Así podrían catalogarse esos siete días que tuvo el Real Madrid, caminando sobre la cornisa, haciendo equilibrio entre tierra firme y el abismo. Estaba herido de muerte, trastabillando y ya luce reluciente y altivo otra vez.
Primero pasó el examen de Sevilla en el Sánchez Pizjuán (ganó 1-0) para no descolgarse de la Liga. Después, fundamental, venció 2-0 al Borussia Mönchengladbach en un juego donde el riesgo era quedar fuera de Europa en diciembre, con el impacto económico que eso hubiese significado. Lo hizo con autoridad y sin sufrir, lo cual -gracias al empate del Inter- lo hizo además como líder del grupo, una situación impensada tiempo atrás que le permitirá cerrar de local en octavos y evitar al Bayern, Liverpool, Liverpool, PSG, etc… Su rival será el Atalanta.
El Real Madrid se lleva el derbi y renace en La Liga
Y, para completar, resolvió con autoridad el derbi de Madrid ante el invicto Atlético por 2-0, desnudando flaquezas del equipo colchonero que no se habían visto hasta aquí. Esa victoria no solo evita la escapada del líder sino que recorta las distancias y lo pone otra vez en el mapa de La Liga.
El Real Madrid es como esos héroes de las películas de acción hollywoodenses que primero cometen una serie de torpezas inexplicables hasta quedar al borde de la muerte. Y después, cuando parece que inexorablemente se acerca su fin, como por arte de magia aflora lo mejor de sí para salvar la situación. Gran parte de ese mérito le corresponde a Zinedine Zidane, que siempre transmite una tranquilidad asombrosa, aún cuando parecía -y no es la primera vez- que todo se desmoronaba sobre sus hombres.
Grande ante los grandes, pero pequeño ante los pequeños, el Madrid superó con creces el sofocón de noviembre-diciembre y renovó su ilusión de pelear en todos los frentes. Entre los responsables, además del entrenador, hay que mencionar a Sergio Ramos. Su regreso es una garantía para la defensa. Si bien el capitán no estuvo contra el Sevilla, el equipo completó la semana crucial sin recibir un tan solo gol.
Al Madrid le hace falta gol, eso no es un misterio, y más allá del aporte de Karim Benzema no aparece otra solución que no sea la llegada de los volantes y las jugadas a balón parado como el cabezazo de Casemiro que terminó abriendo el partido ante el Atlético. Pero el cambio de imagen del equipo tiene además otros responsables.
Uno de ellos es Lucas Vásquez, tantas veces vilipendiado, el delantero ha mostrado su polivalencia aportando desde todos los sectores, incluso como un efectivo lateral cuando la situación lo requería. El regreso del mejor Toni Kroos, fresco y lúcido, es otra de las claves para que la pelota fluya con sentido y sin riesgo. También vale mencionar la vitalidad de Luka Modric, recuperando el nivel de sus mejores temporadas.
En síntesis, el Real Madrid ha solventado la semana crítica ganando los tres juegos y sin recibir un gol. Esa es la buena noticia. La mala, en todo caso, es que sus próximos rivales en el calendario no son equipos grandes sino un alicaído Athletic (martes), Eibar, Granada, Elche y Celta. Precisamente contra ese tipo de equipos es cuando más sufre.