Final de Copa El Salvador: Una fiesta que no fue y terminó en bochorno

Opinión: El papelón de la organización en la final del torneo copero le dio la vuelta al mundo

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Gerson Mayén de Santa Tecla FC remata durante la final de la Copa El Salvador en el Estadio Nacional Jorge "Mágico" González / Foto Por EDH - Jessica Orellana

Por Gustavo Flores | Twitter: @Gusflores21

2019-05-03 7:23:17

Nadie merecía esa final. Empezando por los protagonistas, los jugadores y sus cuerpos técnicos. Pero tampoco la merecía como equipo el Audaz, el digno representante que llegó al partido más esperado. Ni Santa Tecla, merecido campeón, y su flamante entrenador, Loco Abreu, quien ganó un título en su primer partido como DT.

Pero mucho menos la mereció la gente, los aficionados, los que vieron el juego por TV y los que hicieron de todo para llegar y estuvieron en el Mágico. Una vez más, nadie pensó en ellos. La final de la Copa El Salvador tuvo su desenlace menos deseado. Peor no podría haber salido. Las imágenes dieron la vuelta al mundo, literalmente. El segundo tiempo fue un verdadero despropósito y no debió haberse jugado. La lluvia arreciaba y la tormenta eléctrica estaba a la orden del día con su peligro latente. Si hablamos del estado del campo de juego, que ya era bastante malo sin agua, definitivamente fue una vergüenza de escenario. Todo terminó en bochorno.

El plantel de Santa Tecla celebrando el bicampeonato de Copa El Salvador. Foto EDH / Jessica Orellana

En realidad, ese partido nunca debió jugarse en ese estadio. No estaban dadas las condiciones. El problema surgido entre los dirigentes de la Primera División y EDESSA (Estadio Cuscatlán), llevó a cambiar de estadio y llevarlo a un magnífico escenario en su momento, pero cuyo campo de juego hoy no esta apto para jugar al fútbol profesional. Intentaron mejorarlo a último momento pero fue tarde. El balón rebotaba para cualquier lado cuando hubo partido, es decir solo en el primer tiempo. Ya después se pareció más a un juego de polo acuático que a una final de fútbol.

Esta vez, los memes de jugadores-nadadores no dieron risa, sino que reflejaron una triste realidad. Es obvio que no hay análisis posible desde el punto de vista futbolístico para esta final. Nadie podrá decir que Tecla fue mejor o Audaz estaba para la remontada, sencillamente porque no hay argumentos que lo sostengan. Como aquel partido en la nieve entre Estados Unidos y Costa Rica condenó (y condena aún) al mejor árbitro de Concacaf, Joel Aguilar Chicas, este juego marcará a Francisco Quinteros por la decisión (inducida o no por dirigentes) de continuar el partido en semejante escenario.

Por si fuera poco, el debut de Abreu como entrenador en una final había despertado bastante interés en la prensa internacional. O sea, era un partido para lucirse ante los medios deportivos de América. Algo parecido al Alianza-Monterrey cuando jugaron por Concachampions en el estadio Cuscatlán. Aquella noche fue todo impecable y terminó ganando el fútbol nacional. Lo del martes fue todo lo contrario: un verdadero escándalo, peligroso para los jugadores y penoso para todos.