tropiezos de toda índole para desarrollar un juego coherente, sólido y eficaz.

(2) Ausencia de destreza para patear el balón con la potencia, dirección y efectos requeridos para la ocasión. Problema complejo porque tiene su origen en los inicios del futbolista cuando no se le corrigió la costumbre de patear mal la pelota. Las consecuencias las observamos en la errática ejecución de los tiros libres al marco,tiros de esquina, disparos desde la mancha de penal, pases largos, etc. siempre la elevan, lanzan al vacío, desvían o la chocan en el cuerpo de algún adversario.

Y (3) La actitud mental, capacidad psicológica y estado anímico durante el desarrollo del juego. El futbolista a menudo se olvida que el fútbol se juega con el cerebro y se ejecuta con los pies, significa esto que además de las habilidades físicas se requieren también destrezas mentales por así decirlo, por ejemplo la creatividad para atacar o defender, crear espacios, anticiparse a las pretensiones del rival, moverse sin pelota, tomar decisiones en segundos y la “lectura” de la jugada y sus repercusiones.

En el medio salvadoreño abundan la falta de contundencia y pegada aunque son correlones y todo se reduce a una abierta competencia de imprecisiones y caídas estrepitosas. A menudo un club que gana un partido no necesariamente es el quetiene mejor desempeño en la cancha sino el menos malo entre los malos. No extrañaentonces que un equipo jugando en forma desastrosa y fallando cinco tiros de penalle gane a otro que falló seis.

Dentro de este contexto resulta común y corriente que los delanteros con pelota dominada se tarden en definir y por ello les roban el balón; que los punteros insistan en enviar centros pasados, desviados o en dirección al cielo; que se desaprovechen los tiros de esquina, los tiros libres al marco y el cobro de faltas y que ante la falta de creatividad de los mediocampistas, jueguen hacia atrás o más atrás como si la posesión improductiva es más importante que marcar goles.