Todo redondo para el Alianza; arrasó en la Navidad. Un diciembre colosal, donde además de ganar el título frente a un rival como FAS en la Primera División, antes se había coronado en el femenino, en la Sub 17 y en las Reservas. Histórico e inolvidable.
Todo surge de una buena administración con fondos que superan la media del fútbol nacional aportados por Fito Salume, que convierte al Alianza en el grande del fútbol salvadoreño. El que mejor presupuesto tiene, el que mejor y más largo plantel posee y el que domina hoy todas las categorías. En un fútbol alicaído, hoy con pagar a tiempo se sacan distancias.
En la final ratificó su favoritismo con un primer tiempo de muy buen nivel, a pesar de que le faltó el gol. Y con una segunda mitad donde aguantó con oficio y experiencia el gol de Chicho Orellana, después de una desinteligencia mayúscula de la última línea del FAS.
Alianza fue el mejor del torneo de principio a fin, no cabe duda. Casi que pasó “caminando” la primera fase y se aseguró el “1” varias fechas antes. Superó con holgura las semifinales ante un Sonsonate que llegaba mal económicamente. Y fue superior en la final, donde quizás su mayor rival estaba en el temor a otro fracaso en la final y con semejante rival enfrente.
Un juego colectivo bien ensamblado, con individualidades notables como Marvin Monterroza, Orellana y Juan Carlos Portillo, que están para otras ligas. Rafa García puso la seguridad desde el arco, Mancía y Henry Romero son los rocosos defensores del área, los laterales son los mejores del país (Larín espera en el banco, otro lujo), la media es envidiable en el fútbol nacional y Peñaranda respondió con goles. La asignatura pendiente es, una vez más, el salto de calidad a nivel internacional. Sigue esa deuda y se viene Tigres, nada menos.
La corona 14 del Alianza, la portada de mañana de #Cancha @EDH_Deportes pic.twitter.com/3OqZrajzDb
— Gustavo Flores (@Gusflores21) December 23, 2019
Del otro lado un FAS que también es digno del aplauso. Un equipo que empezó a los tumbos en el torneo y que Memo Rivera inyectó con una segunda rueda notable, con jugadores jóvenes y promisorios y una estrella como Brayan Gil, cuya fulgurante aparición, insisto, es de las mejores de los últimos años en el fútbol salvadoreño.
Alianza fue un huracán en este semestre. Y arrasó con todos los títulos. Hoy, es el ejemplo a seguir.