OPINIÓN: La creatividad no es lo nuestro

Varios dirigentes de la Primera División de El Salvador no aceptaron una ayuda de Fesfut por considerarla insuficiente, sin embargo, poco hacen para ingeniárselas en esta pandemia

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Limeño vs. Alianza, en un partido pasado con poco público al fondo, pese a ser un juego atractivo. Foto: EDH | Jorge Reyes / Foto Por Archivo

Por Roberto Leiva / Twitter: @RobbieRuud

2020-07-04 12:02:57

En el fútbol de barrio hay una expresión coloquial a mi parecer graciosa. Hay delanteros a quienes nunca les gusta marcar, no presionan nada una vez pierden el balón. A esta clase de delanteros les suelen decir que “se quedan a la vigiona”. La palabra “vigiar” es admitida por la RAE y proviene del verbo perteneciente al idioma portugués, que significa en castellano: acechar. Aunque en el caló popular, decirle a alguien quien “se queda a la vigiona” viene más a señalar de forma peyorativa al delantero quien no se inquieta en lo absoluto por conseguir el balón, solo espera a que le llegue de la forma que sea.

Bueno, podría decirse que a estas alturas del “partido” existen dirigentes de la Liga Mayor de Fútbol de El Salvador quienes aún están “a la vigiona”, viendo qué pasa, quién les ayuda, quién se solidariza, quién tiene el buen gesto de echar un cable, una mano, a su equipo, dañado en las finanzas debido a la pandemia. La dura coyuntura iba a servir para que los equipos de Primera División se reinventaran y buscaran ser creativos para generar ingresos y no estar a expensas, como han estado siempre, de la taquilla, del aporte de los aficionados cuando ingresan a los estadios para ver a sus preferidos. El fútbol sin público es el terror de los equipos nacionales.

Una cantidad no especificada de dirigentes desestimaron, por ahora, la ayuda fedetativa de un aporte brindado por FIFA a las federaciones de fútbol de todo el mundo por la crisis pandémica que nos azota. El argumento fue que lo consideraron insuficiente (41,500 dólares) para pagar las planillas de los futbolistas para el torneo Clausura 2020. Incluso un dirigente de Segunda se animó a decir que no alcanzaba ni para el calzado apropiado para todos sus futbolistas. “¡MOMENTO! Si ya tengo armado mi proyecto con conocimiento pleno del efecto de la pandemia y me ofrecen $41,500 dólares, no es nada despreciable. No los tenía”, manifestó Roberto Campos, quien ha trabajado en Liga Mayor con Metapán y Once Deportivo.


A casi cuatro meses de la cancelación del Clausura 2020, es impresionante cómo hay aún equipos que no tienen ni idea de cómo hacerle frente a la pandemia, se han quedado “a la vigiona” y quizás hasta de brazos cruzados. Cero creatividad para ingeniarse cómo obtener ingresos fuera del tema de taquillas. Solo están esperando a que la federación les ayude, y algún milagro. Más nada. Nuestro fútbol, salvo algunas cosas legales y tecnológicas, sigue manejándose como hace 60 años, los dirigentes no se toman la molestia de formarse en marketing deportivo y relacionados, y varios no consiguen siquiera tener un departamento de mercadeo, sin con suerte pagan un plantel a duras penas.

¿Por qué la empresa privada no busca apoyar de forma más decidida a los equipos? Porque en parte, estos no suelen administrar bien los ingresos que tienen, esto deviene en una imagen lamentable que no seduce para patrocinar. Un ejemplo doloroso es en el caso de los extranjeros, a quienes tienen que convencer con cifras altas (elevadas para nuestro medio, y ni se diga para el entorno laboral salvadoreño) para que vengan a jugar a la Primera. Muchas veces les prometen mucho, y no les cumplen como corresponde. La liga no es atractiva fuera del país, ni siquiera se pueden ver en vivo o en diferido todos los partidos al menos de la Liga Mayor, los resúmenes de los juegos solo pueden verse en vivo en el canal oficial, y si uno busca el registro en internet los cortos resúmenes no permiten elaborar un gran análisis, encima estos suelen presentarse en un canal de YouTube que ni siquiera es el legítimo, aunque seguro eso tiene una explicación de parte de su dueño.

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Otra cosa tan básica, no todos los jugadores de los equipos tienen su nombre en el dorsal de la camiseta que visten, cuando esto es una práctica común desde hace casi 40 años en la élite. Los equipos prefieren colocar en ese lugar un patrocinador ¡ese es el valor que le dan al futbolista! es solo un número más que pasa por el equipo en un periodo determinado. La liga no se vende afuera, y no hay cohesión entre equipos al respecto en pleno Siglo XXI, todos jalan para su lado.

No estoy autorizado a citar nombres, pero colocaré un ejemplo que surgió en una conversación informal con un amigo para que se hagan una idea. Él trabaja en una empresa salvadoreña de trayectoria y me comentó que la companía donde labora en su momento patrocinó con dinero líquido y algunos productos a un exitoso equipo de la Liga Mayor. Este patrocino era compuesto por cerca de 10mil a 12mil dólares mensuales, a cambio, la empresa colocaba al frente de la camiseta de la escuadra una de sus marcas más famosas de los productos que vende y otros temas menores. Un día, el equipo solicitó a la empresa que incrementara el aporte monetario a 20 ó 25mil dólares mensuales. La empresa vio con buenos ojos al principio porque imaginó que ganaría más exposición, o quizás el equipo tendría un plan ambicioso de marketing. El equipo se limitó a ofrecerle más entradas gratis al estadio y algunos souvenirs, eso era todo. La empresa, indignada, no solo evitó el nuevo acuerdo donde le correspondía hacer un desembolso más grande, poco tiempo después, se retiró y dejó de patrocinar al susodicho equipo. Vergonzoso, francamente.

La falta de salarios en tiempo, canchas lamentables, estructuras obsoletas algunas con maquillajes que duran unos meses… La imagen que proyecta la Liga Mayor de Fútbol de El Salvador no es ni por cerca profesional. No pido que los equipos coticen a la bolsa de valores, que hagan pretemporadas en el extranjero, que utilicen sponsors técnicos reconocidos para hacer más vendibles las camisetas, que tengan estadios propios. Tan solo lo mínimo que estuviese garantizado serviría mucho para atraer -no suplicar- la inversión de la empresa privada.

Otro amigo intentó hacer labores de mercadeo en un equipo de la Liga Mayor. Por unas cuantas semanas puso todo su conocimiento e toda su imaginación para hacer actividades que acercaran al equipo con la afición, sus menesteres tuvieron buenos resultados; pero al final el equipo no le pagó ni un cinco por sus servicios profesionales y él tuvo que renunciar. Como dije al principio, ni siquiera quieren pagarle a una persona para que esta mejore la presencia de la marca en el país. Un desastre. Comprendo la falta de dinero, pero la falta de creatividad, de ingenio, es realmente abrumadora. Hay una nimia planeación, como si de intramuros colegiales se tratara. Da vergüenza, en serio. Lo lamento mucho por los futbolistas, quienes son al final junto a sus familias quienes más sufren las carencias administrativas de los equipos. Y esto que es apenas en la Liga Mayor, la flamante Primera División; por ahora mejor no hablemos de la segunda y tercera división “profesionales”, no quiero deprimirme más.

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