El fútbol es demasiado juego para ser solo un negocio y demasiado negocio para ser solo un juego. Quizás por esta última parte de la frase la gran mayoría de los calendarios de torneos de Concacaf están hechos a gusto y placer de México y Estados Unidos. Es decir que solo “cruzan” a estas dos selecciones en un eventual partido final.
Claro no siempre se da el “juego esperado” porque en el camino también hay rivales. Pero la intención de que no se enfrenten antes, siempre está. De muestra, dos botones. 1) La Copa Oro (que además se juega reiteradamente en EE.UU. con clara ventaja para el local) donde ni siquiera se toman el trabajo de realizar un sorteo, sino que digitan a dedo rivales y cruces. 2) El Premundial de fútbol playa que terminó ayer y dejó afuera a El Salvador.
El partido de la Azul playera ante EE.UU. que definía la plaza al Mundial Paraguay 2019 tuvo un arbitraje escandaloso. De una parcialidad pocas veces vista en un juego tan decisivo. Y de una jugada puntual que incidió en el resultado final, la del lateral regalado a EE.UU. que propició el empate a un minuto del final, más allá del evidente descuido de los jugadores nacionales.
Juan Ángeles (República Dominicana) y Miguel Aguilar (México) fueron los árbitros protagonistas del descalabro. Nada nuevo. Continúan la tendencia de favorecer a los poderosos que siempre tienen un fallo arbitral a mano cuando las cosas se empiezan a complicar.
No exculpa esto a la Fesfut ni al Indes, quienes con sus “peleas” lo único que hicieron fue minar la preparación de este equipo. Por los atrasos en los pagos no se prepararon adecuadamente y estuvieron mucho tiempo fuera dos referentes como Tin Ruiz y Frank Velásquez.
El caso de este último es demostrativo. Desde Fesfut e Indes pidieron “su salida del equipo” por sus constantes quejas (justificadas) a la falta de pagos. Y le quitaron así tres años de buen nivel en Selecta. En vez de fortalecer al equipo, le restan argumentos a la Azul para ser aún más competitiva. Pero el fuego sagrado lo sigue teniendo este equipo. Aunque un penal los haya dejado afuera otra vez de un Mundial.