OPINIÓN | Superliga: un proyecto inviable que duró nada

"Y la Superliga duró, como diría Sabina, “lo que duran dos peces de hielo en un whisky on the rocks”. Nada", cuenta el periodista Claudio Martínez en su columna semanal

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Los aficionados del Chelsea realizan una manifestación contra la Superliga europea antes del partido de fútbol de la Premier League inglesa entre el Chelsea FC y el Brighton & Hove Albion FC en Londres, Gran Bretaña, el 20 de abril de 2021. Foto: EFE

Por Claudio Martínez | Twitter: @martinezchino

2021-04-20 5:52:41

Y la Superliga duró, como diría Sabina, “lo que duran dos peces de hielo en un whisky on the rocks”. Nada. Parecía, desde su concepción, un proyecto inviable y sin duda impopular, pero sí con un impulso mediático para considerar. Pero la ambiciosa idea de una liga de élite en Europa, casi cerrada y exclusiva para millonarios (algunos de ellos en problemas financieros) terminó perdiendo fuerza con el correr de las horas.

Primero por la negativa del Bayern y el Dortmund a sumarse, y luego porque los aficionados -incluso de los equipos involucrados-, jugadores, entrenadores le fueron bajando el pulgar hasta generar un efecto dominó que abortó esta especie de golpe de estado que pretendían darle a la UEFA. Hasta el Vaticano se pronunció en contra… Solo faltó la activista sueca Greta Thumberg.

Arsenal, Liverpool, Manchester United y Tottenham también se bajan de la Superliga

Salvando las distancias, y quizás exagerando un poco para ser más gráficos, es como si las selecciones más poderosas del mundo decidieran hacer un Mundial por cuenta propia, rompiendo con la FIFA y eligiendo ellos mismos quiénes participarían de él a puro dedo. Ahí, en esos 24, estarían Alemania, Francia, España, Italia, Portugal, Inglaterra, Holanda, Rusia y Bélgica. Sumarían sin duda a Argentina, Brasil y Uruguay, probablemente a otro de Sudamérica, a México y Estados Unidos, más dos de Asia y otros dos de Japón.

¿El resto? El resto no importa, dirán. ¿A quién le interesa ver un Panamá-Túnez como en Rusia 2018? ¿Para qué queremos un Egipto-Arabia Saudita?

Claro, por supuesto que un Brasil-Holanda, un España-Portugal o un Argentina-Inglaterra son más seductores, pero no por eso se puede dejar de lado al resto de las selecciones. ¿Qué no se diría en El Salvador? Más allá de que si nuestra selección - o cualquier otra de las excluidas- tiene el nivel o no para clasificar, lo que no se puede quitar es la oportunidad de pelear por ese cupo, la ilusión que eso provoca. Y que al Mundial (o a la máxima competición a nivel de clubes) vayan los que hayan hecho mérito, no los que más dinero tienen.

Los aficionados del Chelsea realizan una manifestación contra la Superliga europea antes del partido de fútbol de la Premier League inglesa entre el Chelsea FC y el Brighton & Hove Albion FC en Londres, Gran Bretaña, el 20 de abril de 2021. Foto: EFE

Para muchos, la implementación de la Superliga suponía “la muerte del fútbol tal como lo conocemos”. De hecho, innumerables aficionados, sobre todo en el fútbol inglés, utilizaron esa alegoría para manifestarse en contra. “Football. RIP. 1863-2021”, podía leerse en muchas pancartas.

Más allá de si las ligas de sus respectivos países -todas se pronunciaron en contra- habrían decidido expulsar a los clubes de la competición doméstica, éstas se hubieran visto gravemente afectadas. Sin el objetivo de la Champions por delante, muchos clubes se habrían quedado sin incentivos.

¿Qué pasaría con el Sevilla? Y ni hablar de, por ejemplo, la Juventus. Actualmente el equipo italiano está peleando el cuarto lugar en la Serie A con el Napoli, y no puede bajar la guardia. De lo contrario, se queda afuera de la próxima Champions League. Ese dramatismo también cuenta. Con la Superliga hecha realidad, una Juve ya sin posibilidades de ganar el scudetto pero con el boleto eterno al torneo europeo jugaría simplemente por nada…

El delantero portugués de la Juventus, Cristiano Ronaldo, dispara para anotar su tercer gol durante el partido de fútbol de la Serie A italiana Cagliari vs Juventus el 14 de marzo de 2021 en el Sardegna Arena de Cagliari. Foto AFP / Alberto Pizzoli

Sonaba prometedor un Chelsea-Milan en la Superliga. Pero ojo, los nombres no lo son todo. Una cosa es que esos equipos se enfrenten en una final y otra, muy diferente, que jueguen entre sí disputándose el octavo y noveno puesto del Grupo A de la Superliga. Y para recordar, el partido del Real Madrid que más tensión y expectativa generó en esta Champions League no fue en octavos contra el Atalanta ni en cuartos contra el Liverpool: fue ante Borussia Mönchengladbach en fase de grupos, cuando el equipo blanco corría serio riesgo de ser eliminado y no participar ni siquiera de la Europa League.

Al final todo es cuestión de dinero, y quizás este intento, de duración efímera, habrá logrado su objetivo: que los clubes consigan más dinero. Y no importará si en lugar de JP Morgan vengan de la UEFA.

*Comentarista de LaLiga en 101.7 Fuego y panelista en Pencho & Aída.