La Sub 17 salvadoreña no llegaba con muchas expectativas a Bradenton, Estados Unidos, para jugar el Premundial. Sin embargo, las victorias ante Honduras y Jamaica establecieron alguna ilusión pese a que el partido decisivo era ante México, un gigante de la categoría pero que venía de vencer apenas 2-1 al débil Puerto Rico en la instancia previa.
El domingo no hubo espacio para las ilusiones y las diferencias quedaron marcadas desde el inicio. México sumará su sexto Mundial Sub-17 consecutivo en Brasil 2019 y El Salvador seguirá con la marca de no haber asistido a ninguna competencia mundial en esta categoría.
El talento y el esfuerzo de los jugadores no está en tela de discusión. Con el goleador del Alianza, Emerson Mauricio a la cabeza, es una generación para tener en cuenta. Lo que sí está en tela de juicio es la preparación. Otra vez los cipotes no tuvieron una previa adecuada a la exigencia del torneo.
Falta de fogueos internacionales de relieve y de campamentos extendidos en el tiempo y con rivales serios. Apenas dos partidos amistosos ante Guatemala y uno frente a Belice antes de un corto campamento en Estados Unidos previo al Mundial donde enfrentó a ‘equipos’ como el combinado de Manassas o de Maryland. Nada más.