OPINIÓN: El nuevo orden del fútbol mundial

Barcelona, Leipzig, Cristiano Ronaldo, Messi y todo lo que deja este insólita Champions en medio de la pandemia.

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Messi se lamenta tras otro gol del Bayern. EFE / Foto Por EFE

Por Flores, Gustavo / Twitter: @Gusflores21

2020-08-16 6:44:19

Todavía no se acallaron los ecos del catastrófico derrumbe del Barcelona en la Champions del Covid, ese 8-2 que desnudó lo peor de un equipo sin ideas ni alma, que en su momento supo maravillar a propios y extraños. Y fue la crónica anunciada del fin de una era de un club que equivocó caminos y hoy lo paga tan caro como nunca lo imaginó. En esa vorágine de quien ficha más -y más caro- en la que entró con el Real Madrid -equipo más acostumbrado a la cartera que a la cantera- olvidó esas fuerzas básicas que desde La Masía lo hacían imbatible. Así le fue.

El nuevo orden del fútbol mundial pone a dos equipos franceses y dos alemanes en la cúspide de la temporada. Así como los torneos nacionales en Europa, con seguidillas de partidos incansables, favorecían a los grandes de planteles largos, en el nuevo formato de Lisboa, a partido único, las chances se emparejan entre los poderosos/millonarios y sus rivales bastante más humildes.

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A las instancias finales llegan los representantes de dos ligas aburridas en cuanto a competitividad y resultados: Bayern ganó las últimas ocho Bundesligas; PSG fue campeón en seis de las últimas siete Ligas de Francia. Lo verán por TV representantes de LaLiga, Serie A y Premier. “Liga de granjeros” escribió en sus redes Mbappé para saludar al Lyon y burlarse de los críticos de ‘Ligue 1’. Lyon es justamente la más agradable sorpresa en este circo de millones, mientras Leipzig se suma a la mesa de los poderosos con el dudoso privilegio de ser considerado “el equipo más odiado en Alemania”. ¿Por qué? En ese país, donde los equipos suelen -o solían- ser de los aficionados socios, la multinacional Red Bull fue contra la corriente y compró una licencia. Como no le permitían una de Bundesliga (el 51% debe pertenecer, justamente, a los asociados) se hizo dueño del Markrastädt, equipo de quinta categoría. A fuerza de millones fue creciendo en méritos y antipatías. Tanto, que le sacó su lugar en competencias europeas a los históricos. Tanto, que está en semis de Champions. Tanto, que una bandera que le ofrendaron los hinchas del Union Berlín dio la vuelta al mundo: “La cultura del fútbol murió en Leipzig”.

El nuevo orden del fútbol mundial también está corriendo a Cristiano Ronaldo y Messi del centro de la escena, justo en el año que no se entregará el Balón de Oro. Al portugués le sobra, como a su equipo, en Italia; pero le falta, y mucho, en Europa. Al argentino, incómodo líder de ese equipo sin vísceras ni corazón que deambuló en Portugal, lo reclaman hoy en su tierra natal. La historia del fútbol es circular: hoy le dicen a La Pulga lo que en Barcelona se repitió durante años, pero a la inversa. Que juegue solo allí, en su país, donde lo quieren y lo entienden; que ya no vuelva a jugar para Barcelona, donde se transforma en ese jugador triste, cabizbajo e incomprendido que se vio en Lisboa…