En medio de la crisis institucional y económica, con la continuidad de Messi pendiente de un hilo y un arranque de Liga lamentable, el Barcelona ha sabido capear el temporal y llega a la recta final -con 11 fechas por jugar- con un renovado optimismo. No es para menos.
Es cierto que pagó caro ese pésimo segundo tiempo en el Camp Nou (1-4) ante el Paris Saint Germain que le costó la eliminación en la Champions League, pero hay que reconocer el mérito de Ronald Koeman para encauzar el rumbo de un equipo que parecía a la deriva.
Asimiló bien el golpe de la final perdida ante el Athletic Club en la Supercopa de España y estuvo en varias ocasiones al borde de la eliminación en la Copa del Rey, donde el 17 de abril tendrá la revancha contra los vascos con otro título en juego.
El FC Barcelona quiere fichar al nuevo "Messi austríaco", según la prensa
Pero para llegar a eso le remontó un partido imposible al Granada (3-5) en tiempo extra y otro, a doble juego, al Sevilla (3-2) después de un 0-2 en la ida difícil de recuperarse. Todo eso le dio un impulso anímico que se vio reflejado en la Liga, donde lleva 17 partidos seguidos sin perder y se puso a solo cuatro puntos del Atlético de Madrid, un líder que ya no luce tan implacable como al principio.
Parte de ese impecable estado de forma tiene que ver con Lionel Messi, su capitán, siempre determinante. El argentino no estuvo fino de cara al arco en las primeras jornadas y el Barca lo resintió. En la medida que recuperó su puntería, el equipo recobró la contundencia y juega con más soltura. Ya son 21 goles y 7 asistencias en liga.
Puede que el Barcelona esté disfrutando de los últimos días de Messi, pero el panorama hacia el futuro no pinta tan mal como hace un tiempo. Siempre se pensó que los primeros años de la era post Messi serían difíciles y traumáticos, y de hecho lo serán. Pero siempre será más fácil de sobrellevar con la aparición de jóvenes figuras que pueden dar el paso adelante. Entre ellos, dos que sobresalen sobre el resto.
Por un lado Ansu Fati y por otro Pedri, ambos de apenas 18 y con madurez asombrosa. Los dos dejaron de ser proyectos y se convirtieron en realidades, más allá de que la rotura del menisco interior de la rodilla izquierda le haya marginado por varios meses.
En defensa, sin duda el punto más débil del equipo, emergió la figura del uruguayo Ronald Araujo para consolidarse más allá de las lesiones. Y con la casi segura llegada de Eric García (Manchester City) y la polivalencia de Mingueza pueden mejorar mucho, sobre todo porque el veterano Piqué puede guiarlos en sus últimos años. Se supone que Lenglet, y más que nada Umtiti, ya no seguirán.
Pero las buenas noticias para el Barcelona no terminan ahí. En el mediocampo tiene a Ilaix Moriba, de 18 años, más lo que pueda aportar Riqui Puig, un revulsivo que necesita más oportunidades. El paso a la renovación generacional va por buen camino, incluso con jugadores con mucho por recorrer como los indescifrables Dembelé y Trincao, además de otros no tan jóvenes como Griezmann y Pjanic, los que todavía no terminan de justificar los millones que pagaron por ellos. También están Dest y De la Fuente, con mucho por recorrer.
Nombres y talento es lo que sobra, lo que falta saber es si ante la salida de Messi quién de todos -si hay alguno- será el que lidere futbolísticamente al nuevo Barca. ¿Pedri? ¿Ansu Fati? O quizás esta nueva realidad prometedora del Barca hace repensar a Messi la decisión de marcharse y acompañar a esta nueva generación. ¿Por qué no?
