Que linda final se jugará en el estadio Cuscatlán el próximo domingo. Dos de las aficiones más grandes del país vivirán una verdadera fiesta con, seguramente, entradas agotadas y un estadio a “reventar”. inmejorable desde todo punto de vista. El escenario será ideal para los que fueron, por lejos, los dos mejores de este Apertura 2019.
Y de eso se debe tratar, de que sea una fiesta. Y acá es importante hacer hincapié en el tema violencia y también, en el tema precios.
En el primero de los puntos, es conocido que hubo antecedentes graves de incidentes entre las aficiones, en realidad entre pseudoaficionados que dicen seguir a un equipo. El mejor de los escenarios siempre es prevenir, no reprimir. Antes que nada, empezar a pensar en eso. Un operativo policial eficiente y de trabajo previo: allí donde hay tareas que van desde el reconocimiento a los violentos y el derecho de admisión. La mayoría conocen a los que generar disturbios y malestares. Distribuir bien los ingresos y los egresos al estadio. Tampoco dejar de lado y controlar todo lo que se genera en los palcos, donde siempre aparecen desubicados que tiran de todo al sector de plateas.
Por otro lado, se especula que los precios de la final serán altos, previendo la enorme expectativa que genera un partido de este tipo. Pero no debería exagerarse, sobre todo en el tendido de sol general . Los aficionados fueron los que mantuvieron el apoyo durante el torneo (en este Apertura los fasistas fueron más en la fase regular) y no se merecerían un aumento exhorbitante de los precios, más allá de que los dirigentes vean una fuente de ingreso descomunal en esta clase de partidos.
Alianza-FAS o FAS-Alianza siempre es un partido especial, que mueve lo más sensible de los hinchas. Que genera una rivalidad especial. Y esta vez más que nunca. La final que muchos querían es una realidad. Que sea en paz y con una buena organización.